domingo, 12 de septiembre de 2010

LOS COO-JONES

Cuantos pastores habrá en el mundo? – preguntaba en las primeras horas de esta mañana un buen amigo mío. Él tenía su propia respuesta: millones. Sí, millares de millones, teniendo en cuenta que cada cordero es pastor de si mismo. ¿Cuantos de ellos estarían dispuestos a afirmar, con toda la ley que la sabiduría les confiere, que el otro pastor está equivocado y por tan grave pecado deberá ceder todas las cabras y cabrones al dominio de su capacidad legislativa?  Pocos, muy pocos porque hay un orden selectivo por el cual el cordero mayor, en proceso de mutación, se transformó en lobo gestor y a sus cuidados está el pastoreo de la gran generalidad.
No hay locura en la posible confederación de pastores Jones. Ni siquiera constituyen rareza o extravagancia. Son buenos socios que entienden de análisis  psicololologista de la reacción histeriográfica de la intolerancia mundana. La comunidad autonómica de pro Co-Jonistas fue fundada en 1986. En poco tiempo reunieron (según algunos historiadores ) la cantidad de US$ 150 mil para construir el templo-fogar del pastor.
Los Co-Joes creen que ya va hora para que los cristianos dejen de esconderse atrás de mensajes azucaradas revestidas con amor, paz y prosperidad. Creen en su posición extrema que los conduce hacia el ataque de lo que suponen (sin auto reflexión) falsas religiones, y solicitan ayuda financiera para llevar la palabra de la Verdad suprema a todos los lares del mundo. Como en otros tiempos, nuestros pecados podrán ser indultados con indulgencia del sagrado Dinero. No es suficiente el bautismo, pues este no exenta del deber de pagar cuentas pasadas. El pecado mortal cometido por el fiel anula el sacrificio de Jesús en la cruz. La santidad puede ser rescatada por medio de la confesión, pero siempre sobrará un resquicio  capaz de hundir en el infierno a los justos. El donativo piadoso, practicado con agresivo impulso mercadológico por el benedictino Joahan Tetzelt inspiraría las 95 tesis de Martin Lutero, por los cuales discutía la división de la humanidad en tres ramos: cielo, purgatorio e infierno. La autoridad del papa era puesta en entredicho y su esfuerzo para construir el palacio papal se veía amenazado por serias restricciones financieras, que, al final, fueron vencidas.
De cualquier manera, Carlos Luis Rodriguez se muestra ultrapasado por la astronómica velocidad que difunden las noticias en internet. Ayer, tal vez hoy en el horario de España, el reverendo padre de los Coo-Jones, informaba en una rede de televisión que su iglesia no quemará ni hoy ni nunca (ayer, claro) ningún ejemplar del libro sagrado de los musulmanes. Luego no hay más razón para ofrecer asociación sicológica con la violencia eta, y, por colmo del despropósito, transferir, con trampa dialéctica, la explosiva emocion de un clérigo americano a la realidad de la pacata fe cristiana.

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