martes, 19 de noviembre de 2013

CASO PENAL XXV

 Reflexiones sobre un caso penal
Capítulo XXV(de no sé cuantos)
MUY ALEGRE CON FOCO
No había la menor necesidad para la fuga sugerida por Mendelshonn, el cuerpo del crimen yacía muerto en la boca del acusado. A la moda de  la tradicional novela de Agatha, el criminoso había sido el propio acusador. Un misterio, impropio para la saga del inteligente Sherlok Holmes, debía ser fácilmente desmistificado por cualquier agente operador del derecho y certificado con la  batida de un bruto martillo sobre la mesa hecha de noble madera. Pero eso es cosa de película americana. En el caso del opus 25, la pianista Yuja Wang, bajo la batuta invisible del maestro Kurt Masur, desliza sus manos sobre el teclado dispuesto en dos filas de blancas y negras sobre una complicada caja, a la que llaman piano. En el temblor de las manos la yema de los dedos transmiten saber, conocimiento, a la superficie de las teclas, las cuales entienden la preocupación del acusado y transmiten su sentimiento a través de mecanismo que hacen batir el martillo sobre cuerdas previamente estiradas y, así, reproducen la melodía bella y armoniosa deseada por el derecho de quien sabia componer justicia, sin crueldad ni equívocos de un mal aprendizado.Todo andamento del proceso transcurre alegre y con foco hasta alcanzar el veredicto final, con aplauso de todos, el maestro, la pianista sentada en el banquillo, el macizo testimonio de personas deseando dar cuerda al rollo majestoso del tribunal y la audiencia haciendo su función de juicio popular. Con un tribunal como estos, Maria Antonieta guardaría en sus oídos toda tesitura musical para que en el momento en que la sentencia determinase la separación del opus por una línea en el cuello, capaz de separar la cabeza del resto que no interesa, ella se acordase que, mismo siendo inocente, una persona puede morir feliz.

El preludio había iniciado sin la presencia del acusado. Un testimonio a quien el acusado creía honesto, sale de la audiencia visiblemente nervioso. Evita mirar el acusado. Ni un sonriso, ningún gesto para identificar la persona que había calumniado. ¿Sabía él que la prueba de su crimen había sido grabada?
Una voz femenina llama: ” Mister , entre usted!”

El “Mister Y” entró en audiencia. Era un palco con dos mesas. En una, suspendida por un estrado, sentaba el juez y, a su lado, la secretaria que teclaba el ordenador. Delante del juez había una mesa larga, dispuesta en plano inferior, sentaban de un lado el acusador y su abogada, del otro, el acusado y su respectiva abogada. En el extremo opuesto sentaba la representante del Ministerio Público. La sala tenía  buena iluminación y el ruido de los coches que circulaban alrededor del palacio no alcanzaban los oídos de los presentes. Para quien se refiere a los países bananeros, el palacio de justicia en aprecio no deja a desear los palacios del mundo desarrollado, como de hecho corresponde a una ciudad con el mejor IDH de un país continental (0,862). Como sabéis, los lectores de este cuento, el Índice de Desarrollo Humano es un indicador de padrón de vida que recoge elementos como: expectativa de vida al nacer, nivel de educación y el PIB en su modalidad de producto interno bruto, repartido por cabeza antes que el juicio final la separe del cuerpo. Como referencia comparativa, Galicia tiene un valor de 0,948, considerado muy alto. España 0,885.

En el próximo capítulo haré exposición de la transcripción del video que recoge el primer testimonio, encerrando el presente opus 25  en el banquillo en que sienta y toca la maravillosa Yuja Wang.


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