viernes, 3 de julio de 2015

COMO HE RESPONDIDO YO


En la clase de gramática medoña, que hoy me toca regentar, deseo hablar de fonografía estética, rebozada por pelos que debemos poner sobre la cabeza de algunas vocales, todas ellas exigente de extrema obediencia a los cánones de un excelente  huerto, bien planchado con coles gráficas de un colérico nebrija.

Como técnica capaz de reproducir vibraciones sonoras, la fonografía se encarga de plasmar, en buen sentido, la idea que transporta una palabra. Para no ser prolijo y para evitar que alguien, en mal intencionada ponencia, me tire del medio para ponerme en medio de un altar, posicionado en la cumbre de un montículo de lixo regido por Sogama, me voy concentrar en el ritmo que marque la batuta de dos palabras, medianas en la jerga castellana, Estas dos palabras son: “Como me gustas”. No, perdón, esas son las tres palabras de mis angustias. Las dos palabras de quien ellas quieren hablar son: como más.

“Como” puede ser lo que es. Lo que es, por esencia de algo explicado en un libro de religión, es Dios. Y dios es el verbo en forma de hombre y, también, en forma de costilla arrancada de su pecho bajo el aullido en una clara noche de luna nueva. Sobre su génesis, busco el pelo que quiero poner sobre la o. ¿Cómo? ¿No existe, en todo que yo como, un pelo sobre el huevo de la segunda o? ¿Me queréis negar el sentido que a mis  orejas  ofrece la palabra “comó”? Mas, “quemó” vosotros la identificáis como tercera persona del verbo que todo transforma en cenizas.

Muy bien, señores, si “comó” no existe y como es una palabra paroxítona, en su gravedad ortográfica el acento se ubica en la penúltima silaba. Luego, es menester obedecer a la regla que nos impide acentuarla gráficamente en todos los casos en que la palabra paroxítona no sea finalizada con “n” o “s”.
Pero ahora nos llegan las voces de la correcta ortografía para echar retos sobre la fonografía y poner guindas al pavo e impedir que yo los ponga en la pava.
Como el heno y su sabor me sabe a mierda. ¿Cómo? ¿Cómo la caca puede saber como el heno? Eso bien lo explica Refoxo, y yo os remito a él.

La otra palabra del unísono canto gregoriano es el oxítono más. Mas es una palabra muy mona, monosílaba por excelencia. En calidad de adverbio cuantitativo representa mucho, mas, en su acepción adversa, se descojana en la conjunción y pierde el pinto que la pintaba más grande. La ortografía en sus dictámenes ortográficos determina acento gráfico para diferenciar monosílabos de igual forma, mas de sentido diverso. Ahora, me digan los terroristas del idioma ¿cómo se acentúa fonéticamente mas para distinguirla de su homónimo mas, mas, con sinónimos diferentes? Definitivamente, mas es un nombre complicado, muy agitador en la expresión catalana y muy conclusiva cuando se escribe con erre dobrado y ese a la gallega: Marx.

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