Un fértil huerto con oliveiras plantadas, negación de Pedro y traición de un judas amigo son los elementos esenciales para la prosificación de una persona, ya sea en Zaragoza, Zamora o en Iztapalapa. En Alcalá de Henares encolleuseme o corazón cando entrei no recinto construido con man esclava a mando do cardeal Zisneiros. Polo tapiz rochoso do solo pisaran moitos homens, algún, santos , outros, demos que marcharan a Nova España e alí construiran un novo imperio por riba do vello. Ah, sor Juana, la niña mestiza de Mecameca, capaz de arrebatar con su hechizo el corazón de mi gran conde y hacerle comprender como es buena la oración que eleva la potencia del alma. Apremia que el cervantes vai vello y se certifica, por el esbozo plano de una boca con dulce sonriso, que el hombre viejo pierde valor en la teología del varón obispo. Oh, que triste ventana refleja el interno Baudelaire a espejar los sombríos poemas de un hombre embrutecido por la condena a la sexualidad indigna y de mortal dolencia.
Flores del mal también crecen en el huerto de los olivares. Y sus pétalas, rojas de poesía, cuentan muchas cosas ocurridas intraventana. Luego no es necesario ir a la baja california y allí sentir como son ricos los latinos que vienen a verbenear desde las opulentas ciudades del estado de la alta California, antiguo noroeste del fidalgo mejicano. Por acá, en los arrabales también cantan las ritas de guerra con su vello fuel de cuero y buena membrana, carmesí en la boca y pechuda entre el vientre y cuello; patas bien torneadas la sostienen como piernas salidas del culote para flotar en el suelo. Luego, ¿de que os quejás, mi amado conde? ¿Que necedad tenés para salir del cordel y entrar en la maleza de la infortunada y desesperanzada nena?
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