El Rey ha dado el primer paso. Cabe a nosotros,
los españoles, y en especial a nosotros, los gallegos del mundo, ofrecer el correspondiente
respaldo a esta histórica iniciativa y, así, eliminar el mal sentimiento que en
la euforia del bienestar hizo que el rancio de una falsa riqueza transformase
nuestra virtuosa humildad en arrogante y hostil vanidad.
Un brindes entre hermanos para el bienestar de
toda la familia.
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