sábado, 28 de febrero de 2015

RECUERDOS

Hola Lolita:

Antes de nada, mis sinceras condolencias por el fallecimiento de tu padre, mi inolvidable amigo Juan, ocurrido el 19 de octubre. Fueron dos meses y medio de profundo sufrimiento para él y para los entes queridos, en especial sus hijos y nietos. Me imagino el opaco verano que debéis haber pasado, observándolo inerte y sin fuerza física para enfrentar su última prueba en este mundo tan complicado. Sé que Juan supo administrar sus últimos momentos con fe y resignación. Durante toda su vida, las vicisitudes de su existencia, muy tercas en la exigencia de esfuerzos, muchas veces despropositadas, fueron modelando su peculiar modo de vida. Durante los casi dos años que he convivido con él me transmitía un ejemplo que yo deseaba imitar si la vida me concediese el premio de alcanzar la edad que él tenia.

Mas de una vez, regresando desde el Pindo, paré mi coche en la bajada de la Ameixenda para sumergir en lo más profundo de mi pensamiento al observar una luz bogando por la ría de Corcubión. En determinados momentos, reflejos de nocturnas luces del pueblo hacían destacar la silueta solitaria de un viejo espíritu, muy determinado en su intención de preescrutar los recodos marinos y extraer savia  para el sustento del alma materializada. Yo sabía que aquel espíritu remador conducía el cuerpo de mi amigo Juan, y esto me dejaba extasiado por largos momentos en un paisaje que yo conocía íntimamente desde los años de mi infancia.

El cuerpo de Juan ya no existe, pero su recuerdo perdura en mi propia existencia y su imagen dará aliento a la mía, hasta que ella desplome en un fatal aliento.

Lolita, este año, que ahora  dirige la proa para su fin, fue un año que marcará profundamente los recuerdos de mi vida. La pesadumbre puso mancha indeleble en mi historia. Renato, mi hijo, está sin trabajo y vive un periodo muy complicado en su existencia. Junior, mi hijo mayor, al regresar de una pescaría en el Pantanal, territorio central del Brasil, cayó enfermo por una aparente fuerte gripe. Desconfiaran primero que era dengue, después pulmonía, a seguir tuberculosis, y como la fiebre no cedía con ningún antibiótico, un examen detallado descubriría que estaba con cáncer en el pulmón. Internado en uno de los mejores hospitales de São Paulo, experimentó la suerte de encontrar un excelente cirujano, que lo sometió a una delicada operación para extirpar toda la parte dañada del pulmón. Perdió un tercio de su pulmón. Tuvo alta después de un mes hospitalizado y vive con mucha esperanza de que está definitivamente curado.

Margarita sufre el peso de la edad que avanza sobre nosotros. A veces parece deprimida. En casa no nos falta nada, pero vivimos un momento de cansancio por la monotonía de los días que se suceden. Ya no hacemos planes para el futuro. Él está ahí, presente de cuerpo y alma. Es cómo es. Después del futuro nada más existe, aunque a mí alimenta la fe de estar equivocado.

De cualquier modo, cuando se avecina la navidad todos vivimos un momento de júbilo, y este momento debemos aprovecharlo para reforzar los colores y sabores de la vida. Yo no quiero perder tan magnífica oportunidad y aprovecho para desear a todos vosotros, mi querida familia gallega, un feliz Nadal y un nuevo año, muy próspero en la amistad, en el cariño, en la unidad familiar y en la solidariedad de todos los vecinos.

Bicos a todos, míos y de Margarida.

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