Hoy, el tema por estas latitudes va de vacas y farrapos.
De vacas sutilmente condicionadas por el arte y belleza sonora del buen mozar. De farrapos, por la referencia a
las guerrillas pro independencia del Rio Grande do Sul, llevadas a cabo con
ayuda del marinero francés Giuseppe Garibaldi. No sé qué gaita toca en este
cuento la ascendencia del romano Juan y su heredero Phelipe.
Desde las inversiones amorosas de Isabel con
Fernando y oferta de sus hijas al mejor postor de las casas europeas, Europa trilla
el camino, por lo menos lo intenta, de la nacionalidad única europea, aquella
nacionalidad grande y federada conseguida por ingleses y portugueses en América.
La revolución tiene sus méritos en la epopeya de los países libertos. Pienso
que algo muy diferente seria si el marinero Garibaldi hubiera vencido la
resistencia a él puesta por el emperador portugués radicado en su poderosa
colonia. Derrotado, pero animado por su amada Ana Ribeiro, repitió la actitud
farropilla en Italia. Podía haber venido
a Galicia, conocía el idioma gallego. Para\ nuestra suerte prefirió la península itálica, tierra natal de don
Juan.
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