Bueno, don
Alfredo, que un escritor se equivoque en la articulación que identifica el
primer productor nacional de esperpentos, no pasa nada, pero si revela mucho el
caracter de quien, habiendo visto el error cometido, se preseta al hemiciclo
para dar conocimiento de la fe de erratas a sus pares tertulianos.
El tema
de el o de los Valle Inclan me ha hecho pensar, y es eso a lo que hoy voy, en
un cuento de un caso penal que circula por ceevilladelmarblogespot, con luces
que pueden ser atribuidas a un bohemio focado por la ribalta del palco
judicial.
Un
juez, muy amigo del por él setenciado, toma conocimiento da farsa que se ha
montado para dar escarmiento a los aires que denunciaban el fraude de un médico
especializado en implantes bucales, ademas de pastor evangélico, pues de ovejas
le era poco, se mantiene omiso bajo los rigores de su toga y permite que el
fallo sea conducido por el sistema, que lo apoya corporatvamente, hasta llegar
al Supremo tribunal de justicia para anular la pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario