sábado, 28 de febrero de 2015

OPINACIÓN

TEIMOSIA
Recíprocamente, a usted debía importarle un pepino nuestras reflexiones, algunas y no otras, todas ellas revestidas con fuego fatuo, pingues pitadas de soda caustica y algún que otro casuístico razonamiento de la austera razón. Se pregunta a que debemos esta inclinación, introspectiva a nuestra realidad que nos hace interactuar entre los actores que ondean sus hojas entre ramas del mismo gallo. La respuesta usted mismo no las ofrece al  evitar el trabajo y el mareo que pudiera causarnos el subir a un gallo más elevado del sentimiento político que tanto nos angustia: La trueca de un espacio vacío por otro lleno de divertido entretenimiento. No es opinión, es constatación de la percepción de algo externo que alcanzan ojos y orejas y se revierten, por sensaciones táctiles, en palpites de fuerte corazonada. Palpite también no es opinión.   Insistir en la fuerza que el palpite ofrece al argumento exento de razones  es teimosia, palabra portuguesa para calificar la tozudez española.

TOZUDEZ
Puesto y expuesto lo dicho, podemos resbalar por el cuento que cuenta nuestras impresiones y ensacarlas en la teimosa tozudez. A esto podemos llamar arte de la transformación cosmética, cuyo objetivo otro no es que el ofrecer apariencia de algo diferente de aquello que es. Llegamos pues al núcleo de la razón de nuestra opinión fundamentada en la percepción de información primaria. Me explico? Yo no sé, pero sé que Séneca explicaba con razonables razones sus opiniones sobre la brevedad de la vida y  la felicidad que puede causarnos vivirla en pleno gozo del tiempo gasto.
Si vos vais a Madrid, amigo mío, os haré operatriz del mafies, alfombrarás con claveles el tranvía y tomarás baño con vinillo Leganés. Solo así y no de otro modo se explica que las lanzas con clavos clavados en el corazón marchito se hayan transformado en clavelitos  que el señorito luce en el ojal. Debemos desenvainar nuestras opiniones si ninguno de nosotros tiene espada para que la razón nos proteja? Pesada es la risa floja.


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