Por estas bandas mi suegra me advertía que agosto es mes de “cachorro louco”. Por otras bandas, el Banco de España advierte que el registro en cuentas corrientes durante lo que va de año registra un déficit de 24 mil millones (24 billones en la traducción inglesa) Respecto al mismo periodo del año este colosal déficit representa algo entorno del 7 % menos que lo verificado en igual periodo del año pasado. Buena noticia si no fuera por la enorme temperatura que deja muy volátil el estado financiero de la nación.
Agosto y vendimia no es cada día, y sí cada año, unos con provecho y otros con daño. Algunos aprovechan para declinar a lo pies de una tortuga la lentitud de las demandas presentadas en la sombra de la actual crisis económica. El deudor tiene como contrapartida el acreedor. Cuando la barca se afonda, abunda suficiente agua para mojar a los dos. No es justo que, si las circunstancias del tiempo inunda y destruye una cosecha plantada en la ilusión de una sociedad también justa con participación voluntaria del capital y trabajo, pague apenas uno de los contratantes y el otro se beneficie de la mano de los tribunales arrancando al boleo, por el poder de su orden y otras fuerzas sociales, lo que un socio laboral no dispone en virtud de una desgracia precaria. ¿El demandante de una deuda reclama de algún robo que el demandado practicó a espaldas de la inocencia de un contracto pactado en la intención de ambos tirar provecho? ¿No? Entonces ¿por que saturar la justicia de los justos con este tipo de demanda?
Ambos, deudor de cualquier especie y acreedor de cualquier virtud, han corrido el riesgo deliberado de ganar dinero sacándola de ideas que ambos aportaron para ejecución del negocio. Y aquí no cabe, Señorías, retirar dolo ni culpa de quien empresta dinero, pues en la mayor parte de los negocios (todo préstamos es un negocio para el acreedor que se inspira en el principio de usura) el deudor es atraído por técnicas sublimares de una propaganda maliciosa, ingenua cuando de ella ambos tiran provecho, perniciosa siempre que a uno, cualquier de los dos, destruya la esperanza de mejorar de vida, aunque la vida para algunos la vida les asegure todo el apoyo de las fuerzas populares.
Los tribunales de justicia no han sido ideados como palacios donde se mercan sentencias al mejor postor para lucro de intermediarios. La justicia distributiva carece de herramientas adecuadas para aplicación de correcta justicia. Infelizmente, se han rodeado de intereses sostenidos por el interés de quien desea siempre ganar, al costo de quien ellos determinan que deben perder. Perdiendo recurren a la venganza por sentencia de lo improbable. De esta forma es imposible mantener una sociedad igualitaria, con crecimiento ordenado, justicia participativa y restaurativa de la paz que el verdadero mal haya dañado y en la proporción que el mal produjo, sin otra intención que la de unir las partes en su esfuerzo productivo de delinear nuevos desafíos en dirección a la meta de algún objetivo, siempre dentro de la misión que tenemos de vivir útiles en un espacio que, con mucha dificultad, mal consigue realizar una centena de vueltas alrededor del astro sol.
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