sábado, 17 de octubre de 2009

IDEAS

Ideas activas y cativas

De un mundo con voluntad y expresión, y por la crítica de la razón pura, nace un nuevo concepto sobre ideas en general, ideas inferidas del puro concepto que sirve para concebir y comprender nuevas formas de gobierno en lo particular.

Es de uso común la voluntad de recurrir a una palabra o a determinada expresión para hacerse entender a si mismo, y para que también los otros nos entiendan correctamente. Y, así, por la lógica de la ilusión, yo quise entender, por los modelos de mi virtud, la virtud representada en el modelo del señor consejero del medio rural, al hablar de su particular interés por la preservación de la biodiversidad de los espacios protegidos por el sentimiento transcendental de la Red Natura.

Decía Emmanuel Kant que la idea es un concepto que parte de nociones que ultra tumban el realismo de la propia experiencia. También decía que la percepción interiorizada por medio de cualquier sentido se transforma en conocimiento cuando la conciencia permite su entrada en el portal iluminista de la razón y alcanza la categoría de concepto referente a trazos comunes a varios objetos, intuidos por el sujeto que les da esencia y existencia.

Por tan laberintico camino del pensamiento orensano alcanzamos la pureza del empírico turrón de Touriñan, a quien la ministra del también medio rural desea clavar en la espina dorsal del proyecto Red Natura 24 millones de euros. Será la derrama de muchos cartos repartidos durante el curso solar de catro anos. Durante el perigeo de la tan exacerbada cultura del pez robalo, cativo en odiosos pozos de agua salitre, no caerá un céntimo del aluvión avecinado a las huertas de los pacíficos trescientos fillos de Touriñan. Por otro lado, en la garganta estrecha de la península que conduce el peregrino a la idílica figura del faro, en el extremo noroeste, atascarán 120 millones de euros amontonados en morteros embrutecidos por el hidróxido de calcio, vio-adversado en disfraces de verde camarilla, en chulo contraste con el blanco cielo y azul del mar.

Es la idea cativa y activa, difusa y confusa, repicada en la batuta del regente comunero. Blande sobre las tierras del finisterrae ibérico la mortal cimitarra del grupo invasor. Y no llora respecto al porvenir del lugareño, cuando, en su lugar, gritaría el dolor que impone ver la naturaleza morir en su resignación silenciosa ante el avanzo desmesurado del agrimensor y su alto desprecio a la honorabilidad del campesino pescador.

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