martes, 27 de septiembre de 2011

LAS TABLAS


El mundo rico registra su moderna historia en dos tablas perfectamente simétricas: debito y crédito.

En débito, como sabemos,  apuntamos toda la riqueza que tenemos o creemos que tenemos y pensamos que es nuestra. En el crédito anotamos el origen de toda esa riqueza, que no es nuestra, porque todo que existe en la Tierra no es de nadie o tiene como único dueño un ser magníficamente misterioso, a quien llamamos Dios.

En el Crédito está el principal problema en la relación financiera entre dos individuos, que han decidido mejorar sus vidas durante todo el camino y que,  por accidente de la naturaleza, deberán per correr durante algunos 30 mil días con sus respectivas noches (media optimista).

El Crédito representa la suprema Divinidad y los sacerdotes de la institución financiera, bien dotados y escogidos entre los más audaces mortales, son el objeto y sujeto de todo crédito. Les gusta oír la plegaria “Yo debo lo que tengo, señor Crédito. Yo creo que lo que yo tengo es tuyo. Te lo devolveré cuando tú me lo pidas. Y tú, Señor, omnipresente, en tu infinita bondad, pídemelo a todo momento o  recuérdamelo a todo instante para que yo no caiga en la tentación de considerar mío aquello que por sentencia de Dios a ti pertenece.

La Humanidad progresa. Es un progreso que se contrae en dos cuerpos: uno con forma y bandera del estado y otro envuelto por celofán, para que los primeros se lo repartan mejor y coman con estilizado gusto, al ritmo del desplazamiento gástrico por el ducto recto. Ocurre que el estado, por mucho que se lo crea y por mucho palo que tenga para dar, no es Dios. No siendo Dios, todo lo que tiene todo lo debe gastar, y gastándolo todo, todo lo debe. Y así llegamos a la enorme deuda que todos los estados registran en sus cuentas.

La cosa ha crecido tanto que ya están soplando y a punto de parir nueva y revolucionaria deuda. Es un mesías de padres desconocidos, pero la fuerza de su soplo ruge por el oriente a la sombra de un escenario que nada se parece con el establo conocido por los magos de occidente. Por si las deudas, la señora Merkel quiere poner bozal y coto a la boca de ese revolucionario ser.

Limitando la expansión de la ilusión, por el lado del crédito creerán que todo está resuelto. ¿Estará? ¿Tendrán capacidad de reducir lujuria y ansia de poder los que se creen gestores de las órdenes de los dioses? ¿Quien debe, en su avanzada situación de holgazán forzado,  podrá pagar a quien lo ha tenido a crédito en su cuenta? Algo muy dificil de entender cuando, al final del corrido camino y con experiencia genética de algunos millones de años, miramos hacia atrás y vemos lo que ha pasado con las tablas orientales, con nuestra participación inclusa.

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