viernes, 3 de septiembre de 2010

FOGO NA LAREIRA

No se porque sospecho que Nero y Lelo intercambian el mismo Nick para raciocinios comunes. Bueno, también no se porque sospechan que el sol, a mando de dios, se transforma en un verdadero incendiario, justamente en los meses de verano cuando debía estar descansado. En fin, sospechar todos sospechamos y mucho pica la pulga cuando no tenemos nada para sospechar, pues para sospechar vive la imaginación a quien chispa la duda por una conjetura conjurada con viso de verdad.
No seria políticamente correcto a un ejecutivo en sus funciones salir por ahí hablando del incendio como algo absolutamente natural, cuando convergen los tres elementos para destruir lo que no debía quemarse. Es más útil discursar y desencadenar la flegma del humor humano, con calma y absoluta impasibilidad.
No hay remedio cuando el remedio no resuelve. Pero, con mucha experiencia, fe y voluntad, podemos inventar remedio que refuerce la ilusión de que el remedio tiene remedio. Por ejemplo, mis buenos amigos of Nova York han promulgado una ley capaz de envolver el cigarrillo en una atmósfera anti incendio. Consiste en envolver algunos gramos de hierba seca en un papel especial; la llama en un extremo del cilindro se apaga automáticamente cuando el imbécil en el otro extremo deja de dar bocanadas. La ley contempla una multa de mil dólares para quien viole la ley y no se llame Bonaparte. .
Los problemas habidos en Galicia deben ser resueltos entre todos los gallegos en común acuerdo. Mucho ayuda saber que otras comunidades también sufren del mismo mal y las tragedias se ceban en cualquier lugar sin mucha preocupación por la existencia de fronteras en que leyes locales vigoran. No minguará el sufrimiento de la familia del piloto orensano el hecho de saber que un joven bombero de Ávila  haya perdido su vida en la lucha contra el fuego. Ambos fueron dos héroes sociales y sus memorias deberán ser preservadas y respectadas.
A corto plazo habrá que hacer alguna cosa para controlar el fuego. Pensar en su extinción es creer que se pude eliminar de nuestro entorno el elemento combustible, el calor y el aire. Pensar en soluciones políticas es creer que por la voluntad de un estúpido se pueda derogar la ley de la gravedad o las leyes de química que, por asociación autonómica, se unen para formar nuevos elementos y muchos inconvenientes a las personas de bien.
La frase-llave está en controlar el resultado del fuego. Y esto puede hacerse sin necesidad de hacerlo, como lo hacíamos por absoluta necesidad cuando para cocinar y ahorrar calor para el invierno barríamos con foice y rello la maleza de los prados y montes, porque fogo na lareira no podía faltar.

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