Reflexiones sobre un caso penal
Capítulo XXV(de no sé cuantos)
MUY ALEGRE CON FOCO
No había la menor
necesidad para la fuga sugerida por Mendelshonn, el cuerpo del crimen yacía
muerto en la boca del acusado. A la moda de
la tradicional novela de Agatha, el criminoso había sido el propio
acusador. Un misterio, impropio para la saga del inteligente Sherlok Holmes,
debía ser fácilmente desmistificado por cualquier agente operador del derecho y
certificado con la batida de un bruto
martillo sobre la mesa hecha de noble madera. Pero eso es cosa de película
americana. En el caso del opus 25, la pianista Yuja Wang, bajo la batuta
invisible del maestro Kurt Masur, desliza sus manos sobre el teclado dispuesto
en dos filas de blancas y negras sobre una complicada caja, a la que llaman
piano. En el temblor de las manos la yema de los dedos transmiten saber,
conocimiento, a la superficie de las teclas, las cuales entienden la
preocupación del acusado y transmiten su sentimiento a través de mecanismo que
hacen batir el martillo sobre cuerdas previamente estiradas y, así, reproducen
la melodía bella y armoniosa deseada por el derecho de quien sabia componer
justicia, sin crueldad ni equívocos de un mal aprendizado.Todo andamento del
proceso transcurre alegre y con foco hasta alcanzar el veredicto final, con
aplauso de todos, el maestro, la pianista sentada en el banquillo, el macizo
testimonio de personas deseando dar cuerda al rollo majestoso del tribunal y la
audiencia haciendo su función de juicio popular. Con un tribunal como estos,
Maria Antonieta guardaría en sus oídos toda tesitura musical para que en el
momento en que la sentencia determinase la separación del opus por una línea en
el cuello, capaz de separar la cabeza del resto que no interesa, ella se
acordase que, mismo siendo inocente, una persona puede morir feliz.
El preludio había
iniciado sin la presencia del acusado. Un testimonio a quien el acusado creía
honesto, sale de la audiencia visiblemente nervioso. Evita mirar el acusado. Ni
un sonriso, ningún gesto para identificar la persona que había calumniado.
¿Sabía él que la prueba de su crimen había sido grabada?
Una voz femenina
llama: ” Mister , entre usted!”
El “Mister Y” entró
en audiencia. Era un palco con dos mesas. En una, suspendida por un estrado,
sentaba el juez y, a su lado, la secretaria que teclaba el ordenador. Delante
del juez había una mesa larga, dispuesta en plano inferior, sentaban de un lado
el acusador y su abogada, del otro, el acusado y su respectiva abogada. En el
extremo opuesto sentaba la representante del Ministerio Público. La sala
tenía buena iluminación y el ruido de
los coches que circulaban alrededor del palacio no alcanzaban los oídos de los
presentes. Para quien se refiere a los países bananeros, el palacio de justicia
en aprecio no deja a desear los palacios del mundo desarrollado, como de hecho
corresponde a una ciudad con el mejor IDH de un país continental (0,862). Como sabéis,
los lectores de este cuento, el Índice de Desarrollo Humano es un indicador de
padrón de vida que recoge elementos como: expectativa de vida al nacer, nivel
de educación y el PIB en su modalidad de producto interno bruto, repartido por
cabeza antes que el juicio final la separe del cuerpo. Como referencia
comparativa, Galicia tiene un valor de 0,948, considerado muy alto. España
0,885.
En el próximo
capítulo haré exposición de la transcripción del video que recoge el primer
testimonio, encerrando el presente opus 25 en el banquillo en que sienta y toca la
maravillosa Yuja Wang.
No hay comentarios:
Publicar un comentario