Reflexiones sobre un caso penal
Capítulo XXVI (de no sé cuantos)
TRISTEZA CON FOCO EN LA HERIDA
JURÍDICA
Observación preliminar: Para efectos de este cuento, el testimonio
proferido en ausencia del acusado vulnera el derecho constitucional a la amplia defensa y contradictorio que
pueda ofrecer el acusado. Por principio de amplia defensa y contradictorio entiende este
humilde narrador la seguridad que se
ofrece al acusado para que él pueda traer al proceso todos los elementos
permitidos en ley que puedan esclarecer la verdad. Caso sea comprobado que el
acusado fue inhibido de ejercer ese derecho por algún mecanismo cualquiera, el proceso puede y debe ser anulado.
Absolutamente,
ningún argumento fue ofrecido al querellado para impedirle acción anulatoria,
lo que nos hace pensar en algún tipo de vicio que se procesa con relativa
naturalidad en casos semejantes.
El vicio es algo que se opone a la virtud y
tiene el condón de un defecto o mal hábito que, por su repetición, provoca
algún prejuicio al sistema y a los que de él dependen. Dados viciados corrompen
el resultado y despiertan un complejo real o imaginario de que todo, que está
gobernado por esos dados, está enfermo, o es malo, incorrecto, peligrosamente
arriesgado y antinatural.
Descubierto el vicio, mismo atrincherado en un
rincón, socráticamente se desencadena un proceso dialéctico, que consiste en
eliminar particularidades personales y ofrecen al todo, por un proceso
inductor, los mismos defectos del vicio. Creo que no es el caso, pero está muy
difícil ver en un saco que huele mal las patatas que son buenas. En lo mínimo,
uno debe estar muy hambriento para querer seleccionarlas.
Transcripción
del vídeo que recoge el primer testigo.
Interlocutores:
Juez
substituto; Testigo A, voz feminina.
Juez – Buenas tardes. ¿Como se llama usted?
- Testigo A.
- Señor “Testigo A” ¿es usted
pariente del ”mister Y”? ¿Tiene con él
algún parentesco?
- ¿ El “mister Y”? No!
- Con el “ mister X”?
-También, no!
- Yo voy escuchar usted como
testigo. Usted tiene el deber de decir la verdad bajo pena de responder por un
crimen. Usted está aquí hoy como testigo
de una queja crimen que el ” mister X” presentó contra el “mister Y” por
supuesta injuria, calumnia y difamación. ¿Tiene usted conocimiento de algún hecho?
- Sí, estuve presente el día
que hubo esa...
- ¿Que ocurrió? ¿Que fué lo que
usted presencio?
- Yo estaba en la silla del
dentista. Estaba tratando los dientes cuando llegó el “mister Y”. Sonó el timbre de la puerta, el señor “mister
X” acudió para ver quién era y hubo un ton…un aumento de ton, el ton de las
voces, ¿no? Enseguida yo salí de la silla y bajé las escaleras. Allí estaba el
“mister Y” y el “mister X”. El “mister X” se retiró, subió al consultorio y yo
quedé allí, allí abajo, aquietando, vamos decirlo así, el “mister Y” En ese
momento ofendió el “mister X” de algunas palabras de bajo calón. Después de
algunos…
- Que fue lo que él ha dicho a
usted sobre el “mister X?
- Puedo decir el palabrón?
- Sí.
- Hijo de puta, va tomar en el
culo. Sí, son las palabras más comunes que él usó. Usaba algunas palabras en
otro idioma que yo no reconocí, no entendí.
- ¿Cuando él dijo eso para
usted alguien escuchó o estaba solo usted con él?.
- Mira, yo estaba bien cerca de
él, no? Había personas al lado.
- ¿El dijo eso conversando con
usted?
- Sí. Gesticulando con gesto y... además, él
estaba hablando para quien quisiera oírlo, ¿no?
- Y de ahí, ¿que ocurrió a seguir?
- No, yo volví al consultorio,
el “mister Y” quedó en la redondeza, allá, tal vez hablando con otras personas
la misma cosa que habló conmigo. Retorné al tratamiento. Cuando yo bajé, ya no
lo encontré más. Mas, yo sé que debo haber quedado por lo menos unos treinta
minutos en la silla, o más. La gente oía hablar algunas cosas allí abajo, más
no se sabía lo que era. Cuando yo bajé, ya no estaba más.
- Entonces, para usted lo que
él dijo fueron esos palabrones que usted cito contra el “mister X”
- Exacto!
- Estos palabrones aquí, ok.
Doctores, doctoras?
Voz femenina - Me gustaría
saber si el testigo llegó a oír el “mister Y” hablar alguna cosa sobre el
trabajo profesional del mister... del doctor X.
Juiz – Usted recuerda si el
“mister Y” habló alguna cosa sobre el trabajo de “mister X?
- Mira, a todo momento él lo
criticaba ¿no? Pero, así en términos técnicos no sabía explicar lo que, más
algunas veces llamaba el ”mister X” de ladrón y criticaba el trabajo que fue
hecho.
Voz femenina – Me gustaría
saber también, excelencia, porque, si el testigo sabe decir porque el “mister
Y” llamó el doctor “mister X” de ladrón. Que
motivo, excelencia.
- Por cual motivo el “mister Y”
llamó el doctor X de ladrón?
No lo sé. Yo...como cogí la discusión
en andamiento yo quedé sabiendo del caso
aparte, através del señor, señor “mister
X” ¿no? Sí, la cuestión de ladrón es que talvez el señor “mister X” no quisiera
hacer otra reparación, creo yo, de la prótesis que él tenía.
Voz femenina – Excelencia, me gustaría
saber también si el testigo sabe si existe alguna cajá económica próximo al consultorio
del doctor “ mister X”
- Mira, existe, mas no es bien próximo,
por lo menos a diez o doce minutos del consultorio del señor, del doctor “mister
X”
-
Diez minutos a pié o de coche? – insiste la voz feminina
- Yo creo que a pié porque de coche
tarda más.
Voz femenina- Gracias, sin más preguntas.
Fin del vídeo (duración +/- 5 min.).
“En las viejas
telarañas de la tristeza suelen caer las moscas de Sartre pero nunca las
avispas de Aristófanes. Uno puede entristecerse por muchas
razones y sinrazones y la mayoría de las veces sin motivo aparente,
sólo porque el corazón se achica un poco, no por cobardía sino por piedad.
La tristeza puede hacerse presente con palabras claves o silencios
porfiados, de todas maneras va a llegar y hay que aprontarse a
recibir-la. La tristeza, sobreviene a veces ante el hambre
millonaria del mundo o frente al pozo de alma de los desalmados. El
dolor por el dolor ajeno es una constancia de estar vivo después
de todo. Pese a todo, hay una alegría extraña, desbloqueada en
saber que aún podemos estar tristes.” (Mario Benedette)