Quiero creer, amigos míos que también lo son
del amigo Conde, que en
el presente encuentro estamos metiendo
el dedo en la tecla del órgano que toca bajo la cobertura de un
añagazaengaños, ese “drive back” - como diría Souzapoza - por fuerza e influencia de quien se cree en el
derecho de girar el torniquete y sabe que a los paisanos, entre ellos los
aldeanos, villanos y ciudadanos, se les puede arrancar lo que se les imponga,
por las buenas o por las malas. Por las buenas, lloraremos desconsolados; por
las malas, nos llevarán al mundo heleno de las tragifarsas. Es el punto de vista de alguien que a la
tierna edad de su segunda infancia dirige el pensamiento con vista cansada, muy
penalizada por los rayos que parten del universo, no por eso menos puro y
sincero que aquel que nos llegaba por medio de los rayos catódicos de la
antigua televisión.
El tinglado,
hoy, es otro. Los actores, también. ¿De qué nos quejamos? De los mismo
que nuestros ancianos reclamaban cuando éramos niños.
Pienso que la comunión universal de las
lenguas que componen la gramática en los dominios territoriales de particulares
bocas produce cortacircuitos poco deseables a la correcta comunicación de
asuntos de interdependencia paisana. Hablaba, Alfredo, de Cifras, lo exponía con
lejana similitud de su correspondiente Tsipras.
Fue varapalos (Varaufakis) dicho con la de-li-ca-de-za de un porrazo (Dragasakis)
sobre la cabeza del toro nacional, después de ser sometido al repetido ¡olé! de
las coloridas banderillas.
Con
mojo algo variado, se reproduce la tortilla de patata con huevos habidos de la
gallina pastoreada en huertas de ortigas. La cebolla es un ingrediente que nos
hace llorar, pero también alivia los ardores del estómago:
En la cazuela se
pone un trocito de sanidad universal, se retira el acedo de la austeridad, no se habla de privatización aunque se huela,
salmuera a gusto para ayudas de urgencia, seguro en el gatillo para evitar el
corralito y ojo gordo al Eurogrupo, a los que lo dirigen desde el FMI y el Banco
Mundial. Bien comidos, todos a dormir.
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