viernes, 24 de abril de 2015

POR UNA CABEZA

Dispara el tiro para LA CORRIDA hacia el concello de Cee. Son SIETE los bandos que disputan tan concorrida reyerta del régimen partitocrático. Por si las moscas, no hará mal frotar unas cabezas de ajo y ponerlas en el bolsillo, pues solo así estaremos protegidos contra malas sombras y visitas del diablo. Para espantar el mal agüero, quemar hoja de incienso o tomar baño con sal gruesa puede resolver el problema. En fin, tenemos remedio para todo, aunque para algunas cosas poco remedio hay.

Siete es el número cabalístico de bandos en Cee con representación reconocida por el sistema electoral español, cuya ley 5/1985, en su título III, regula las disposiciones especiales para las elecciones en nuestra querida Cee villa.
Un sistema electoral, en que a uno se le antoje denominar democrático, presupone la existencia, en su núcleo de capacitación formal, de libre expresión del sentimiento humano, manifestada en todas sus posibles formas de comunicación, desde un sonoro y grave rugido animal hasta el dulce, vibrante y agudo sonido de las cuerdas de un bien templado violín.

Cien es el menor número de firmas de electores inscritos en el censo electoral del municipio para poder componer agrupación y estar habilitada para la corrida del 24 mayo. No son muchas firmas. Todas las parroquias del entorno villano poseen número suficiente para componer agrupación y concurrir al ejercicio del poder supremo sin necesidad de recurrir a partidos alienígenas, cuyo objetivo no es otro que el quitarnos del bolsillo algunas perras chicas, que tiramos del mar, del campo y del sufrido trabajo por cuenta propia o ajena.

En cada lista monolíticamente cerrada se esconden trece candidatos a concejal en el concello de nuestra patria villana. Multiplicando siete por trece, ya me diréis cuantos caciques están dispuestos a gobernar tantos pocos indígenas. A cada uno le toca, en términos redondos, 14 % de posibilidades. Nada mal, pero… Considerando la matraca seleccionadora de D’Hont, cada uno de los primeros de la lista arcará, también en números gordos, con 34 % de los beneficios de ser elegido. Siguiendo tan natural raciocinio, después del segundo listiño no habrá posibilidad alguna para los 78 restantes candidatos a ejercer su vocación al  sacerdocio político. A esa grande mayoría democrática de 78 entre 91 ( 86 % ) le es negada el mismo beneficio que se otorga al cabeza del culebrón. Podemos afirmar que en tales circunstancias a todos le es ofrecido la misma oportunidad que la constitución prevé? Hombre, yo pienso que si nada pienso o es porque no soy listo o es porque yo soy tonto. Siendo tonto iría en las listas con una vela en las manos y una venda en los ojos; siendo listo, yo saldría de esa lista para que el cabezón no me considere tonto. Oh, triste dilema! Y todo por una cabeza!

jueves, 9 de abril de 2015

MADURO

Los cuentos margen por todas las carreteras a espera que un par de ojos se fijen en él y, por el embalo de un vehículo veloz, alcancen algún sentido en la voracidad del amigo lector. Muchos son libros de manualidad vacilante, perfectos para los urbanitas en boga por los tiempos presentes, tan ausentes de tiempo aunque el tiempo sea lo único que nos ofrecen por la austeridad del momento. Los viejos educados leímos y leemos el buen lenguaje de Jaimito, entre otros aquel en que Jaimito fue escogido para argumentar el hecho de una pelota haber ido parar en el balcón de una noble señora.
“Mire usted, mis compañeros y yo estábamos practicando el noble deporte del balón pie cuando, en lance fortuito, el esférico describió parábola tan mal afortunada que tuvo por destino el perímetro de su balcón… “
Admirada por el bien hablar, la noble señora reunió el pueblo y, delante de todos, solicito a Jaimito que repitiese su excelente argumento.
“Yo venía a coger la puta  pelota de los cojones, pero  esa maldita vieja … (Censurado)”
MADURO
“Santo que vê muita esmola na sua sacola desconfia e não faz milagres, não. Gosto de Maria Rosa e quem me da prosa é Rosa Maria . Vejam só que confusão.”  Así cantaba el compositor Ataulfo Alves  y en su prosa de carismático estribillo reafirmaba:  “Laranja madura na beira da estrada tá bichada Zé, ou tem maribondo no pé.”
Nuestro espasmo ya no debe ser atribuido al estoico carpevetónico en momentos de reto a ultranza. Estamos en furiosa caída y la gran corrida de los tiempos modernos encoleriza los pies y manos. Amarrados como estamos, nobles en los hechos y marranos en los deshechos, seguimos hacia el reto del abismo. Nos desplomamos, no sabemos  donde y cuando, pero sabemos cómo lo haremos: será de repente, con un instante separando el antes y el después, un ligero viento seguido de un estático movimiento.
No me ofende la libertad sartriana ni me condena el haber admirado el perfil de piernas bien torneadas.  Quizá ya voy maduro y la alegría que a mí afana puede ser causa de sabor amargo.     

miércoles, 8 de abril de 2015

BIOMANIA

Confieso mi ansiedad delante de la expectativa que antecede el descubrimiento de alguna cosa. Saber de la utilidad de un peine no era cosa novedosa en mi fuero personal, recuerdo esa utilidad desde los tiempos que mi madre utilizaba el peine para revelar la presencia de algún piojo infiltrado en la cabellera selva, que entonces dominaba la parte alta de mi joven cuerpo. La ansiedad deriva de la posibilidad de poder abstraer valor de esa vieja herramienta, darle precio y, con técnicas de marketing , estimular su procura partiendo del conocimiento habido por la ley de Say. Toda oferta tiene su correspondiente efecto corrosivo por el valor que representa el dogma de la unión de un partido compuesto por piojos firmemente unidos. El peine tendría el don de dejar transparente ese partido tan unido. Descubierto el insecto más gordo, la etapa siguiente, de todos conocido, es untar la llama digital, copiar el phtirátero y, después de colarla a la uña de un dedo zumbón, dejar que otro cuerpo ungueal  practique,  con leve presión de la queratina que endurece células muertas, el ártabro rock and roll.
Viviendo a la sombra de dos altos montes en la Costa da Morte, no era de recibo leer cualquier manual distinto del catecismo. Las reglas de caballería eran articuladas por el sabor de nuestras consciencias en consonancia con el aquí y aurora momento.  Tenía usted once años cuando,  a la altura de mis quince, una señorita madrileña, estudiante de ballet,  me solicitó el favor de conducirla al monte del son. La guié por la trilla que trazaba el torrente que se desliaba sobre la pendiente en su corrida hacia el mar. A medio camino, el patear sobre la trilla provocaba el rolar de gruesas piedras. Vencer la gravedad del momento exigía prudencia. No tuve la menor duda, puse  la señorita a caminar un paso delante de mí. Como un ángel ella deslizaba sobre las piedras menores. Para subir al altar de piedras ancladas a la tierra yo la suspendía por el talle. Alcanzamos  la piedra de la Paz.

jueves, 2 de abril de 2015

JOGO DA FALA

Eu pecador também confesso vasto entretenimento nas artes de aprisionar as minhas rotineiras impressões nas redes informáticas e também de fazer parte na arte de compor os espetos que espetam troços de saborosos nacos da indústria churrasqueira à beira das estradas. Folgo nas praticas de copia-cola e, aparentemente protegido à sombra do guarda-chuva, atiço saraivada de generosas criticas ao alvedrio do meu particular sentimento. É o que há, e do que há não falta nada.

Ignoro os dejetos da ilustre professora, logo vivo baleiro  da sua farta pedagogia, o que impede promover financiamento de tão ilustre cultura nos montes de Pindoschan. O que não impede, de jeito algum, ipsis litteris rato, atitudes comportamentais orientadas para a crítica inepta e o pleno respeito ao nexo que advêm das relações internecias. Entendo que todos que usam e abusam  da fala pelos mais variados instrumentos estamos submetidos aos dardos da críptica dourada ou dorida. O principio a reger tal entendimento é o da reciprocidade de sentimentos.

ALABADO SEA EL SEÑOR

En condición de temperatura y presión estable, me permito hilar algunos pensamientos sobre el estado del sentimiento melancólico que irradia la españolidad, hoy en estado de ebullición y transbordante, con pérdida irremediable de su nata social.

Somos una generación que se extingue por su propia naturaleza. En tesis, tal extinción no tiene importancia. Somos, los mayores de 65 años, minoría política interpuesta en una mayoría de  menores de 65.  De esa mayoría fuimos participantes durante seis décadas y un lustro. Hicimos lo que hicimos y ahora nos enoja conocer lo que hemos hecho. De lo alto de ese plató de los 65 se puede ver las debilidades y fortalezas de los diferentes niveles que nos anteceden en altura. Es una visión ligeramente turbada, pues a esta altura las cataratas muestras sus vapores, las rodillas se hacen rebeldes y la proximidad a la cumbre nos hace pensar lo que será mejor: el sillón a la izquierda o el que está a la derecha. Ni pensar en el sillón del centro, pues conocemos que está ocupado desde la eternidad y para la eternidad. Si la fe ya no ilumina nuestros pasos por este mundo lagrimoso, porque tener fe cuesta un rabo en diezmos y primicias, ¿qué podemos esperar de la vida austera de los mayores de edad? En el extremo del ciclo del loro poca esperanza nos queda. A cada año que pasa, el peso en carne y huesos muestra su tendencia a mostrarnos que vamos por el camino de la edad de plomo. Sabemos que vendrán ángeles para asegurarnos que el año que viene  nuestro peso será menor; con su ayuda y por lo que nos impongan estos ángeles, en tesis con penas bien menores que las nuestras, el peso será aliviado en vida hasta que no sobre una gota de agua y el polvo sobrante regrese al suelo. En este momento alcanzaremos la paz. Sin revolución, guadañas, cañones y balas, no necesitaremos patrones que nos salven de sus cabronadas; no habrá juegos partidarios, no habrá político mal intencionado,  ni gramática para alabarlos.

!AY, QUE TIEMPOS!

Hay asuntos que se imponen sobre otros; hoy el hecho imponible es el Impuesto, así con I imperial, mayúsculo como corresponde a todo hecho que sabe imponerse. En este ejercicio literario pretendemos calificar  las modalidades en las que podemos encuadrar el ilustre señor Impuesto, don por su particular naturaleza.

Atraco es asalto para robar, y asalto es un hecho repentino y violento que se hace con la intención de robar o de apoderarse de algo. No creo que se pueda atribuir al señor Impuesto el condón de ladrón, no en la primera fase de su evolución impositiva.

Hurto es un delito que consiste en tomar bienes ajenos  sin empleo de violencia o intimidación. En su fase juvenil, el señor Impuesto no es adepto a hechos violentos pero le gusta practicar bravatas con discursos intimidatorios.

En derecho, robo exige ánimo del ladrón para beneficiarse de la cosa robada con uso de la intimidación. Intimidación es instigación al miedo inspirado por un hecho imponible: ¡la bolsa o tu vida!

En nuestro estado de transfusión liquidataria, armoniosamente “confuso, profuso difuso y delicuescente” vivimos momentos de franco iluminismo, semejante a aquellos tiempos en que se pagaba tributo  en función del tamaño de puertas y ventanas. Eran tiempos en el que el sol no entraba en la cabeza de los ilustres dones, y el ombligo era el centro sobre el que giraba todos los bienes del mundo. El estado soy yo y todos vivís por la gracia del gratis estado.

Se hace necesario penalizar el el rey sol por su tenaz resistencia a la idea de que el ombligo es el centro del mundo, gestionado por las lumbreras de la unión por el desempleo, a favor de la miseria, frio y hambre, que la austeridad, monolítica  en inteligencia creativa,   provoca en el alma humana. El castigo se hará por la ofensa que hace a la gente que quiera hacer uso de su fuerza por la alegría que un modesto villano tendrá por salir de la recesión y con su inteligencia expansiva producir calor y brillo en los hogares de España. ! Ay, qué tiempos!