Dispara el tiro para LA CORRIDA hacia el
concello de Cee. Son SIETE los bandos que disputan tan concorrida reyerta del
régimen partitocrático. Por si las moscas, no hará mal frotar unas cabezas de
ajo y ponerlas en el bolsillo, pues solo así estaremos protegidos contra malas
sombras y visitas del diablo. Para espantar el mal agüero, quemar hoja de
incienso o tomar baño con sal gruesa puede resolver el problema. En fin,
tenemos remedio para todo, aunque para algunas cosas poco remedio hay.
Siete es el número cabalístico de bandos
en Cee con representación reconocida por el sistema electoral español, cuya ley
5/1985, en su título III, regula las disposiciones especiales para las
elecciones en nuestra querida Cee villa.
Un sistema electoral, en que a uno se le
antoje denominar democrático, presupone la existencia, en su núcleo de
capacitación formal, de libre expresión del sentimiento humano, manifestada en
todas sus posibles formas de comunicación, desde un sonoro y grave rugido animal
hasta el dulce, vibrante y agudo sonido de las cuerdas de un bien templado violín.
Cien es el menor número de firmas de
electores inscritos en el censo electoral del municipio para poder componer
agrupación y estar habilitada para la corrida del 24 mayo. No son muchas
firmas. Todas las parroquias del entorno villano poseen número suficiente para
componer agrupación y concurrir al ejercicio del poder supremo sin necesidad de
recurrir a partidos alienígenas, cuyo objetivo no es otro que el quitarnos del bolsillo
algunas perras chicas, que tiramos del mar, del campo y del sufrido trabajo por
cuenta propia o ajena.
En cada lista monolíticamente cerrada se
esconden trece candidatos a concejal en el concello de nuestra patria villana.
Multiplicando siete por trece, ya me diréis cuantos caciques están dispuestos a
gobernar tantos pocos indígenas. A cada uno le toca, en términos redondos, 14 %
de posibilidades. Nada mal, pero… Considerando la matraca seleccionadora de
D’Hont, cada uno de los primeros de la lista arcará, también en números gordos,
con 34 % de los beneficios de ser elegido. Siguiendo tan natural raciocinio,
después del segundo listiño no habrá posibilidad alguna para los 78 restantes
candidatos a ejercer su vocación al
sacerdocio político. A esa grande mayoría democrática de 78 entre 91 (
86 % ) le es negada el mismo beneficio que se otorga al cabeza del culebrón.
Podemos afirmar que en tales circunstancias a todos le es ofrecido la misma
oportunidad que la constitución prevé? Hombre, yo pienso que si nada pienso o
es porque no soy listo o es porque yo soy tonto. Siendo tonto iría en las
listas con una vela en las manos y una venda en los ojos; siendo listo, yo saldría
de esa lista para que el cabezón no me considere tonto. Oh, triste dilema! Y
todo por una cabeza!