Al igual que en su foro abierto, el señor Carlos Rodriguez llora a cántaros lo que otros no tienen la más mínima necesidad de llorar por ellos. Yo, gallego al otro lado de la orilla atlántica, llego tarde al foro y observo que está muy congestionado con múltiples opiniones de múltiplos foreros.
En Cartagena de Indias, en el sexto foro de las Américas, tuve ocasión de observar como el señor Obama y la señora Hilary Clinton escuchaban atentamente lo que les contaba con mucha preocupación la presidenta de la República Argentina, algo muy serio debía ser.
Ayer, en el senado argentino tuve oportunidad de escuchar las más diversas preguntas hechas por senadores y senadoras opositoras a funcionarios del gobierno argentino. Las respuestas eran dadas con razones tan convincentes como tan convincentes fueran las preguntas.
Ahorita, hace muy poco, yo vi ca como un concejal imprimía el sello de sus puños en el ojo de un periodista empeñado en recitar a quien se cree papa el padrenuestro.
No me resta duda que fueron hechos de extremada contundencia. No será necesario fingirme profeta para expresar conocimiento que otros actos vandálicos seguirán a la contundencia de los hechos arrancados de la pasión que suscita cualquier interés ofendido.
Empecemos por el tiro en el pie. Parece que nuestro ministro no lee los periódicos madrileños y por esa razón podemos justificar su enorme ignorancia de los hechos que lo convierte en un indelicado tirador de indirectas, aquellas involuntarias que llevaron dolorosas heridas al pie del nieto del rey de España, en quien resucitó la terrible imagen de las consecuencias de un tiro accidental ocurrido en 1956, en la villa Giralda, Estoril, Portugal. No sería el viaje a Botsuana un irreflexivo motivo para librarse de memoria tan orrible?
No hubo belicismo dialéctico de la Presidenta Cristina contra la multinacional Repsol, ni mucho menos contra España. Lo que yo vi de la señora Cristina fue una ardiente defensa de los intereses legítimos del pueblo argentino y, con tal retórica, daba inicio a un proceso de repatriación de la mayor empresa pública, IPF, en el pasado el mayor orgullo de los argentinos, presentemente una empresa ineficiente, con escasa inversión y futuro comprometido por el asedio chino.
En el pasado, una junta militar, incentivado por el ardor marcial del hijo primo de rivera agobiado por sus contradicciones civiles, consiguió imponer el garrote vil para atemorizar toda una generación – la mía.
Ese tosco lenguaje, que revela complejos irados de un pasado colonizador e ignora como en los tiempos más difíciles de nuestra historia fuimos ayudados por la riqueza del Plata, se inclina por una contundente y ejemplar pena a los hermanos argentinos y les atribuye verdades que no proceden, como esa de elogiar una petrolera cuando en el año 2003 Kichner publicaba que el mayor dolor de los argentinos había sido la desnacionalización de IPF. Hubo una transacción entre una empresa cuyo interés en Argentina era apalancar negocios sin cualquier interés por las necesidades reales del pueblo argentino. Ma o meno así como actualmente ocurre en España. Má o meno, así como ocurre en este noso mundiño parroquializado.
Ottimasimo declara tener mucha plata metida en el negocio. Le recomiendo que aproveche la amnistía fiscal y proceda a la repatriación de lo que no ha declarado en el IRPF.
Nero ignora el trasfondo de la gran tragedia española con los desahucios, el desempleo inmoral, la adjudicación de negocios, en mi villa, en régimen de urgencia urgentísima, el enfrentamiento a Marruecos por un puñado de perejil que ni las cabras comen, el asalto, seguido de saqueo, destrucción y muerte de Irak, la triste administración del caso Prestige y, ahora, el más reciente caso de bochornoso prestigio, muy adecuado al modelo de la contundencia populista del pepismo radical, por la boca de la vice presidenta, el ministro de asuntos exteriores y el de industria. Algo muy opuesto a la grandeza cívica de nuestro Rey, en su declaración emotivamente sincera de reconocimiento de un equívoco privado, o mismo la declaración del jefe de Gobierno definiendo el jefe de Estado como el más eficaz embajador de España en el mundo hispánico. Esto si me hace llorar al recordar el gran deseo de mis padres por ver sus hijos siempre unidos, sea por la alegría del bienestar de una España rica o en la tristeza de una crisis pasadera.
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