sábado, 16 de octubre de 2010

OSSO DURO DE ROER

Quince novelas en 65 años es producción literaria para nadie echar defecto, ni en el pueblo del mestizo lokumi ni en la carrera diaria de la treitona, pousada entre lirios, confundida la pobre doncella también entre canciones que revelan los sueños no revelados y exponen la anguria de arrojar a los leones o obxecto da desmemoria.
Uno siempre se mueve entre dos olores o entre dos colores, como pensaba la abuela, Blanca, que era negra como el carbón puro que quieren quemar en as Pontes y Meirama los revoltosos, acedos e ferintes blancos, para ofensa del verdor, cando o mencer inda é un regalo e corre cara o sol cos brazos abertos e un berro xorde de ti e non o ceibas porque sabes que se o fas a música que lle da mantenza vai fuxir e a maña quedaría eternamente esnaquizada.
No se qué puedo decirles, dice conde. Talvez viva solo, eternamente solo en la comedia del pipi, por tantas e tantas noites de señardade, tempo abondo como para sentir o lume no corpo, a musíca nos miolos e, nas xentes, espellos que devolven a miña imaxen, a miña propia imaxen por min inventada, necesitada ou sentida na memoria de Noa.  
El cuento suena triste. Tocamos tu y yo la flauta y soplamos como niños náufragos agarrados a una tabla que fluctúa en el mar. Canté. Cantamos a duo por el peirao do destino, el destino que resfria el cuerpo con vientos del norte y hace mugir el trueno con rayos de clamor entre tufos de niebla. Supe de ti en una arribada forzosa. Metamorfoseado contigo desde una apacible lejanía, busqué dar nombre a un hombre sin nombre, producto de una marcha forzada por tierras del destino. ¡Dios! como vacilé. Entrei nos bares da vida buscando garida aos meus desexos de ficar. Ébrio de corpo e sóbrio de alma, antollouseme unha entrada pra política, onde extraviaran miñas sensacións cós refluxos blancos sobre o negro piche entre sorbos de café con leite. Na via sacra as cousas tamén son asin: consiste em deixar que os sentimentos agromen, ou se mergullen com lentitude solar, pues la distancia más lejos que podemos alcanzar es recorrida por el sueño de uma noche mal dormida por el vaiven das ondiñas.
E o seranziño debalava. Debalaba albiscando o rufar apresado dunha mosca, grandeira e grosa coma um tabán, moura, teimosa por posar em mi cabeza calva, puntillada con canas plateadas.
Crecía el pecho, mermaba el alma con aguijadas punteras sobre el bandullo. Era un regalo despiadado de la edad por su regocijo cuando nos encuentra. Regalo eterno, dirán algunos, pues después del primer encuentro jamás nos abandona. Respirei fondo e rivireime para una banda, talmente coma se o fixer pra deixar sitio a los huesos de un santo. Foi una revirada difícil. Dificil como um osso duro de roer.

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