jueves, 25 de agosto de 2011

MAR INTERNO

Non sei, non sei. Faime ilusión rascar o nabo tocado póla picota da alusión orquestrada hoxe dende a onten crônica do meu amigo Conde. Ilúdeme a disputa entre o tranvia e a miña galera remada c’o embruxo dos zuecos vikingos, sempre tan maravillosamente nacionalizados con cornos arrancados do couro que da forma e vida a nosa amada autonomia, armada co’as brilantes cores roxo-marelo do reino nacional.

Dime Alfredo que a miña galera no leva nen trae, simplemente se disloca no desatino da sua compostura. E faino maravillosamente bogando cós brazos de ferro, un sobre o trillo, outro, sobre a maroliña que se forma ao estampido dos truenos que tronan ao roncar dos fuzis chispeantes en toda ribeira sur do mare nostrum. Bogamos ao arbítrio da nosa signa para que a xente nos vexa dende riba o que nos vemos tripudiando acó embaixo, ao son do tiroliroliro.

Às veces nos enredadamos nas cordas da discórdia, cando outra cousa non sobra se non os espiños que bailan, nas zarzas do suco gástrico, ao ritmo alucinante do ácido clorídrico queimando as bordas do estómago. É um seguro que asegura a volta cando a ida non é boa. Rasgadas as vestiduras, é a pele a piel que mostra as reais virtudes do corpo que a nosa alma ampara.

Ainda mozo eu dislocabame no entorno da miña vila ao carón dos montes. Dumbria, Carnota, Fisterra, Muxía, Camariñas e Vimianzo eran os limites da fronteira natural, paisiño confederado da Costa da Morte, governado pólo gobernador que Madrid votaba na Cruña em tempos que Santa Marta tiña tren entrementes non tiña tranvia. 

E a ahí viñeran as chicas. E com elas o hipo que tosia na guela do meu amigo Agustin, cando, monitarodos por um soldado do seu pai, coñecemos en stricto sensu as delicias da sexualidade feminina que, por latu sensu, haberían dominar o resto de nosos dias. Fumos a - a  la Cruña. Esto es, entramos en autubús de la empresa Guillén y nos dirigimos hacia la Coruña por la carretera de finisterre. Por aqueles tempos era necesario pasar pola ruña de moitos lugares. A ruña maior era especial, clasificada no grado C entre as grandes capitalidades do imperio español. Logo, cando me perguntaban a donde eu iba, eu repondia en gallardo castellano: ”vou a la Cruña”. Eso sí, con letra mayúscula para que se me entendiese mejor.

Despois viñeran os avatares morfológicos da sintaxe orgástica a me ensinar que o verbo ir é transitivo. Ti non sales do lugar si ti non compras un billete con complemento regido por preposición,  aquela que, determinada por posición de saída, marca a partida para um presunto destino: Eu vou a la Cruña. Pura, absurda e desnecesaria redundancia do artigo la, pois Cruña com Cabo maiúsculo na entrada no era unha ruña calquera; non habia mais que unha no mundo; é decir “eu vou a Cruña” sonaba con la misma elegância de quien con oro de Orense, el lujo de Lugo o la destreza de los canteros de Pontepiedra afirmaban viajar a Madrid en pura pugna tragicômica para convivência de vontades por este meu mar interno.







domingo, 7 de agosto de 2011

CHIRIGOTA


Ayer, viernes,  leímos noticias en primera mano contándonos que por primera vez en la historia de los EEUU el credit rating fue rebajado en un A. Ahora son dos AA. La A que le retiraron fue substituida por un + Plus.

Ese másplus significa, para la agencia de rating crédito, que los americanos no rebajaron su condición de vida lo suficiente para estabilizar la deuda soberana. La casa blanca se opone a este rebajamiento porque, dice, contiene fallas profundas en los fundamentos.

Vale, unos y otros que piensen lo que quieran. A mí eso no me incomoda. Lo que me deja tenso es lo que puedan pensar los paisanos de la comunidad autonómica de Perceebes. ¿Que significa para nosotros un rebajamiento de la deuda soberana allá en el otro mundo, donde el tiempo es oro y la vida corre a una velocidad increíble? Sí, una velocidad tan ligeramente espantosa que la distancia entre el nacimiento y el natural fallecimiento ocurre en un intervalo del brillo fugaz, aquel que refleja un rayo de sol incidiendo en la superficie pulida de algunas gramas de oro.

Parece que fue ayer cuando America se mostraba al mundo como una noble y poderosa señora, dueña de la economía más solida de la Tierra. Para mí lo era hasta hace alguna pocas horas. Ahora, por la noción de una agencia de rating yo debo mudar los fundamentos que estructuran las bases de mi conocimiento económico. Como el tiempo es oro, dicen, yo deberé mudar mi actitud en pro, contra o ser indiferencia delante de ese conocimiento. Si el tiempo es oro, como reza el cliché de quien nos empurra hacia la labor que consume nuestra vida, haciendo que ese instante vital se transforme en polvo después de una veloz corrida atrás de algo que creemos saber lo que es, pero, cuando llegamos cerca, olvidamos lo que creíamos conocer de ese objetivo porque, ultrapasada la meta, constatamos que ya nada se puede hacer con el tiempo que dejamos atrás.

Del polvo vengo, al polvo vuelvo para empezar todo de nuevo. Pero como el tiempo no es oro y el alma nos es polvo, pues ella continua, aún cuando el cuerpo está cenizo, necesario se hace que yo continúe buscando mérito a los hechos de ese festival de cuchufletas que a diario nos muestran en ese maravilloso escenario de la costa, que mucha vida tiene pero la llaman muerta.

Por el empeño de un determinado juez, los tres Ases de específicas alcaldías fueron reducidos a encarcelamiento y posterior vida libre, con cargos. Por un sistema electoral, por lo que todo se explica pero absolutamente nada se aclara, el rating credit de los imputados bambolea en entredicho de tres Ases y un maldito D de diablo.

 Como todos sabemos (unos, poco, otros, nada) la escala global de ratings nos muestra un padrón de referencias para evaluar el riesgo que representa dejar la llave de nuestro concello en manos de un individuo, presuntamente seleccionado entre un contexto de honrados parroquianos, hombre o mujer de pulcra cultura, con conocimientos profundos en el  dificil arte de gestionar los pocos recursos, de los que podemos disponer en esta hermosa ribera.

La escala muestra dos compartimentos bien definidos. Uno acoge gestores de adecuada confianza. Conocemos que son capaces de saldar compromisos en determinadas situaciones. Aquí se sitúan aquellos que deben, no niegan y pagan siempre en el momento  justo. Son personas dignas de la confianza que en ellos depositaron los electores.

En el otro compartimento se sitúan aquellos que hacen del puesto que ocupan un instrumento de su política especulativa. Son también personas seleccionadas por el sistema electoral, pero su condición de grado especulativo ofrece a los electores una fuerte dosis de incerteza frente a su capacidad para honrar la jura hecha en acto público, por la que fueron legitimados en sus cargos.

Sabemos (unos, mucho, otros, más) que es imposible igualar dentro de un padrón genérico todas las variantes de comportamientos individuales; luego, por razones didácticas que permitan mejor aproximarnos a la especificidad individual, han dividido cada compartimento en subcompartimentos para que podamos mejor saborear los limites de cada especificidad personal.  Las células del primer compartimento, grado de investimento, son: AAA, AA, A; BBB, BB–. Las células del segundo compartimento, grado especulativo, son: BB+, BB, B; CCC, CC, C; D.

El Credit Rating de España, que era compuesto por tres ases, fue recientemente rebajado para dos, AA. Consecuentemente, el señor Zapatero, muy aguijonado por azagayas de los señores Rajoy y Feijoo, proclamó el adelanto de elecciones para noviembre del corriente año. América, celosa del rating español, no tardó en ver como su rating se igualaba al nuestro y mostrar capacidad muy fuerte para honrar compromisos financieros. La redundancia de extra fuerte no se justifica y puede ser abandonada sin cualquier prejuicio, pues sabemos, todos los débiles, que el fuerte es fuerte, siempre en cualquier estado.

En el caso que pone grasa en la punta de mi pena, para hacerla mejor deslizar por estas rectilíneas de torcido trazado, existe una acción de falencia impetrada desde una operación que imputa riesgo máximo en la calidad alcaldable de un gestor claramente especulativo, en grado C. Estaría en el grado D no fuera la ayuda providencial por omisión del grupo populista.

 Han aumentado el techo de un sueldo a tiempo parcial; es sueldo reclamado para ejercicio de actividad que no se encuadra en ninguna de las asignaturas que conforman las habilidades de un buen galeno. Dicen que sería peor si no fuese percibida la habilidad especulativa del señor regidor, que aceptaba 42 mil euros rebajados a la condición neta de los 53 mil brutos, ganancias mínimas pretendidas para  cada año de lo cuatro que ya suma por adelantado. Como en la casa Blanca, aquí también pueden decir que la clasificación C carece de fundamento, pero por la verdad que por por mi verdad os digo: ese pequeño lapsus que separa los 53 brutos de los 42 netos no ha sido ni falla del jefe que redactó el deseo ni falla de la secretaria que escribió el acuerdo, la justificación de equivoco estaba prevista si la oposición no se comportase como previa que se comportasen, esto es, posición de vulnerabilidad  extrema delante de los ataque de agentes de la chirigota financiera.

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viernes, 5 de agosto de 2011

VASALLO BASURA


Nuestros ahorros están en peligro. La crisis de deuda soberana de la eurounioneuropea está contaminando los mercados del mundo entero y no perdona ni a sus dioses financieros.

 Necesito organizar la protección de mi mismo antes que la protección de otros me haga absolutamente desnecesario. No puedo cometer cualquier equívoco en la estructura de mi defensa pero, para no dejar ningún flanco al enemigo, necesario será conocerlo y analizar todos los recursos de su fuerza. Sabiendo como el enemigo actúa en el campo de batalla me será más fácil, con la espalda protegida, salir a campo y dar batalla a todos que no han querido o no han sabido protegerse. Seguro que el retorno de mis ahorros se traducirá en el retorno de fabulosas ganancias.

Desde luego necesario me será aprender lo que está ocurriendo y entender el por qué así ocurre, a todo momento y en cualquier circunstancia del juego que se me figura una gran guerra, que ya registra en su haber una infinidad de escaramuzas puntuales.

Todo yudoca sabe como aprovechar la fuerza bruta de su oponente en beneficio del resultado que pretende alcanzar. De momento, veo a la distancia una enorme onda que, al tocar mi playa, se va transformado en una gigantesca ola. Es esbelta, de blanca espuma, remonta caballerosamente sobre el hombro de otras que antes habían lambido mis pies.

Después de un ligero y suave refresco, la onda anterior se retira para dejar espacio a otra que avanza contornando mi cuerpo. Este, en su cándida solidez, comienza a hundirse en el arenal por fuerza de su propio peso. La arena amarra mis pies y el cuerpo pierde equilibrio ante el embate de nueva hola. A esta altura ya no consigo discernir si soy yo quien se hunde o es el fluido mar de la masa monetaria quien se eleva. 

El campanario, siempre alerta para la defensa de lo que mi baúl le proporciona, estremece para sonar la alarma. Me pregunto, como preguntaba mi amigo Hemingway en la guerra de España, ¿por quien suenan las campanas? Me responde aquel silencio sepulcral de un escenario humeante, propio del entierro de cualquier esperanza.

La crisis, que va cabalgando a trote ligero, ya envuelve Irlanda, Grecia y Portugal, se aproxima de Italia y espuma su rabia por todos los lados de la Hispania ibérica. Ya se habla que no solo es el euro que la humedad pone en riesgo, la propia unidad de la alabada junción de la Europa del euro también está en peligro ante el eminente avanzo de la usura financiera.  Es usura que si mal empleada por este humilde gestor de miserias aldeanas podrá ser revertida en engaños jamás imaginados.

Tal  vez, a la altura de mis 71 años de vida, ya va siendo tarde para hacer entender a los 27 del euro que el plan de rescate  de mi deuda soberana es un esfuerzo que me alcanza hundido, sino hasta las narices sí hasta el cuello. Este pensamiento me sofoca y de mi aliento vuela veneno para perturbar la paciencia de los germanos por ver resurgir su otomano imperio a luz de todo riesgo: investimentos, fondos de pensión, bonos, hipotecas… viviendas, petróleo, oro, plata, equipamientos de alta tecnología para transformar empleados eficaces en eficientes vasallos de la basura financiera.  

jueves, 4 de agosto de 2011

LA BANDA


Guardo buenas memorias del nombre Rebollar. Fue por medio de la banda que mis padres se conocieron, casaron y tuvieron cinco hijos. Me acuerdo ver reunidos en la alameda todos los músicos de la banda para un final concierto regido por Manuel Rebollar. Mis pulmones de niño se llenaban de orgullo, pues el repique del tambor salía de las manos de mi padre y el concierto, serio, con todos los músicos concentrados en el extremo norte de la alameda, a la sombra de los árboles que también mi padre cuidaría con gran esmero, me parecía algo celestial. Creo que ese sentimiento era compartido por un pequeño grupo de oyentes, vecinos de la plaza y la calle de arriba que se posaban alrededor de la banda. Los niños de mi edad que habitábamos el centro de Cee éramos pocos y quedábamos cada vez menos en la medida que algunos tenían que seguir sus padres a camino de otros lugares, donde sobrevivir les fuera menos penoso.

Exceptuando el campanario del colegio, yo conocí por frecuencia asidua todas las alas y salas del Colegio de Cee. Estudie música y aprendí tocar bandurria con la señorita Ofelia. La sala era pequeña. Ocupando toda la pared oeste, había un armario forrado en rojo terciopelo en el que se recogía todos los instrumentos de la escuela: tres guitarras (una de siete cuerdas), violines, contrabajo, clarinetes, bandurrias y laud. En la pared sur había un piano que era el preferencial de la señorita Ofelia. Otros dos pianos ocupaban la pared norte y leste. Algunos pocos bancos eran destinados para estudio de solfeo. Me acuerdo que uno de mis compañeros se llamaba Héctor Oreiro Cordo.

Quiero explicar que esta sala de música no comportaba 33 componentes de la banda de Rebollar. El espacio mayor era la escuela de niños donde yo aprendí a hacer mis primeras cuentas de matemáticas con los maestros Javier Racedo y el carrancudo Cojo. En esa sala, utilizada también como teatro, si cabría la banda, pero jamás tuve noticia de que allí ella hubiera ensayado, y a mí parece poco probable que lo hubiera hecho, debido al celo de los albaceas. Mi padre tenía una foto tirada con toda la banda en el patio sur del colegio, en la escalinata del portón de la sala de ejercicios físicos. Creo que fue esa foto la que te ha inducido a escribir que la banda ensayaba en el colegio Fernando Blanco. Todos los instrumentos de la banda yo los vi varias veces colados en las paredes de una casa en el camino que llevaba al antiguo Muelle Viejo, en el barrio del Sacramento. Pienso que era allí donde ensayaba la banda. Esa casa existe aun hoy, estaba bien conservada la última vez que la visité hace diez años, pero sin ningún rastro de los instrumentos. La guitarra de la foto pertenecía al acervo musical Fernando Blanco. Estaba en el Frente de Juventudes cuando yo y mis amigos la pedimos emprestada para tirar esta fotografía. La reconocí 45 años después, con clavijero nuevo, participando en el coro de los mayores de Cee.

Gracias Concha Blanco, por estimular recuerdos gratos. Gracias por tu gran esfuerzo de recopilar memorias de nuestro pasado y hacer de ellas un registro histórico para el presente que corre y el futuro que se avecina.

miércoles, 3 de agosto de 2011

BORRA DEMOGRÁFICA


Corría el año de 1946, tal vez 1947. Me veo muy ilusionado aprendiendo el arte de dibujo, a lápiz carbón con técnicas de difumino, en el colegio Fernando Blanco, en la sala de cultura, pintura y dibujo. Allí todo era original, como había sido construido cincuenta años antes, con amplios ventanales, cortinas de liño,  lámparas pendientes del techo por un largo hilo, varias estatuas y muchas pinturas a oleo amontonados en una sala anexa.  Yo era  niño feliz de una pobre villa marinera, capaz de sentir como el mundo vibraba en mis muchas caminadas a orilla de la ribera o a camino de los montes, que yo ansiaba conocerlos  en toda su exuberancia.

En aquellos días, para mí el mundo se resumía a las personas que yo conocía andando por las calles de Cee, de aquella, estructurada básicamente por dos ruas, la de arriba y la de abajo. Dos días a la semana yo veía como brotaban personas extrañas en la plaza del mercado. Algunas chillaban queriendo imponer por el tono de su voz alguna mercancía que decían valer mucho menos de lo que costaba. Por mi memoria, la sensación de toda aquella algarabía me trae recuerdos felices.

Volviendo al escenario de la sala de dibujo, fue allí donde oí, por primera vez, que el mundo era redondo, levemente achatado en los polos y que yo hacia parte de un reino animal administrado por poco más de dos mil millones de humanos brutos, todos  salvados de la hecatombe habida por la segunda guerra mundial pocos meses antes. En lo que va de relativa paz bélica en esta nación global, el crecimiento del animal humano fue impresionante. En el año de 1999, un poco antes de curvarse a la entrada del segundo milenio de la era cristiana, la población mundial alcazaba el impresionante número de seis mil millones de personas de todos los géneros. Pasó una década y la contabilidad fiscal global registraba la bituminosa cantidad de siete mil millones de almas, todas con sentimiento de dioses poderosos y señores en el dominio tierra, aire y mar.

El iluminismo terrestre sorprendió, allá por el mil y ochocientos, un billón de pacatos terráqueos sometidos a los mismos rigores de la era de la piedra. Había algunas pocas excepciones que acabaron pagando su condición excepcional en los cepos de las tullirías de París. Delante de lo que acontecía en Francia y lo que el británico previa que ocurriría en América, Malthus escribía en las indias su famoso ensayo sobre el principio de la población. Observaba que la población humana dobla a cada 25 años. Creo que era una observación intuitiva, un poco aumentada considerando su propia experiencia como padre de una numerosa familia pero muy bien ilustrada por la necesidad de proveer sustento a una prole, cuyas necesidades crecían en progresión geométrica y la posibilidad de sostener este crecimiento estaba limitada a una progresión aritmética.

Es fácil verificar que algunas profecías de Malthus se están cumpliendo. Somos siete mil millones de bocas que en el ciclo de un día necesitamos consumir más de 14 millones de toneladas de alimentos, que deberán ser retirados de una cosecha  anual de más de cinco mil millones de toneladas, todas  arrancadas de áreas que ya van mostrando un anestésico descuido y un endémico cansancio.

Por las previsiones para el año 2050, antes que los nacidos en este milenio tengan edad de jubilarse, desde la cumbre de mis 160 años tendré oportunidad de ver como esta generación se las arregla para retirar de la costra seca el pan y agua necesario al sustento de 12 mil millones de personas. Mi temor es que allá en el otro mundo en vez de gloria yo encuentre infierno  y una borra en la memoria me acuse a mí.

martes, 2 de agosto de 2011

LO DIJO LA LUNA


Las noticias que salen de los voceros de los pupilos progresistas o sirven para hacernos morir de llanto o para matarnos de la risa que esas noticia provocan al impactar nuestros ojos y oídos. Campaña electoral limpia y sin insultos es lo que deseamos todos los electores de derecho, mismo aquellos que por afronta al derecho constitucional somos impedidos de votar.

 Por las palabras de Pons los egipcios nos hacen recordar que queda mucho para que nuestra democracia sea una democracia de calidad, nos hacen ver que somos ciudadanos hartos al cien por ciento de tanto paro, de la crisis de valores, de la crisis social, de la armadilla de la crisis económica tan al gusto de la oposición. Nos hacen recordar que cuando el pueblo quiere el pueblo puede. Pero también puede saber,  si el pueblo quiere, lo dificil que es alcanzar una democracia culta y con calidad. En España, con toda prudencia de siete lustros, no hemos alcanzado ese nivel de satisfacción democrática.

 Zapatero ha adelantado las elecciones para que dos candidatos supuestamente fuertes hagan sus propuestas de cómo van resolver los tres problemas fundamentales, apuntados desde el FMI como desafíos de la economía global: deuda soberana, crecimiento e inestabilidad social.

Para que la deuda soberana sea sustentable el crecimiento necesita también ser fuerte pero de manera sustentable; para que crecimiento sea sustentable necesario será recuperar la química de los acuerdos de la Moncloa, y esto no se consigue en el seno de un pueblo despedazado por el desempleo, concomitante con elevación del coste de vida, elevación de las hipotecas y desahucio desalmado en nombre de la legalidad.

Para un determinado candidato a la gestión de todos los españoles desde la Moncloa existen seis aéreas que condensan y explican muy bien sus objetivos de gobierno: 1. empleo, competitividad de la economía y apoyo a los emprendedores, estableciendo las bases de una recuperación económica vigorosa capaz de restablecer la confianza de todos los españoles para hacer de España el mejor lugar para invertir y criar empleo; 2 . educación de calidad para todos (y todas, se subentiende) haciendo recuperar el aprendizaje basado en el trabajo, el esfuerzo y el mérito; 3. reforma y modernización del sector público bajo los principios de austeridad, transparencia y eficiencia; 4. regeneración política con fortalecimiento institucional, respecto a la ley y a la seguridad jurídica; 5 . protección social para que ningún español quede excluido ni al margen de las oportunidades sociales; 6. recuperación  del prestigio de España en el Mundo para mantenernos colgados en la nueva sociedad global.

Como parte de un discurso en el que se pretende convencer y persuadir a los electores no está mal. Pero son proposiciones de carácter ingenuo, muy al gusto de la síntesis del que queriendo decir todo nada dice para que no lo pillen  por lo dicho en un día de luna.

lunes, 1 de agosto de 2011

ASTRO SOL

Por estas bandas mi suegra me advertía que agosto es mes de “cachorro louco”. Por otras bandas, el Banco de España advierte que el registro en cuentas corrientes durante lo que va de año registra un déficit de 24 mil millones (24 billones en la traducción inglesa) Respecto al mismo periodo del año  este colosal déficit representa algo entorno del 7 % menos que lo verificado en igual periodo del año pasado. Buena noticia si no fuera por la enorme temperatura que deja muy volátil el estado financiero de la nación.

Agosto y vendimia no es cada día, y sí cada año, unos con provecho y otros con daño. Algunos aprovechan para declinar a lo pies de una tortuga la lentitud de las demandas presentadas en la sombra de la actual crisis económica. El deudor tiene como contrapartida el acreedor. Cuando la barca se afonda, abunda suficiente agua para mojar a los dos. No es justo que, si las circunstancias del tiempo inunda y destruye una cosecha plantada en la ilusión de una sociedad también justa con participación voluntaria del capital y trabajo, pague apenas uno de los contratantes y el otro se beneficie de la mano de los tribunales arrancando al boleo, por el poder de su orden y otras fuerzas sociales, lo que un socio laboral no dispone en virtud de una desgracia precaria. ¿El demandante de una deuda reclama de algún robo que el demandado practicó a espaldas de la inocencia de un contracto pactado en la intención de ambos tirar provecho? ¿No? Entonces ¿por que saturar la justicia de los justos con este tipo de demanda?

Ambos, deudor de cualquier especie y acreedor de cualquier virtud, han corrido el riesgo deliberado de ganar dinero sacándola de ideas que ambos aportaron para ejecución del negocio. Y aquí no cabe, Señorías,  retirar dolo ni culpa de quien empresta dinero, pues en la mayor parte de los negocios (todo préstamos es un negocio para el acreedor que se inspira en el principio de usura) el deudor es atraído por técnicas sublimares de una propaganda maliciosa, ingenua cuando de ella ambos tiran provecho, perniciosa siempre que a uno, cualquier de los dos, destruya la esperanza de mejorar de vida, aunque la vida para algunos la vida les asegure todo el apoyo de las fuerzas populares.

Los tribunales de justicia no han sido ideados como palacios donde se mercan sentencias al mejor postor para lucro de intermediarios. La justicia distributiva carece de herramientas adecuadas para aplicación de correcta justicia. Infelizmente, se han rodeado de intereses sostenidos por el interés de quien desea siempre ganar, al costo de quien ellos determinan que deben perder. Perdiendo recurren a la venganza por sentencia de lo improbable. De esta forma es imposible mantener una sociedad igualitaria, con crecimiento ordenado, justicia participativa y restaurativa de la paz que el verdadero mal haya dañado y en la proporción que el mal produjo, sin otra intención que la de unir las partes en su esfuerzo productivo de delinear nuevos desafíos en dirección a la meta de algún objetivo, siempre dentro de la misión que tenemos de vivir útiles en un espacio que, con mucha dificultad, mal consigue realizar una centena de vueltas alrededor del astro sol.