viernes, 31 de diciembre de 2010

MORAL

¡No, no, no! No, mi amable Conde, hoy no es día para hablar de la marabunta que roe la naturaleza humana. Hoy es un día consagrado al año que nos deja, al último aliento de la vida que irá abandonarlo a las exactas 24 horas de la noche vieja. Tengamos compasión del 2010. El pobrecito fue tan bueno… Si usted no lo cree, pregúnteselo a los señores Feijoo y Varela.
Hablaba usted de los derechos que había debajo del palio consagrado por esos pocos miles de años en que fuimos acostumbrados a obedecerlos por el simple deber de pagar a otro lo que el otro, en determinado momento, ha pensado que valía y resolvió poner su pensamiento en la superficie de un papel, a la que llamó ley. Reflectemos el lado positivo de la cuestión. Si yo pierdo algunas horas del día inducido por la tentación de encontrar algo agradable en lo que usted escribe, debo concluir que he realizado un trabajo (llamémosle labor intelectual) por cuyo gasto debo hacer justa reparación… ¡que sé yo!: un vaso de agua, una ciruela, una manzana. Algo que sabemos  no va directo de la fuente a la boca ni del árbol al estómago. Exige esfuerzo conseguirlo. Si no fuera el derecho natural que hemos heredado desde Adam y Eva (nuestros sacrificados padres), esos derechos hubieran caducado. Pero la verdad también la llevamos impresa en la piel desde aquel fatídico día en que el arquitecto de la humanidad resolvió tirar provecho de su invento, poniendo confusión sobre la paternidad de los descendientes de Adam. No es de extrañar, pues sabemos que la reproducción animal puede llevarse a cabo por varios métodos. Y conforme el método de la transposición a la cuna, los deberes son unos y los derechos son otros y, por tanto, al Cesar lo que es del cesar, a dios lo que es de dios y si alguna cosa sobra, aprovéchela quien pueda.
Veamos ahora por otro lado. El trabajo produce satisfacción y la satisfacción es el principal premio de quien cualquiera cosa produce con el esfuerzo de su trabajo. Y no sólo la satisfacción, como también los beneficios tirados del esfuerzo habido. Por eso es fácil entender la irritación del fisco cuando el tributado reclama que de la satisfacción de su trabajo no retira suficiente alegría para alegrar los gestores de la masa heredada. Si alguien quiere llorar por el deber de no poder pagar, reunamos el congreso para hacer una ley: tribútese, en la misma proporción que la satisfacción del trabajo produce, la pena que da no tener dinero para pagar.
En este infausto día en que el año muere no hagamos del velorio la gran arca de Noé. Esperemos los señales del nuevo año para ver como sigue esa tal de moralidad, pues aunque el testamento no lo exija, moral tendrán los que consigan recibir de quien no puede pagar. Ough!

lunes, 27 de diciembre de 2010

COUSAS DE UN CICLOIDE


¿Sabía usted que la braquistócrona es el camino de caída más rápido para un cuerpo que se mueva entre dos puntos por la fuerza de la gravedad? ¿Y que ese camino es una corredoira-curva de tal forma que, descendiendo por la acción gravitacional, siempre alcanzamos el punto más bajo en tiempo idéntico a otro que en un mismo instante comience a caer? Inventemos ahora algo parecido con un anillo que antiguamente poníamos a los pies de un galero remero, para que no abandonase el remo cuando la galera se hundía – ¿Rueda? – ¡Exactamente!, ese conjunto de madera dura formado por tablas que se unen al centro por pedazos de troncos, a los que solemos llamar radios, rayos u otra cosa parecida que se asemeje al concepto que la rueda nos ofrece desde que percibimos como la rueda simplifica el trabajo de pasear la piedra desde el monte al valle. Pues bien, marquemos un punto cualquiera en la periferia de la rueda y hagámosla rodar sobre una línea recta. Cualquiera que sea la velocidad del eje, la largura de la curva que el punto describe será siempre el mismo. Y si consideramos que en condiciones naturales la gravedad es constante, tenemos a nuestros ojos lo que a nuestro parecer en otros tiempos era mejor. ¡Y no lo era! Ni por la distancia, ni por el tiempo que la rueda llevaba para recorrerla.
No me digan que esto lo acabé de aprender ahora, pues sería una verdad capaz de lastimar mi ego, vanidoso viajero de orujo destilado en buen rego. Sepan que caminando por la desembocadura de la tierra Europa, cuando por estos soles dejaba de gobernar el vallisoletano, hijo  del más poderoso señor del Sacro Imperio Romano, me encontré con el gallego Galileu, gallizo de la Galicia romana, sabio   de muchos conocimientos, el único responsable por la génesis de la ciencia moderna.  Galileu era un lunático que se interesaba por el entendimiento del ciclo de las mareas. Para mejorar las lentes de sus ojos, Galileo inventó el telescopio, gran motivo  para envidia del jesuita Horacio Crasis, quien desencadenó la crisis de la paralaje, por diferencia de opiniones sobre la posición de un astro, de una estrella o un satélite cualquiera. Eran tiempos en que la ignorancia mandaba creer en todo lo que escrito estaba y solo se podía escribir lo que el papa autorizaba, y como Galileo insistía en escribir por la lengua que su corazón dictaba, fue acusado de hereje y contrario a lo que se depositaba en las sagradas escrituras. Desde Aristóteles ya se sabía que el círculo era redondo. Lo que estaba difícil probar era el valor de la rueda cuadrada. Como en todo, la raíz de la solución estaba en la bola de barro, a quien se ha convencionado llamar pi y, por un problema de tartamudeo, muchos se refieren a ella por la comedia del pipí, para valorar la rueda  por su magnitud de perfil cuadrado !Oh, triste ilusión!, fue necesario el advenimiento de un Lindemann para probar el origen transcendente del pi, falso número real, que unido a un palo cuadrado por la atracción de la fuerza centrípeta conseguía transformar el círculo en perfecta rueda cuadrada.
Ough! Cousas de un cicloide, capaz de facernos camiñar sin que a roda salga do seu lugar…

domingo, 26 de diciembre de 2010

ADIOS NATALI

Una vez un ruiseñor, con la clara del alora,  quedó preso de una flor, lejos de su ruiseñora. Dile que no hay colores que yo no tenga. Dile que me muero de amores, dile que venga antes que muera. Dile que pocos atascan sus arcas con plata y oro. Dile que muchos nos hundimos; ellos también se hundirán  por el sudor de la piel que inundan los valles. Dile que venga para salvar la lengua del rodaballo preso en esa falsa conserva.
La verdad, únicamente la verdad y nada más que la verdad es lo que sale de mis entrañas cuando abro la boca. Y la digo para arrojar lo que no me gusta, pues lo que el estómago no digiere, en la cabeza no se queda;  aunque por la lengua llore y desee, por la crítica, alejar el mal que el error espanta cuando habla del gobierno nacional.
Las cosas son como se miran. Si el gobierno autonómico deja morir sus paisanos, a Napoleón sobraba razón, es un error perdonable. Cuando los paisanos vigilan el gobierno,   más que un simple deber es una traición inexcusable. Todavía peor, cuando en sitio democrático reservan la palabra al político de plantón y estos ahogan la voz del pueblo, nada bueno se puede esperar.
Dentro de unos días se acaba más un año que de santo no ha tenido nada. Los dos cajones se han fundido y ya hablan de venderlos al valor de un préstamo del FROB. Ya he hablado de mi poca fe en el negocio. He pedido ayudas al cielo y las juntas autoritarias me enviaron al infierno de la fragua. No me quedo corto si yo digo que por aquí ando, mirando desde la torre de PISA como se inclina la Tierra. Curioso, ¿verdad? Galicia no es ni estado y tiene diputados campeones de natación, nadan en la cabeza  de los que siguen atrás. Lo digo porque usted lo dice, y si la palabra no pertenece al pueblo, lo que salga del parlamento será normal, aunque mal nos haga. Adeus, Natali.

sábado, 25 de diciembre de 2010

FELIZ NADAL

Desear un feliz nadal este año me parece la misma cosa que desear un feliz vuelo a quien se ve arrojado por el despeñadero. No fue un año para felicitar mucha cosa, además del equipo nacional en internacional contienda. Muchos hogares ya no tienen ni el calor que el niño tuvo en el cocho de Belén hace dos mil y diez años. Esto es malo, porque significa que para ellos el mundo no ha evolucionado absolutamente nada. ¿A donde fue parar el producto de nuestro esfuerzo, las horas perdidas en el estudio, en el trabajo laboral de toda una vida de millones de individuos, trabajadores por una causa común?
No podemos llamar bienaventurados a los parados contra su voluntad, pues de ellos se nutre el fuego del infierno. Ellos son una prioridad insoslayable y el Gobierno de España y su Rey no pueden dejarlos al arbitrio de la mala suerte. No les pidamos que mejoren en educación, pues la tienen (la tenemos) para dar y vender; no nos pidan para mejorar en productividad y competitividad, pues ya lo pidieron y, respondiendo con productividad y competencia, eliminamos trabajo del proceso productivo y nos mandaron exhibir por las calles el gran premio de la desocupación.
Las reformas necesarias para acumular riqueza y mantener nuestros cuerpos en el pelotón de cabeza no crearán empleo, y sin empleo la protección social desvanece en falsos compromisos de cohesión partidaria. Si disponíamos de las condiciones e  instrumentos para salir de la crisis, ¿qué condiciones e instrumentos son esos que nos han dejado caer en ella?
¿Que valor podemos dar al orgullo de la pluralidad y diversidad de todos esos millones de desempleados y su dependientes necesarios? Coaccionados por el deber impositivo de mantenerse parado, ¿como pueden ser esas personas laboriosas y creativas en el esplendor de su juventud si las empresas punteras por orden de la automatización reniegan su trabajo? 
Si queremos cuidar el futuro, debemos cuidar primero el presente y mirar a nuestro alrededor como estamos. Sin la visión de un pequeño paso jamás haremos una gran caminada. Y esto, como lo afirma mi Rey, ha puesto de relieve lo evidente, pues lo que daña a una parte del cuerpo, daña el ser entero. Y esto es verdad, aunque algunos se crean enteros por una justa mitad.
De cualquier modo, la natividad es siempre una data que simboliza el momento en que vimos la luz por vez primera. Si hasta aquí hemos llegado y somos jóvenes, alguna cosa debemos hacer para salir de este sufrimiento. Busquemos en este día de solidaridad festiva la luz que ilumine el camino que nos tirará del agobio.
En tal sentido, a todos, amigos, hermanos, parientes y paisanos,
UN FELIZ NADAL

viernes, 24 de diciembre de 2010

XAN DO BARRO, V

Xan andaba un poco aborrecido con las trasnadas del niño y pasó a ver en la propuesta una oportunidad para librarse de dos pájaros con una sola guarrada. Pocas novedades habían ocurrido por ausencia del tiempo necesario para que las cosas ocurriesen. Los azotes del niño por orden de su padre no contaban, pues el dolor que venia de la mano y los pies del neno era como el dolor del amor cuando la mano agitada enaltece cualquier miembro de la raza humana y una patada bien dada en el trasero siempre nos hace seguir adelante. Era lícito pensar, en aquel momento, que un ataque al huerto privado del papá, sería el medio ideal para arrancar el pirulito de la boca del niño y dejar el paraíso en perfecta paz, sin restricciones de cualquier orden o origen.
La culebra era el guardián del manzanal.  Era empleada del papá, pero la irritaban las trasnadas del niño, qué se reía a borbotones pisándole el rabo; luego, llegando la ocasión, no desperdiciaría la oportunidad de vengarse. Con incontenida euforia, la culebra se alegró cuando la mujer le contó de la propuesta del extraño. La musculosa pitón se enrolló en el cuerpo desnudo de la hermosa mujer y susurró a sus oídos razones muy convincentes para aceptar el oro y con él hacerse más ricos que dios. Su cuerpo estaba frió, pero la mente calentaba más que un tizón ardiente, muy capaz de mostrar el dolor de la verdad, aunque sus ojos mentían por la lengua que quería persuadir a la bella costilla.
Si Xan se hace dueño del manzanal, tú no necesitarás ir a los acantilados y exponerte a la furia del mar para coger los percebes.
La joven uva asintió, con alguna amargura en la voz que se reflejada por el sudor del rostro.
Sí.  Yo pensé en esa alternativa para mejorar mi vida, pero Xan dice que tu tienes lengua de víbora y cuando muerdes picas más que el veneno. Xan es bueno y valiente pero teme el dolor de tu mordida.
-Para todo hay arreglo. Me dais el oro, me fingiré ciego y Xan pasará por la portaría del huerto. Allí recogerá todas las semientes de lo que el papá del niño llama fruto del bien y del mal. Estas semientes, plantadas en la tierra fértil de que se ha originado Xan, crecerán y darán frutos del bien  para que comáis los dos hasta hartaros. Y os hartaréis viendo el tiempo pasar en todo su gran esplendor sin que para nada intervenga el dedo del señor, que dejará de mandar y señorear el paraíso e irá a otro lugar a rascar la gaita y ver si inventa alguna cosa mejor.
Eran tiempos muy difíciles para cualquier extranjero. Se hablaba de un enorme Suname que arrasaría toda la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches de la era del tiempo recientemente creada. El extranjero, que había mamado de las tetas de una zorra, sabia que del adviento podría tirar provecho. Con la moción del tiempo todo cambia. Y el cambio despierta angustia y a la angustia le sigue la creatividad como a la noche le sigue el día.  En el paraíso reina la pereza administrada por un eterno descuido, que algunos llaman negligencia y se arruga por falta de aplicación de los órganos. El tiempo es la principal fuerza del cambio. Dios sabia de eso, pero temía que en la tierra los cambios produjeran algo que él no quería; o, peor todavía, algún estúpido como el ángel de las luces podría querer derrocarlo en nombre del cambio. Fue por eso que dejó la tierra en las tinieblas durante tantos años. 
El tiempo transciende el poder que el papá tiene en la tierra y aunque la asegure firme por el rabo y haga mover todo a su vuelta, la Tierra gira desde que el mundo es mundo y el sistema solar salió del agujero negro. Es en las crisis, que el tiempo produce, cuando mejor aflora el complejo de zorro. Y si consideramos el extranjero un hombre que además de barro lleva sangre de coyote en las venas, escóndase la pereza que de la maleza viene Martin Corona con su col repleto de balas, dispuesto a encontrar los desafíos que la agonía de una triste rutina siempre aconseja.
Xan pensaba:  “El hombre no es dios. No puede tener poder sin consentimiento de los gobernados. Las personas pueden destituirlo a su criterio y placer”.
La cobra terminó de beber la copa de hiel que se habia servido para aumentar el dolor del veneno. El no se orientaba ni por el oido ni por la vista. Era el olfato degustado por la lengua lo que la hacia enter todo que a su vuelta ocurria. No seria la cabeza de un hombre lo suficiente poderoso para abatirla; luego a ella, la anaconda de la selva, la más hermosa y salvage de todas las fieras, capaz de destruir en la lojuria de un abrazo todos los huesos de un león y pasearlo por el cuerpo entero sin un arañón en la piel.
En la crisis, la cruz crece,
Arrancando la hiel del suelo.
En el infierno quema el alma,
Con fuego, para injuriar el cuerpo,
Castigo obeso con palo garrido.
Que de rodillas se persona
Para alcanzar el brillo
De la locura que lo aclama.
Cae, levanta, camina y sigue,
Cuando el deseo quiera
Y la voluntad te lo permita.

jueves, 23 de diciembre de 2010

XAN DO BARRO, IV

En la epístola al cielo se escribía:
“La misericordia del señor duerme con vos. Soy un extranjero que quiere estar en tu país y por ahí vivir ricamente. Expreso mi gratitud por la honra de haber existido bajo el palio y bandera de Perceebes y, en especial, derramo mi gratitud a los pies de Xan do Barro, el primer aldeano de los castros de Perceebes y las viñas del Sil.
 Me explico mejor: yo fui un mal tratado, pobre y arruinado por las orgías  del mundo. Oí hablar del paraíso de la tierra y decidí marchar hacia ella por el camino que sale de Roncesvalles y sigue las estrellas que iluminan el campo santo. Era de madrugada cuando yo alcancé ese gran país y por él me enamoré, aun si llevar un duro en el bolsillo. Creía suficiente pedir con buenos modos e hice mi pedido a un hombre bueno, que por nombre se llamaba Xan. Xan a secas, Xan nacido del Barro. Yo era un bagamundo, un trotamundo arruinado y, un poco sinvergüenza, pedí un euro emprestado. Imploré al hombre cierto y este se llamaba Xan ,humano  nacido de un huevo retirado del barro. Xan me dio la única moneda que tenía; la guardara para pagar la primera misa que habría después del tiempo creado. Ese euro me dio mucha suerte. Compré un billete de la once y me tocó el premio del gordo. Jugué todo lo ganado en una nueva tacada y volví a ganar. Fue así que me hice rico. La riqueza da poder y hace santo el hombre; con dinero todo se compra, incluso el tiempo y otras cosas más de lo que no es prudente hablar. Aquí hay un nombre  muy puro y todo a su vuelta es incorruptible, puedo confiar en él y financiar todo el dinero que la cobra pide para investir en el manzano y librar Xan de la maldición que impide comer el fruto  delicioso, que pende desafiante  en el manzanal reservado a los caprichos del niño”.
Xan, un poco entorpecido por el brillo del oro, llevó las manos a sus ojos y con la yema de los dedos hizo una leve frotación. Sacudió la cabeza como que queriéndose despertar y tuvo la primera y gran visión del futuro: cientos de ángeles vestidos de cifrón ($)  La mujer, a su lado, lívida como la blanca paloma, no sabia lo que decir.
- Amo y amor mío - se animó a hablar - tengo en esta caja una propuesta que podrá cambiar nuestras vidas. El extranjero te empresta su oro y confía en que lo has de gastar en una obra justa y meritosa. Lo hace porque sabe que eres un hombre simple y honesto; sabe que lo has de devolver cuando cumpla la misión de hacernos tan ricos como tu euro donado ha hecho rico a él. Pide también que por motivo de reposición de las perdidas que el oro tiene al paso del tiempo, le devuelvas a cada fin de mes, a titulo de rédito, un poquito del oro que él nos deja en la caja.
A veces, amigos míos, la idea surge, crece y determina la trilla que otros habrán de seguirla cuando lo crean necesario. Pero cuando es necesario perseguirla y dos se unen en el camino, antes de alcanzar la meta uno de los dos creerá que el otro es desnecesario. No era otra la idea original que se engendraba en el paraíso autonómico de Perceebes.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

XAN DO BARRO, III

En perfecta armonía, la mujer y Xan dividían todas las labores que necesitaban hacer para cumplir el pasa-tiempo. A la mujer Xan le dio el campo. A Xan la mujer daba el fruto de la cosecha. Como Xan era más acostumbrado a nadar, ella le ofreció una barca para salir a navegar, solo para verlo desaparecer en el despeñadero del atlántico. Como siendo hecha de hígado, que fácilmente se repone de grandes sustos, Xan enviaba la mujer a los acantilados donde crecen los percebes. En los días que el efecto de la luna la impedía, el palo hecho de la costilla de Xan realizaba su función y, como por aquellos días a los malos  tratos no cabía diagnóstico, la mujer se las componía como podía para hacer feliz su hombre Xan, macho sabio, extraído por milagro de un fecunda combinación: tierra, bosta de vaca y caca de cerdo, todo junto y amacigado por el tiempo que no existía..
El extraño no tenía piel escamada, ni rabo de cobra, pero en su cabeza alongada destacaba nariz puntiaguda, boca grande y lengua afilada. Decía querer conocer la mujer que tan dulcemente el papá habían creado. De su aljibera arrancó un monte de oro y lo depositó en posición adecuada para reflejar las chispas del sol que por aquellos tiempos eran inmensamente relucientes y cegaba los ojos incorruptos  del incorruptible Xan. Como los ojos de ella eran de hígado, el tiempo los trajo a luz primero que a los ojos de Xan, qué cegados por el brillo, parecían dormir.
- Señora, dejo a sus cuidados esta caja de oro. Soy un extraño, y Xan no me conoce, pero se que usted tirará provecho del valor que alberga el cajón  y hará que Xan sea el primero humano de la tierra a usurear todo el poder que del oro emana y, por tal razón, será más fuerte y poderoso que el papá del Niño, ese vanidoso y autoritario semejante del hombre, que él mismo ha hecho, para su gloria, la del niño y la del espíritu que une los dos.
En un primer momento, la mujer tuvo miedo de lo que de la caja podía tirar, pero, repuesta del miedo, prevaleció la curiosidad que toda mujer tienen por el misterio.  Dentro de la caja destacaba una carta que la mujer quiso leer antes que Xan despertara.

martes, 21 de diciembre de 2010

XAN DO BARRO, II

El papá, en su infinita bondad, atendió los caprichos de su niño, dio luz al sol y ordenó que la tierra diera vueltas alrededor de si misma para marear toda perdiz que en ella posase. En el principio Xan quedó un poco aturdido, el niño, también, y los dos casi cayeron al pozo, donde callarían eternamente por vida del tiempo, ahora creado. 
A la deriva del tiempo, un día Xan tuvo el mal sentimiento de querer imitar el cabrío terrenal y ver si servía para ser conejo en potencial. Rascó el principal miembro y único de la nación, y este, por arte de la magia, fue creciendo como un frijol en el país de las maravillas. Para no escandalizar los bríos del niño, su papá acudió en defensa del pudor y cubrió el único miembro de su nación con una hoja de parra, importada de las riberas del Sil
El papá del niño tenía muchos planos para concretar por el mundo creado por Dios y se marchó a otros lares llevando el neno consigo. Xan se quedó solo, perdido en un mundo que ahora corría y daba vueltas sin cesar. Pero tenía lo que hacer y lo hacia con el sudor de la carne y esfuerzo del músculo. Subía a la montaña en busca de piedra y bajaba a la ribera para construir castros de franca belleza y singular ternura. Xan era un hombre más fuerte y poderoso que Man, no lo derrumbaba ni el prestigio de un marino forastero, capitán de las tierras helenas y caballero de un buque que se partió en dos. Sísifo imitaba Xan do Barro en su eterna tristeza por repetir todos los días lo que todos los días hacia. Hércules, por la gran visión que desde sus 68 metros tuvo de Irlanda  al iluminar la vencida invencible y mal armada escuadra. Neptuno, todo poderoso del mar y poseedor de todas las fuentes de la comunidad, se calmaba cuando veía Xan llegar. Cerbero, el perro de muchas cabezas, guardaba con celo el pozo de la muerte para que Xan no cayese en él antes que el pecado mortal fuese inventado.
Xan pasó a ser un barro temido y, por temido, envidiado. Cierto día, un extranjero llegó al portal abierto de Perceebes y muy audaz sintió  que podía atacar la vanidad del único miembro de aquella poderosa comunidad.

-                               -       Majestad, el más Mixote de todos los percebes, Señoría ilustre de todos los señores del mar, cielo y tierra, ¿como extraéis tantos percebes de las rocas sin ahogaros bajo el peso de las olas?
 -      Muy fácil, señor Extraño. Cuando sentí el tiempo pasar pedí ayuda al papá del niño para que de mis costas arrancase una costilla y de ella burilase la mujer.  El papá del niño la pareó con gran maestría y celoso poder. La hizo con piernas perfectas, para huir de mi cuando yo la perseguía. La cubrió con pechos hermosos, para pecharme y obligarme a hacerla temida. Y la temía por el dolor de cabeza que de su cabeza erraba a la mía.
-          Días difíciles que todos los papás del mundo somos obligados a pasar todas las pasadas de la luna – justificaba aquel señor, papá del niño.
-          ¿Pero que es lo que tienen en común la mujer que dios le dio y la caza al perceebes, qué la tierra y el mar cuidaron? – interrumpió el extranjero con la eficiencia de quien todo consigue para ser el primero en la economía del tiempo y por el moto “time is money” hacerse dueño de lo que puede, engolfando  con sus cabos todo el fango de las rías.
-          La mujer es el alma del negocio. Cuando el papá del niño me pidió la costilla yo le di un pedazo de mi hígado y guardé el palo de la costilla para mejor ocasión. Me quedé verde de rabia, bien lo se, pero, al momento, lo que me sobró del hígado se rehízo y, sin gasto alguno, yo gané la mujer.
-          Continuo sin entender, mi señor Xan, maestro locuaz de todos los saberes y sabores qué por vuestras rías braman los vientos en defensa de vuestra percepción y de la perfección que abrasa el paraíso percebero.


lunes, 20 de diciembre de 2010

XAN DO BARRO, I

No hace muchos años Percebes era la comunidad más feliz de toda la comunidad gallega. Sus habitantes eran los habitantes más justos y honestos de toda la comarca a su alrededor. Se decía de Percebes que había sido seleccionada para ser el paraíso de la Tierra después del caos que siguió a la confusa orden de la creación. Xan fue su primer habitante y nació del producto de la tierra adobada con caca de vaca y mierda de cerdo celta. No fue otra la razón que le hizo mas humano y menos ambicioso que el otro hombre que papá del cielo hizo con barro rojo de muy baja fertilización. Xan creció orgulloso de lo que veía en el espejo de las aguas límpidas de la ría. Y era él lo que las aguas reflejaban. Las estaciones del tiempo todavía no habían nacido y Xan no necesitaba preocuparse con la lluvia, el frio o el viento. Todo era tan bueno y confortable que Xan pensaba vivir en un mundo perfecto y que él mismo era Dios.
El tiempo no pasaba en la vida de Xan pues ya hemos dicho que las estaciones no habían sido creadas y sin estaciones ¿cómo podría haber tiempo?
El único problema que sin sentirlo afectaba Xan era su relación con la naturaleza. A su vuelta todo iba cambiando. La cabra se juntaba al cabrón en extraños ejercicios. Las liebres corrían por los montes y se juntaban en perfecta asociación de hechos, y por tales hechos se multiplicaban sin sentido. Percebes era comunidad de un único miembro y durante muchos siglos mantuvo su principal miembro incorruptible.
Xan ya era grandito cuando se encontró con el menino Niño.
-          ¿Que haces en este jardín tan bonito? – preguntó el Niño a Xan.
-          Nada. Es todo lo que puedo hacer – respondió Xan, un poco aburrido.
-          Si nada es todo lo que haces ¿no temes poder ahogarte en ese inmenso mar?
Nunca Xan se había parado a pensar con las razones que exponía el Niño, y así preguntó:
-          ¿Qué uno puede hacer para poder ahogarse?
-          Es suficiente tirarse en un pozo lleno de agua y dejar el tiempo pasar.
-          Pero, Niño santo, si por aquí no hay tiempo ¿como puedo ahogarme si el tiempo no pasa?.
El Niño, que más que santo era un trasno, pensó que alguna cosa había que hacer para que el tiempo existiese. Echó sus dos manos sobre la boca, imitando la corneta  para agradar el eco, y gritó:
-          ¡Papaaa! ¡Fabrica el tieeempo para que este idiota pueda entreteneeerse!

domingo, 19 de diciembre de 2010

LA MAZA

En estos días, considerando la grandeza de los hechos registrados sobre el mantel de piel de cuero que cubre parte de la península, me parece cándido arquitectar cualquier opinión a respecto de algo que se le aproxime en orden de grandeza. Quien diría que los pacíficos paisanos de mi generación se transformarían en los beligerantes ciudadanos de una despedazada nación, unida por la imposición tributaria y nada más. “Si no creyera en la locura de la garganta del sinsonte; si no creyera que en el monte se esconde el trino y la pavura”, diría de mi vida: “yo nací en una rivera allá en el medio del monte y te canto mi guajira como lo hace el sinzontle”.
Dice Raul Castro: “O rectificamos o nos hundimos”.
Un agujero más y nos vamos justo a pique, juntos, todas las juntas - parecen decir las últimas noticias.
En la península se vive aflictivo por la amenaza de quien no sabemos lo que son; la única referencia a su malignidad es que son creedores de algo. En la isla del Caribe se vive angustiado por la ausencia de la oportunidad de endeudarse. Para adecuarse a las circunstancias de la deuda, España cuenta con cinco millones de desempleados. Cuba, para adaptarse al vicio de la capitalización, se prepara para echar a la calle medio millón de los ocupados en el estado de la salvación; decir que sobran un millón de puestos de trabajo es la misma cosa que decir que un millón de personas aptas al trabajo están clasificadas para poblar el arca que se hundirá.
En España la cosa va de mal a peor, porque habiendo cinco millones de desempleados ¿como pueden justificar que se aumente el tiempo de trabajo para los que están en la hora de descansar continúen trabajando? Descansarán, estoy seguro,  cuando se encuentren con una carta de despedida, allá por sus cincuenta y pico de vida. “El corazón, si no creyera en la balanza, en la razón del equilibrio”, hará lo que sabe hacer en tales circunstancias, colapsar, infartar, obstruir, impedir que la vida siga viviendo sin alguna razón para vivirla.
Cuba piensa en una reforma de calado, qué cambiará el país como ha cambiado el país que hoy todavía se llama España. Por aquí, aunque estemos fuera del triangulo de las Bermudas, el calado cala más hondo, lo suficiente para callar los cinco millones de bocas que sobran, las otras que no secuentan y algunas más que vendrán.
Por las calles de Madrid hondea vigorosa una multitud de paños rojos manchados de blanco con la sigla UGT y CCOO. De momento el gobierno español va preparado algunas medidas de explosión combinada, como lo son la flexibilización de las leyes del despido y la inflexibilización por mejores condiciones de jubilación. Dicen que lo hace para mejorar sus relaciones con el sistema financiero internacional. Lo que para mí no está muy claro es la bandera que izarán en el mastro principal de la barca que pondrán a pique.
“Si no creyera en algo puro, si no creyera en el deseo, si no creyera en lo que creo, si no creyera en cada herida, si no creyera en quien me escucha, si no creyera en lo que duele, si no creyera en lo que quede, si no creyera en lo que lucha... ¿qué cosa fuera, corazón, qué cosa fuera? ¿qué cosa fuera la maza sin cantera? un testaferro del traidor de los aplausos, un servidor de pasado en copa nueva, un eternizador de dioses del ocaso, júbilo hervido con trapo y lentejuela...

sábado, 18 de diciembre de 2010

REGODEO

Por alusión, me suena a golpe en la cara con luvas de pelica. En una antigua reyerta, tuve el honor de desafiar el ilustre conde a una travesía entre el faro de Muxia y el faro de Camariñas. Había un premio bien definido para aquel que llegase primero. Si conde, mi castigo sería leer todos sus libros, que él dispondría gratuitamente para que yo los leyera. Si yo, debería comprometerme a leer todos los libros que conde había dispuesto para que yo gratuitamente los leyera. Por jueces y padrinos, tendríamos ambos los jueces y padrinos ubicados en el condado de Corcubión, a cuyos cuidados los ciudadanos de esta estupenda costa dejamos nuestras angustias cuando el augusto adversario resuelve saltar la cerca y cortar camino por senda ignorada del otro contrincante.
No se quien de los dos se ahogó primero en esta afamada travesía. Es de suponer que yo me hundí primero, si consideramos la presión hacia abajo que la edad, después de cierta edad, ejerce sobre nuestro buque, chalana en mi caso.
Es de mi honor cumplir los compromisos asumidos en palabras y gestos bajo el testimonio de un cabello, de la barba de mi cara puesto que, diferentemente de su condición de hombre noble, en la cabeza no los tengo. Siendo testimoniado mi hundimiento por la virgen del Carmen y la virgen de la Barca, estoy a espera de la sentencia judicial que determine la lectura, si no de toda su obra por lo menos de la parte que usted considere más proficua.
Sabemos como andan despacio las cosas de palacio. Y por las bandas de mi querido Corcubión las cosas no son diferentes. Es muy probable que por las razones de un presidente popular me hayan registrado como hombre muerto en la fe de vida. El primer indicio de esta presunción está en el hecho de que no me consideran suficiente vivo para elegir un grupo de listones en las elecciones de mi local nacimiento - non vaia ser o demo que un so voto defina o que outros votos non queren.
Algo anda mal por los caminos que llevan la sentencia al sentenciado. Y no cabe a mí hacer preguntas en el idioma que sea, pues ya no sobra fuerza en la lengua para poder responderlas. Ahora no venga usted con el cuento de mal nacido pues de buena cepa yo soy y mejor cepa yo tendría si me acusase la inquisición.
Hace unos días yo engullí esa tal de vieira cultural. No me avisaron que podría engullirla con casca y todo. Y así lo voy pasando muy mal, como si hubiese sido traspasado a golpe de espada por esa legión de tres millones de libros enterrados a mi lado, en el campo espiritual.
Opinen ustedes lo que quieran, qué opinar es constitucional. Por autocomplacencia en el mundo que me toca vivir, es de mi derecho el justo regodeo y, por tal regaudere, hacer que mis penas traduzcan el contento de poder vivir.

viernes, 17 de diciembre de 2010

AL PIE DE UN RIO

Dicen que una golondrina no lleva la primavera, ni el rengo hace una mula, ni el desubicado chupetea el culo. Son dichos populares que nos llevan a creer que la sentencia opuesta nos deja desorientados, como quedara Adam en el día de la madre, o firmes como el rulo de una estatua.
Pero la verdad es que observando lo observable nos quedamos chamuscados como tufo de cabellos quemados y mucho más enredados  que una orgia de lombrices sobre el camino largo de la esperanza pobre.
En cierta ocasión llegó un gallego a uno de los morros que da vistas a la bahía de Guanabara. Se instaló en un lugar adecuado para observar la vida social de las gentes del local, todas abenzoadas por Deus e bonitas por natureza
– Que beleza!
Tamborilaba el gallego trotando sobre sus pies un simulacro de samba a la moda de la jota gaiteira. En la bolsa llevaba una subvención amarrada a la junta de sus piernas. Su misión era llenarla con informaciones del tipo psico-social, del tipo que nos harían entender como vivían los habitantes de la era pre-colombiana. Era un investigador bien intencionado por las partidas presupuestarias del IDI. Pero no era cosa fácil dedicarse a la investigación cuando uno se acomoda a los deslices interpretativos de su lengua y desprecia el significado que un mismo modelo fonético posee en otros cantos. Así, cuando un chaval preguntó al gallego cual era su profesión, altanero y soberbio, el gallego respondió:
-Investigador!
El chaval, empalidecido como estatua de mármol y apretado como el tornillo en una rosca, se alejó tan raro como político honesto y desapareció como turco en la neblina entre las bielas que cortaban la pendiente de una escalinata de la social favela de un rio de enero.
El gallego continuaba bailando su samba amuñeirada cuando, de repente, se vio rodeado por un grupo de hombres fuertes, de pies enchanclados, pecho descubierto, labios gruesos y nariz achatada. Como era investigador, el gallego nada parecía temer. Mucho por lo contrario, se creyó admirado en el arte de bailar y tal vez endiosado por unos paganos que nada entendían de alá.
Fue tamaña la ingenuidad y valiente la cándida presentación del investigador lo que detuvo el brazo encuchillado de los abrahánes en el morro Moria. En la lucha trabada entre los dos estados, el de la coca y el de la coca-cola, los defensores autóctonos conocían la valentía  de muchos investigadores enviados a sus calles por la tropa de elite.
El hombre en la naturaleza pura no es un bruto sanguinario. No habiendo religión por el medio ni miedo a una invasión, su sentimiento se atiene a los dictámenes de la razón y busca entender las consecuencias de sus actos. El gallego no era investigador. Era un pobre pesquisador a servicio de una aldea extraña en el otro lado del horizonte. Y la diferencia entre esas dos palabras había determinado la detención de la mano encuchillada, cuando decidida ya se dirigía hacia el degüello de un cándido investigador gallego.
Después de alguna porfía entre lenguas parecidas, sin que el gallego entendiese el peligro del momento, el grupo de abrahanes se deshizo como se formó, bajo la bruma del morro  en una favela al pie de un rio de enero.

jueves, 16 de diciembre de 2010

CAJA DE ILUSIÓN


K + X = 0
Definamos K como la constante de cualquier valor y X como un valor cualquier de la vida real. Sumando las parcelas del lado izquierdo podemos igualar su resultado con el valor infinito que representa el cero sobre el lado derecho de la igualdad. Por ejemplo, siendo K un valor que la imposición tributaria define constante para sostener todo el aparato gubernamental, necesariamente todo el valor X de la parte gobernada tendrá la siguiente representación:
K = 0 – X
Esto quiere decir que tanto mayor sea X tanto montará K en el caballo de la igualdad social y, como ambdos factores que componen el escenario tienen necesariamente señales opuestos, el resultado de su combinación será siempre una operación de suma cero.  Este es un sistema de retroalimentación combinada entre lo útil y lo imaginable. Asociaciado entre parcelas destroncadas a la moda cartesiana para mejor comprensión, lo indiviso podemos fracturarlo en tantas partes sean convenientes para el crecimiento conveniente de K. Y por tal arte tenemos un X parroquial, un X municipal, un X sindical, un X provincial, un X autonómico y dependiente del estado de las autonomías; un X estadual, un X europeo, un X mundial, un X provisional a efectos de bolla y caos financiero. La correspondiente contrapartida a ese infumable relación de X’s unitarios, siempre pasibles de ser fraccionado por la división de cualquier resto y submúltiplo de cualquier asociación, es una relación equivalente del factor K originario de tan complicado sistema.
Es un sistema de retribución impositiva, que se retransmite desde cualquier centro de imposición, escondido artificialmente en un enmarañado de leyes que dificulten cualquier pregunta a la naturaleza de la razón. Por supuesto, históricamente se muestra un sistema solidario capaz de generar confrontación entre los intereses artificiales del K y los intereses vitales de X. Los duelos de inventivas son puntuales en casi todos los puntos globales y nunca se agotan por si mismos, pues lo que era artificial se convierte en vital y a lo vital sentencian accesorio,  en mutuas, espasmódicas y compulsivas acusaciones.
Para ganar solvencia, huno, (K), va al FROB solicitar fiado para endeudarse adecuadamente a la insolvencia del sistema. Por un  principio de fusión, el líquido se iguala en altura entre los diferentes puntos de vasos comunicantes y, delante de tal evidencia, el otro, (X), será llamado a ofertar impositivamente su contribución. Lo hará para que la suma de resultado cero no se altere. Por otro principio, aquel que todo lo evapora sin mostrar la liquidez, lo que era solido se esfuma como flotando el humo en una caja de ilusión.

martes, 14 de diciembre de 2010

NI EL TIEMPO CONSUME

Eso de lo que hoy trata mi amigo y viajero Conde, andante  por el mexico lindo y querido, es un buen trato del tiempo,  a quien por tratado debemos someternos para hacer burla a la seguridad de alguien que no se siente seguro. Es un buen chequeo eso de apalpar el cuerpo y permitir que el agente público deslice sus manillas envolviendo aquello que hemos convenido definir como pelotización. ¿Pelotización o globalización? ¡Bah, che! ¡Qué más da! Todos son huevos de la misma tortilla.  Lo cierto es que en este mundo parroquializado  hay cachondeos, pero que muy más cachondos, que el cacheazo a que sometieron conde en algún posa-aves, de esos que dicen puertos aéreos y que se esparraman y aplanan el mundo entero.
La vida tiene dos datas, la del nacimiento y la de la muerte. Entre una y otra la vida pertenece a los vivos, y los vivos vamos componiendo esa pléyade heteronómica que el ortónimo Pessoa tan sabiamente ha ido idealizando a lo largo de su precisa y corta navegación.
Navegar por los aires exige continua atención a la turgencia de insólitas turbulencias. Pero también no basta la previdencia de la atención, consumida continuamente por la preocupación de vivir seguro cuando nuestras fuerzas se muestren inferiores a las fuerzas que la seguridad nos ofrece.
Me acosté – y soñé que estaba lejos, más allá de Bagdad, en las fronteras de la locura, en un palacio de damas cubiertas con finas sedas, exhalando aroma de ebrios perfumes, como si yo fuera un vivo Buda, de esos de un cuento de Queiros.
Había corrido toda la vida menos un poco. Es un poco que, siendo vida, también es necesario navegarla con precisión, y ya decía Pessoa que si navegar no es necesario, vivir no necesitas.
Se, porque sabia, que tengo derechos adquiridos en la cruzada de la vida. Pero el derecho nunca viene a nós cuando el tú reino se hace en vós y la voluntad se subordina a la voluntad de quien tiene colmillos de sable y pico de cuervo. Y entre picos y puntas, caminas hasta que el deseo te desanima. Y así seguimos por un desierto de vida fértil, aunque plagado de sargazos.
Por una decisión del Supremo Tribunal de Justicia me entero que esa tal de seguridad social me viene hurtando desde el momento que ella puso sus manos sobre mi nombre. Y lo hace hartándome de palos a toda vez que yo invoco el derecho de reclamar el resto de una división inexacta. Ayer, huno, funcionario de balcón pero con título superior, me preguntaba como yo creía que el bando de la seguridad podría vivir seguro sin retirar de los retirados todo el resto de un ahorro que la seguridad no ha conseguido ahorrar. Triste dilema, pensé yo, muy propio de un socrático filósofo, de un fecundo platónico, de un eficaz aristotélico o de un racional restaurador de la verdad pura y divina, Tomas de Aquino, todos actores de un tiempo que se fue pero no ha conseguido consumirlos.

domingo, 12 de diciembre de 2010

JUAN SIN QUEJA

Mi buen y respectado amigo Gerardo:
El tiempo por aquí está maravilloso, azul, caliente y, de común con Galicia, muy lluvioso. Los días son más largos y crecerán un poco más hasta el fin del mes. Después, el péndulo marcará el retroceso natural en dirección al invierno, que por esas bandas del apóstol Santiago llamáis verano. La navidad por aquí es tiempo de inundaciones y alguna que otra desgracia, pero también es tiempo de mucha ilusión, de esperanza y mucha fe para que no se repita el daño que la inflación ha provocado, en estas bandas, durante cincuenta años.
Bueno, ni todo es exactamente ilusión con esperanza y caridad. La caixa, que parecía un sueño de honestidad, ha sido vendida a un banco mayor y más poderoso. Este sí sabe trabajar y ha resuelto aumentar sus ganancias cobrando lo que cree conveniente para mantener mi cuenta en su lugar. Como vivo en un país libre, me han ofrecido la libertad de cambiar de caja si el cajón no se muestra fiel a mi conveniencia.  De lo dicho al hecho, me cambié de caja y me senté en otro banco, este también grande y poderoso, además de federal. De cara, financiaron alegremente lo que yo estaba necesitando  para no caer en el foso de la inadimplencia, palabra que vosotros ignoráis pero que por aquí integra el currículo de todo pobre deudor.
Una noticia poco esperanzadora es el aviso de que van restringir el montante de la financiación y que el sector automovilístico se las tendrá que componer como pueda cuando llegue la ocasión. Ya sabemos: menos coches vendidos, menos empleos atendidos para superar el montante anterior de capitalización, pues, si el obrero no tiene remedio, habrá que salvar el capital; qué muy bien lo saben los políticos de cualquier lugar, globales o parroquiales, sin moneda fuerte no tendrán pan, a no ser que vuelvan al campo y cosechen la moneda en forma de trigal.
Hay otro hecho que deseo que usted conozca. A mi fue contado por mi primo Juan, hombre del mar y pescador envejecido hasta que la muerte lo llevó. Cuidaba de la alimentación de la fogosa caldera de un barco que yo vi construir en la ribera, cuando la ribera existía en la ría de Cee. Sorprendido el buque por la impiedad del tiempo, que de tiempo en tiempo se irrita a cualquier coste, dependía de su esfuerzo la velocidad del buque, que debía ser mantenida para que las olas no lo tragasen y en el desfiladero del pozo atlántico muriese toda la tripulación. El primo Juan era un hombre valiente, noble y pobre y esto ocurrió cuando la codorniz temblaba por el frio de un fresco general  y en estas costas advocaba un castro celta del lugar. Juan fue un hombre valiente y noble, y por ser muy pobre jamás se quejó.
Galorego, ex obrero del mundo.

martes, 7 de diciembre de 2010

BODA ALEGRE

Andamos sobre la cuerda bamba de sistemas y poderes de los otros días; tomamos aliento encima de los tojos de una posada que encuentro sobre el camino cuando plácidamente resuelvo mirar de reojo a los controladores que controlan el revolar de pájaros sobre el corralito de la cornisa ibérica. Leo incontinente los amores de sarrillo por mi antiguo camarada Lula, muy preocupado el pimientilla por el caza-cazas Rafale de la diosa Bruna, a quien todos nos gustaría poseer, si poseídos fuésemos por el calvo de la lotería navideña.
Ayer, la constitución de los constituidos habitantes de España, en medio a un controlador alarme general,  cumplía su trigésimo segundo aniversario. El tiempo, en toda la península, no estuvo propicio a los festejos típicos de este simbólico día. Por otro lado, con tanto desempleado a llorar sus desgracias, un examen pormenorizado del valor contributivo de lo que supuestamente puede ser deducido de tan amplia carta no pasa en la reválida. Y la reválida en este momento es necesaria para preservarla de los rigores temperamentales de la tercera edad.
Los siete padres podrían haber escrito algo mejor. Pero Dios en su infinita sabiduría también podría habernos hecho hombres mejores y sin embargo no lo hizo. Es lo que hay. Es lo que tenemos. Si queremos mejorarlo habrá que reformar el molde. Y ya sabemos que por un único molde, hecho a semejanza con escoria de una fundición, continuaremos muy aproximadamente iguales o imperfectamente diferentes.
El poder de hecho se asienta en su poderosa capacidad informal de ejercer influencia política. No necesita estar legitimado, pero legitima todo que necesita y condena todo que le molesta. Admite no interesarle la fuerza, pero  emplea la fuerza con extrema destreza cuando desea mostrar su poder fáctico. Y lo hará siempre que en su estrategia de conservar el poder se vea amenazado por ideologías amenazantes a  su natural status quo.
El triunvirato fáctico, reinante en la era de la transición, después del adviento de la constitución setentaochentista aumentó considerablemente su potencial artrópodo. La sociedad de la araña mostraría su eficiencia en la habilidad de crear un simbionte azul del ave marino como esqueleto protector. A los spider-man se unirían las spider-girl  por promoción de un casamiento perfecto. Y ahora un poco envejecidos, el maravilloso casal artrópodo resuelve ofrecer  el riso líquido de sus venas para que los grim hunter del apocalipsis sigan bebiendo el precioso licor, acompañado con trinchas de carne de bochornosa fiesta, sin olvidarse de la gloria de una infértil ceremonia.

domingo, 5 de diciembre de 2010

INPUT/OUTPUT

Labores intra-mundanas me han impedido de dar conexión a lo que en el estiércol de mi cerebro se elabora durante la digestión de mis matinales lecturas. Pero poco importa las razones que entretengan el procesamiento natural de todo aquello que ingerimos. Todo y cualquier cosa que entra trinchada en el pote asentado en el trespies de mi lareira es INPUT. No importa las vueltas que tenga que dar por los largos y estrechos meandros del laberíntico procesador. Al final siempre sale alguna cosa, porque alguna cosa tiene que salir. A esto se llama OUTPUT.
¿A usted no le cheira lo que pueda ser input o output? Bueno, le recomiendo que salga fuera de las limitaciones cranianas que bordea su pensamiento.
Input, ya lo explica la propia palabra, es alguna cosa put, puesto dentro de un sistema y utilizado en sus operaciones para alcanzar un put resultado, por ejemplo: energía, trabajo y poder, utilizados en la dirección de esa maravillosa máquina que es el hombre con hambre. La palabra put ha sido empleada desde tiempos ancianos para referirse a algo o a alguien que admite la entrada de alguna cosa. Más tarde (recientemente, habrá que admitirlo) fue muy utilizada para fertilizar terreno de alguna cosa que computa (ordena, dirían los nacionalistas de la lengua paisana) y por tal embrujo input pasa a ser ampliamente utilizado en todo que se refiere a la transmisión de opinión e información.
En muchas circunstancias el significado de la palabra input descama en algo incomprensible, para hacernos dudar de si put es algo bueno o put es algo malo. Por ejemplo: que podemos pensar de Put-ing? O este otro: ¿cual el destino que debemos dar a lo que creemos que está put-refacto (corroído y corrompido)?
Vamos ver ahora lo que podemos distraer de la palabra output. Out-put, también claramente explicado por lo que se deduce de la composición autoput (pues es así que suena la palabra out en la fonética real), es la energía, trabajo y poder que sale de un determinado sistema en un determinado periodo.
Difícil, ¿verdad? Pese a la enorme importancia que tienen estas dos palabras, son pocos los que consiguen entenderlas. Peor aun es saber que, entre aquellos que saben, algunos creen que input es mejor que output. Los imputs – dicen-  nos hacen entender cada vez más y mejor:- tanto más leemos y  oímos, tanto más pasivamente entendemos - esclarecen algunos.
Pero otros se postan al lado de la salida para afirmar que el output es muy superior al input, porque buen resultado, aunque suene como un pedo, es todo aquello que hablamos y decimos y, aunque salga por el culo, constituye expresión pura de la lengua manoseada por la boca y cantada por las manos, cuando fielmente auxiliadas en el sistema por la ordenanza de una computadora. Ough!