Ayer, viernes, leímos noticias en primera mano contándonos que por primera vez en la historia de los EEUU el credit rating fue rebajado en un A. Ahora son dos AA. La A que le retiraron fue substituida por un + Plus.
Ese másplus significa, para la agencia de rating crédito, que los americanos no rebajaron su condición de vida lo suficiente para estabilizar la deuda soberana. La casa blanca se opone a este rebajamiento porque, dice, contiene fallas profundas en los fundamentos.
Vale, unos y otros que piensen lo que quieran. A mí eso no me incomoda. Lo que me deja tenso es lo que puedan pensar los paisanos de la comunidad autonómica de Perceebes. ¿Que significa para nosotros un rebajamiento de la deuda soberana allá en el otro mundo, donde el tiempo es oro y la vida corre a una velocidad increíble? Sí, una velocidad tan ligeramente espantosa que la distancia entre el nacimiento y el natural fallecimiento ocurre en un intervalo del brillo fugaz, aquel que refleja un rayo de sol incidiendo en la superficie pulida de algunas gramas de oro.
Parece que fue ayer cuando America se mostraba al mundo como una noble y poderosa señora, dueña de la economía más solida de la Tierra. Para mí lo era hasta hace alguna pocas horas. Ahora, por la noción de una agencia de rating yo debo mudar los fundamentos que estructuran las bases de mi conocimiento económico. Como el tiempo es oro, dicen, yo deberé mudar mi actitud en pro, contra o ser indiferencia delante de ese conocimiento. Si el tiempo es oro, como reza el cliché de quien nos empurra hacia la labor que consume nuestra vida, haciendo que ese instante vital se transforme en polvo después de una veloz corrida atrás de algo que creemos saber lo que es, pero, cuando llegamos cerca, olvidamos lo que creíamos conocer de ese objetivo porque, ultrapasada la meta, constatamos que ya nada se puede hacer con el tiempo que dejamos atrás.
Del polvo vengo, al polvo vuelvo para empezar todo de nuevo. Pero como el tiempo no es oro y el alma nos es polvo, pues ella continua, aún cuando el cuerpo está cenizo, necesario se hace que yo continúe buscando mérito a los hechos de ese festival de cuchufletas que a diario nos muestran en ese maravilloso escenario de la costa, que mucha vida tiene pero la llaman muerta.
Por el empeño de un determinado juez, los tres Ases de específicas alcaldías fueron reducidos a encarcelamiento y posterior vida libre, con cargos. Por un sistema electoral, por lo que todo se explica pero absolutamente nada se aclara, el rating credit de los imputados bambolea en entredicho de tres Ases y un maldito D de diablo.
La escala muestra dos compartimentos bien definidos. Uno acoge gestores de adecuada confianza. Conocemos que son capaces de saldar compromisos en determinadas situaciones. Aquí se sitúan aquellos que deben, no niegan y pagan siempre en el momento justo. Son personas dignas de la confianza que en ellos depositaron los electores.
En el otro compartimento se sitúan aquellos que hacen del puesto que ocupan un instrumento de su política especulativa. Son también personas seleccionadas por el sistema electoral, pero su condición de grado especulativo ofrece a los electores una fuerte dosis de incerteza frente a su capacidad para honrar la jura hecha en acto público, por la que fueron legitimados en sus cargos.
Sabemos (unos, mucho, otros, más) que es imposible igualar dentro de un padrón genérico todas las variantes de comportamientos individuales; luego, por razones didácticas que permitan mejor aproximarnos a la especificidad individual, han dividido cada compartimento en subcompartimentos para que podamos mejor saborear los limites de cada especificidad personal. Las células del primer compartimento, grado de investimento, son: AAA, AA, A; BBB, BB–. Las células del segundo compartimento, grado especulativo, son: BB+, BB, B; CCC, CC, C; D.
El Credit Rating de España, que era compuesto por tres ases, fue recientemente rebajado para dos, AA. Consecuentemente, el señor Zapatero, muy aguijonado por azagayas de los señores Rajoy y Feijoo, proclamó el adelanto de elecciones para noviembre del corriente año. América, celosa del rating español, no tardó en ver como su rating se igualaba al nuestro y mostrar capacidad muy fuerte para honrar compromisos financieros. La redundancia de extra fuerte no se justifica y puede ser abandonada sin cualquier prejuicio, pues sabemos, todos los débiles, que el fuerte es fuerte, siempre en cualquier estado.
En el caso que pone grasa en la punta de mi pena, para hacerla mejor deslizar por estas rectilíneas de torcido trazado, existe una acción de falencia impetrada desde una operación que imputa riesgo máximo en la calidad alcaldable de un gestor claramente especulativo, en grado C. Estaría en el grado D no fuera la ayuda providencial por omisión del grupo populista.
Han aumentado el techo de un sueldo a tiempo parcial; es sueldo reclamado para ejercicio de actividad que no se encuadra en ninguna de las asignaturas que conforman las habilidades de un buen galeno. Dicen que sería peor si no fuese percibida la habilidad especulativa del señor regidor, que aceptaba 42 mil euros rebajados a la condición neta de los 53 mil brutos, ganancias mínimas pretendidas para cada año de lo cuatro que ya suma por adelantado. Como en la casa Blanca, aquí también pueden decir que la clasificación C carece de fundamento, pero por la verdad que por por mi verdad os digo: ese pequeño lapsus que separa los 53 brutos de los 42 netos no ha sido ni falla del jefe que redactó el deseo ni falla de la secretaria que escribió el acuerdo, la justificación de equivoco estaba prevista si la oposición no se comportase como previa que se comportasen, esto es, posición de vulnerabilidad extrema delante de los ataque de agentes de la chirigota financiera.
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