viernes, 30 de marzo de 2012

CALABAZAS

CALABAZAS DEL 29 de M

Por una larga y ancha calle yo vi como sobre la ola de una vultuosa masa ondeaba el pancartismo, muy revelador de un momento triste que se abate sobre el cuero de toro en la primavera del nuevo gobierno, muy austero en la inteligencia de sus decisiones.

Los políticos son mediocres
Los banqueros son corruptos
Los sindicatos son egoístas
La patronal es usurera
La prensa está cateada
La justicia ofrece calabazas a los necesitados.
No imperio de Santiago, manda carallo!, sin direitos, sin traballo 
Nin por cojones os bancos abren los cajones.

Ayer fue un día lleno de completa normalidad en el reino de las maravillas.  Todo ha funcionado, sin la menor preocupación de nuestra señora de Fátima, en la provincia de Coímbra. No habrá cualquier necesidad de promover nuevos milagros laborales. Las partes troncales del fundamentalismo capitalino permanecerán inmutables para ofrecer oportunidades a unas pocas decenas de banqueros, colectivo siempre amplio y llano en su vocación de mantener la boca abierta, siempre abierta en su misión de mejorar y enriquecerse en el contexto de las revolución laboral.

Por otro lado, no cabe atribuir éxito indiscutible a una paralización nacional sin otro cualquier beneficio que el maleficio de heridos habidos en reyertas callejeras. Vivimos serios momentos en el que se hace necesario una profunda reflexión y una más profunda inspiración antes de iniciar cualquier acción de consecuencias incontrolables.

Dicho lo dicho, cabe un sincero apelo a la gloriosa intercesión de nuestra señora de Fátima, para que se atenga a los compromisos de mantenerse fiel a la justica del orden y evitar tumultuarlo en procesos arteros  que se esparraman a los cuatro vientos y a muchos otros monzones transversales,  y que vienen para desvirtuar los principios de legalidad, y para fingir que será bueno para la nación ahogar la mitad de sus paisanos, y para permitir que unos poquitos lujuriosos sacien la sed bebiendo en el rio de la discordia y, después, muy hartos del jugo, expongan en sus balcones la pepónide calabaza para que la piel del fruto endurezca a medida que avanza la temporada.


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