martes, 6 de octubre de 2009

MUNICIÓN CONGRUENTE

MUNICIÓN CONGRUENTE

Es pena mía y de nadie más la severa penalidad impuesta por el correo al no permitir mi ingreso en esa deliciosa salada de críticos aficionados al arte de la disputa dialéctica. Son colaboradores xornalistas, con periodicidad casi diaria, remunerada por la satisfacción de ver plasmado, en tintas de sus ordenadores, algunos minutos de esfuerzo voluntario, para arrancar del fondo del pozo cerebral percepciones sensitivas, activadas por los gestores de opinión.

Como ocurre en cualquier arte, la pirotecnia también depende de cierta y congruente expectativa del artista. Si aplausos arranca del espectador, poco importa que los fuegos luminosos contaminen el aire y que los ruidos de la explosión de palenque revienten los tímpanos de algún ciudadano. Tratándose de talibanes, el pecado es eternamente mortal, no necesariamente porque sean talibanes y sí porque estos señores simbolizan credos que no son los nuestros o intereses que escarchan nuestros intereses y de alguna forma merman lucros esperados. Para destruirlos no fue suficiente el bombardeo de rocas plácidamente asentadas por el Criador en el primer día de su obra generacional. Taliban, en la pureza ética del pueblo pashtún, significa estudiante. Estudiante de un credo que ha dominado otros credos de la Península por setecientos años. Estudiantes exacerbados por políticas dominantes y muy interesadas en declarar recesivos los intereses de algunos pueblos de ancestral historia. Estudiantes que, como los cristianos de Covadonga, enfrentaron y expulsaron soviéticos de Kabul y cayeron bajo las armas de Busch después de haber afrontado la Humanidad; estudiantes absorbidos por banalidades, con disparos pirotécnicos, primero, y bombardeo explosivo de los inocentes budas, después, por la única razón de que dos de las más poderosas religiones consideran pecado mortal adorar ídolos de religiones en oposición, ignorando el budismo como filosofía de vida que no necesita carisma de organización piramidal.

No nos equivoquemos, todo en la vida comienza como una actividad artesanal, algo de interés personal, doméstico, de extrema utilidad sensitiva para el artista y su entorno. El arte mágico de los sabios tuvo origen en el interés caprichoso y repetitivo de algunos estudiantes, talibanes del aprendizado y fugitivos de las técnicas de condicionamiento animal (adiestramiento), tan en boga todavía en la Galia de este corriente milenio.

La piratería, en algún momento, fue consecuencia de la evolución de un arte personalísimo. Las galeras cartaginesas, copiadas con extraordinario éxito por los romanos, darían razones a Aníbal para promover reivindicaciones del tipo copy right ante la república latina. Por su vez, tan indigesta solicitación de derechos reales llevaría motivo a los artífices del imperio romano para que razones del derecho impositivo hiciesen valer la hegemonía del arte de la guerra sobre todas las demás artes y, en una sucesión alternada de castigos púnicos, Cartago fue finalmente banido del mapa mediterráneo, y de su cultura apenas sobró el arte estratégico del general Aníbal y la odisea de su famosa tropa elefantina.

Los grandes negocios regidos por filibusteros, corsarios y piratas de Juantiburcio tendrían su gran oportunidad después de los grandes descubrimientos en las falsas indias y su posterior independencia del regio poder insular, primero, y peninsular, después, para caer, finalmente, al pie de ideologías económicas muy mal digeridas.

Afirma Nero , en su triste y patética conclusión: Nuestros peores enemigos son nuestros gobernantes Don Carlos” y continúa escribiendo que prefiere cuidar de madres solteras, condicionando sus hijos a la eterna miseria y luchar como pirata y corsario filibustero contra el derecho de que estos hijos también puedan ser un día herederos, en partes iguales socialmente y congruentemente administrables, de las peras y manzanas nacidas al boleo de la semiente divina.

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