viernes, 6 de noviembre de 2015

TRAVIESA ESPINA

A cierta altura de la vida (cuando la vista se hace turbia, el corazón fatiga y el pulmón se mete a toser) la memoria pone traviesas  a los enlaces del tiempo presente. Se me ocurre pensar, porque pensar a alguien se le ha ocurrido que es bueno, que de lo escrito siempre se puede inferir alguna cosa, aunque la cosa fiera al inmoderado pensante, quien, por acción moderada en los contornos de la masa encefálica, poco más puede producir  que no sea inoportuno e inmoderado dolor de cabeza.

A mí no agobia las trasbocadas actitudes de héroes de la historia. No obstante,  confieso haber mis sentidos amargados la primera y única vez que vi el proceso macabro en torno de un crimen horrendo que se cometia contra un lechón, que yo había visto comprar y que creciera a la categoría de cerdo bajo los cuidados de las berzas que yo cogía en la hortiña que eu quería tanto. Vi, con los ojos que los gusanos habrán de comer, como el afilado acero marchaba en paso moderado hacia el corazón. 

Ya desangrado, vi como retorcían sus pelos bajo el fuego crujiente del holocausto. Vi como partían el cuerpo en dos y agradecían a Dios que era muy sano. Vi como inmolaban sus partes espolvoreándolas con sal. Vi como las ordenaban pacientemente en un tonel de vino divino del Ribero.

Pasaron los días y el sentido de la vista perdía los amargos recuerdos para dar entrada a los sentidos del gusto, que mucho hiere cuando el hambre aprieta los intestinos en recias marciales.

 Ayer y hoy, temporizamos el tema de la violencia y sexo, por poco o por exceso. Un tema realmente árido y espinoso a los tertulianos de la segunda niñez. Aunque digamos que fue cosa de ayer, pasaron muchos años y la memoria de un pretérito pluscuamperfecto se atraviesa en el camino del futuro condicionado. Triste dilema para el presente que cambia y nos hace  ver que aquello que sería mañana lo fue ayer. Un nudo en la garganta clama por ver lo que puede pasar, pero también jera angustia por sentir el vomito que adviene de nuestros pecados.


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