É o que sempre me pareceu logo que tiven a primeira desilusión política por creer que a sigla dun partido contiña o zume da su ideoloxía.Extraña democracia a nosa que se ve abocada por intereses expurios, artellados ó sabor do raposo oculto nas sombras da carballeira enxebre. Ninguén lle ve o fuciño, ninguén pode mirarlle os ollos, a súa fala é un ruxido feroz, o seu salto é lei escrita nas penas a arreboar despois do asalto con marca rexistrada do pezón e a bocada do canino.
Hoxe xa non sei como pensar para evitar que o meu pensamento me traizoe.A luz tenue que alumea o meo camiño descubre a sombra que a min se achega.O instinto da conservación material fai que as mans se posicionen ao alrrededor do peto, como defensa prevía a abordaxen da sombra.Saben pola súa vocación guerreira que é no peto da alma material onde se concentra o gran interes do asalto.A luz é miñna aliada e por moi tenue que se presente eu non poido evitar lle dar atención cando a percepción de algo extraño ao sonar dos meus sentidos capta a súa presencia.Que a presenza da sombra sexa un fenómeno da naturaleza provocado póla obscuridad intransaponible dun corpo opaco é algo intuído dende a profunda intelixencia da alma humana.Que a sombra, sendo proxección da nosa alma, nos vote medo é cousa para ser pensada como un gran desvío da sanidade mental.
Di meu amigo Oca que a moción de Ceensura non é cousa de partido, inda que o futuro de oito mil cidadáns teñan sido repartido entre catro equipos que xogan entre eles o dereito de facer o pobo feliz. Dous equipos son suficientemente poderosos e adiñeirados o suficiente para dobrar a vontade sensiblemente minoritaria dos outros dous.O pueblo non manda no xogo da súa conveniencia.O pueblo é un espectador que paga a gozar a delicia de algunha boa xogada.Habendo empate, a decision sempre é ordenada dende a posición do dedo gordo, con independencia do lado da man que o goberne.
Calou o meu sentimento de villano desajeitado a idea de ter un presidente que ten na súa consigna a feliz idea de facer do meu pobo persoas orgullosas de pertenecer a un pueblo feliz.Como eu sería ben-aventurado de poder integrar un equipo con tan virtuoso pensamento!.
No meu mundo, a la distancia del olvido, eu imaxino como sería bueno facer real ese virtual e exótico pensamento.Sería tan facil como facer fluír unha corrente de gran voltage no cerebro de sete persoas comandadas a distancia por sete fíos ao pendor perfeccionista do artista polichinela, xestor de marionetas.
Oca, por este feito selvaxe, prova a independecia do seu sentimento. Inté eiqui nada a arrebosar, sería mais um independista minoritário a ciscar na man de um xestor de ilusións. Logo agora que desde o centro do poder queren arrancar a ilusión da gobernabilidade local e facer un concentrado de vontades, todas loucas polo interes de dar a uns poucos privados a alegría de ser donos do que póla historia da propiedade era un ben para todos.
Por su preocupación con los problemas de los países en desarrollo, Theodore Schultz y Arthur Lewis compartieron el premio nobel del año 1979.
En el Modelo Dual de Lewis se destaca la existencia de países donde la población es abundante respecto al capital y los recursos naturales. Tal dicotomía descubre un sector de la economía, sector de subsistencia, en donde la productividad marginal del trabajo es pobre, nula o negativa. El escenario que Lewis contemplaba en sus observaciones era el escenario del mundo subdesarrollado y jamás se le ocurrió que su modelo podía ser adaptado a las economías del primer mundo.
Una economía dual tiene dos sectores, capitalista y de subsistencia. En este tipo de economía la oferta de capital humano excede su procura con un diferencial infinito (cinco millones de oferta para una demanda cero) En el sector capitalista, el sueldo es el salario de subsistencia. En el sector de subsistencia, el sueldo es menor que el salario de subsistencia. La economía vive aislada del exterior y produce un único bien, el mismo que se consume e invierte.
En una situación de oferta ilimitada de capital humano y capital financiero escaso, este último se aplicará en el sector capitalista hasta que la productividad del trabajo empate con el salario. Curiosamente, tal salario el capitalista lo determina en función de lo que el capital humano consigue ganar fuera del sector del capital financiero, en el caso de España son las ayudas sociales. Luego, las ayudas sociales son una especie de referencia o punto de partida en la formación del precio del capital humano abundante. Habiendo alguna necesidad inmediata de capital humano, el sector capitalista resuelve ofrecer un plus de sueldo para sacar el capital humano de su estado letárgico dependiente de las ayudas sociales, y lo motiva a emplearse en el sector capitalista. A largo plazo, si ninguna desgracia se interpone en el desarrollo del sector capitalista, el sector de subsistencia acaba desapareciendo. En ese momento sentimos que ya no somos pobres y podemos disfrutar del bienestar eternamente. Pero esto es muy malo para el sector capitalista que acaba perdiendo referencias en su rumbo, y luego se ve a la deriva en un mar desconocido. El capital humano, conocedor de los límites de su existencia, pierde fe en el ahorro., todo que gana se va al consumo en la forma de gasto. El sector capitalista, por fuerza de su raciocinio circular, supone que es el único que ahorra en el sistema dual y el ahorro lo convierte en Inversión continuada, lo que provoca más demanda de capital humano y, no habiéndolo en la economía del bienestar, lo va buscar en el exterior, en las economías de subsistencia. Por este artificio, el salario mínimo más un poquito se mantiene estable en las economías desarrolladas.
El modelo sostiene que la capacidad productiva aumenta con la inversión de los beneficios obtenidos por los excedentes del sector capitalista y el capital financiero crece en relación directa con la renta nacional. Es un círculo vicioso que puede crecer hasta el punto que no exista más capital humano para empurrar la mula del crecimiento.
Theodore Schultz merecio el premio nobel 1979 por su trabajo sobre el desenvolvimiento económico centrado en la actividad agrícola.
Thomas Malthus decía que la Tierra no sería capaz de suportar el crecimiento vertiginoso de la población. El capitalismo salvaje pretende demostrar la falsedad de aquel pensamiento, probando como la revolución verde consigue producir un excedente de alimentos. En España, el sector agrícola contribuye en el PIB con algo alrededor de 3 %. Producimos excedentes de trigo, azúcar de remolacha, tomates, aceitunas, frutas cítricas, uvas de muchos tipos, corchos para taponar los oídos y otras muchas cosas. Somos el mayor productor de aceite de oliva y el tercer mayor productor de vino. Somos abundantes en la producción de naranjas, limones, y fresas. Nuestra industria destaca en los textiles, en el procesamiento de alimentos, hierro y acero, ingeniería y construcción naval, maquinas y equipos. La información tecnológica y telecomunicación están en expansión con un gran potencial de desarrollo. El turismo representa nuestra principal fuente de ingresos y continua fuerte a pesar de intentos de eliminar el turismo de la clase media oriunda de algunos países con serias dificultades en la paridad de sus monedas. Infelizmente, nuestros recursos minerales caminan hacia la extinción y el entusiasmo industrial desde el año 2009 viene registrando tasas de descenso jamás vistas
La economía española viene sufriendo continuos trompazos en su parte más vulnerable del cuerpo: los testículos. No hay en el mundo ningún productor que necesite tanta financiación para soplar bollas como necesita el capitalista español para vivir. Es una financiación que la mendigan a los trabajadores, comerciantes y empresarios autónomos, la retiran de los fondos de pensión, la engordan con más impuestos y la registran a cuenta de los devoradores acreedores extranjeros. Naturalmente, como ellos esperaban, esto nos ha hecho muy vulnerables a la subida de tipos al antojo del capricho capitalista.
¿Creían los corderos bíblicos que su carne y lana la cuidaban los lobos para que las cabras y cabrones viviesen en la economía del bienestar? Nuestra fiscalía no consiguió percibir el lio en que se metían las familias al aceptar contratos de préstamos condicionados a tasas variables o supeditadas a plazos extremamente cortos. Eran falsas las inversiones que se aplicaba en gastos con intereses imposibles de ser técnicamente amortizados en el plazo fijado por la oferta de crédito. Lo lógicamente previsible a cualquier pensamiento de previdencia mediana era que al primer préstamo seguirían otros, y otros hasta el límite técnico en el que el deudor empezaba a percibir que nada era de él, ni aquello que había sido suyo ni lo que había tomado emprestado, ni el esfuerzo de toda una vida, ni la ilusión puesta en el rescate de una historia digna. Nada. ¡Absolutamente nada! Perdemos todo, lo que debemos y lo que no debemos, para beneficio del socio, generalmente un habilidoso engañador de esperanzas, artero irresponsable, político corrupto y voraz comedor del capital humano, siempredisfrazado de vieja simpática en el cuento de la caperucita roja.
Nuestra dependencia de recursos energéticos es otro punto muy débil de la economía en discusión. Hemos vivido una falsa abundancia comprando mucha energía con ahorros externos; hemos desarrollado vicios consumistas antes impensables, luego, el devorador de capital humano, siempre muy atento al acecho del desvirtuado desatento, invade lo que creíamos poder autonómico para condicionarnos al consumo de mierda a cualquier precio; lo que era valor determinado por la mano invisible del mercado, ahora es precio que aumenta, mismo que baje la demanda.
El tercer punto débil de la economía española está en la falsa abundancia de activos inmobiliarios. Hemos construido mucho, no para el bienestar de las familias o para ofrecer a las personas un derecho a la vivienda explícitamente determinada en la Constitución. Hemos construido por un modismo de la vanidad de la que se han aprovechado los especuladores y hoy, en el centro de tan grave crisis, los substituyen, con absoluta naturalidad, las arañas, las ratas, la polilla, y algún que otro desesperado sin techo. Esa funesta combinación de factores ha dado causa a lo que eufemísticamente llamamos crisis financiera y no es crisis financiera. Lo que tenemos en manos es una crisis de valores, una fuerte crisis de moral, una colosal deficiencia de virtudes. Una absoluta ausencia de alianzas entre lo posible y lo deseado.
La economía española está viva y continua batallando aún con un dramático paro de su fuerza combativa. Continua creciendo bajo la sombra de fuerte expectativa de la autoridad que desea reducir la marcha a un paso lento del PIB. Al toque de menos uno, menos dos, menos tres…ordena que otros contingentes de elevada especialización también sean enviados a la reserva y manda que los substituyan por una tropa de jóvenes guerreros, supuestamente con ilusión mejor adaptada a las circunstancias del momento, y con ella puedan dar combate sin tregua a la moral decadente de la artillería obrera. El campo de recuperación económica está muy lejos y, caminando en marcha lenta, imaginan que podrán restaurar la confianza de los consumidores internos y así vuelva a elevarse el nivel de consumo como se eleva una onda en el mar.
El sector industrial que procesa alimentos es responsable por 16 % de la producción industrial total de España. Muchas compañías cerraron sus puertas o están con grandes problemas financieros, principalmente aquellas ligadas a la construcción y al sector público. En 20 años España se colocó entre las diez potencias económicas mundiales gracias a su capital humano barato, el espectacular incremento del turismo y, a partir del año 2000, gracias al fabuloso crecimiento de la burbuja inmobiliaria. El ahorro extranjero, la oferta mal intencionada y su consumo exento de criterios solventes (observando solo el beneficio y casi nunca el coste ni mucho menos su retorno al prestamista, que lo exigía descontaminado de los males de la inflación) acabaría convergiendo en el foso en que estamos.
La evolución de la deuda demuestra cuan insostenible era nuestro progreso. Nos hicimos dependientes de un esfuerzo definido en la capacidad de producir valor agregado. Ese esfuerzo debe ser capaz de transformar cualquier cosa en algo atractivo a los sentidos de los dueños del capital. Pensamos que a esta altura de su riqueza global, ya lo tienen casi todo. Materialmente no les falta absolutamente nada, pueden darse al lujo de dedicarse en los placeres de la baja condición humana o saltar al espacio y realizar un paseo cósmico al precio de lo que consideran una fracción insignificante en el stock de capital humano, fácilmente reembolsable cuando de su regreso a la parroquia Tierra.
Hay algo que un jarabe súper concentrado de capital no consigue remediar, es ese extraño fenómeno al que llamamos Muerte y que tanto asusta a los que son muy vivos y asusta un poco menos a los que andamos viejos y con poca moneda en el bolsillo para aplomar los pies y mejorar el equilibrio. He aquí una gran oportunidad para empleo del capital humano en I+D+i e inmersión de nuestro cuerpo y alma en actividades que le den habilidades en R&D, que es así como los dueños del capital conocen el I+D. Ya contamos con alguna experiencia en la renovación de energía solar y la eólica. Tenemos un San Agustín que sabe todo del alma y un santo Tomás que sabe todo de la verdad. Sevilla tendrá el próximo año la mayor producción fotovoltaica del planeta. Tenemos una de las mayores reservas de actores, que podemos transformar con un pequeño gesto de capital humano en astros y estrellas de gran magnitud. Si esto fuera poco, existe un proyecto para el valle de Málaga por el que sus promotores creen que será el gran centro europeo de investigación e innovación de nuevas tecnologías de comunicación e información. Pero si todo esto no bastara para dar empleo al capital humano, nos queda la complacencia cultural del gran museo antropológico y mayor expresión de la arquitectura mundial, idealizada y materializada desde la Vía Láctea para los gallegos de la parroquia del santo Santiago.
En 1961, cuando yo había resuelto invertir mi pequeño capital humano en una aventura en tierras tropicales, Theodore Schultz se adelantaba a mis virtudes empresariales y propuso al mundo lo que él entendía por capital humano, algo que sería ampliamente desarrollado por Becker en 1964, año en el que yo tuve que compatibilizar con una infinidad de disturbios callejeros, desempleo y empleos que culminaran con la revolución militar del año 1964 y también con la infinita alegría de ver nacer mi hijo, fruto legítimo de mi personal capital humano en consorcio con el humano cariño de mi esposa. Sendos los tres entendíamos que el capital humano significaba para el desarrollo algo más fuerte que la aportación de dinero, o mismo la estructura física que lo alojaba en su caja. En mi entendimiento, nada superaba la grandeza del capital humano formado por la unión de la santísima trinidad: padre, madre y los hijos ganados por el interés de un matrimonio feliz. Honestamente, hoy pienso que ese pensamiento lo retiré de la cosecha de mi madre en el huerto de su puerto en la bisbarra de Cee.
El concepto de capital humano sugiere que puede darse a una persona el mismo uso que se da al dinero, a la tierra, a una máquina, a un edificio, a todo y cualquier elemento que integra el patrimonio de una persona o empresa. El capital humano puede ser modelado a la conveniencia capitalista que le chupa el jugo hasta dejarlo en los huesos. La teoría postula que el gasto en capacitación y educación es costoso y debe considerarse inversión, ya que se hace con la intención de sacar provecho aumentando los ingresos personales. El uso de de la expresión capital humano es utilizado muchas veces para justificar diferencias salariales entre los trabajadores en función de alguna diferencia en la habilidad de leer y escribir o por alguna habilidad específica de una labor comercial o industrial. Por este foco, el capital humano es similar a cualquier otro medio físico de producción: un capitalista puede invertir en capital humano por el camino de la educación, cuidados médicos, treno parcial o continuado en habilidades específicas, etc. El resultado de la inversión va depender del valor que el capital humano añade a la producción, luego, siendo el capital humano medio de producción, los intereses retirados del incremento de la producción va generar más capital.
El gran defecto de este tipo de capital es que, no obstante pueda substituirse, no se puede transferir a semejanza de un pedazo de tierra, trabajo muscular o el capital fijo, pero esa característica era lo que, para Schultz, daba explicación a la gran dinámica de las relaciones económicas.
La educación pasa a integrar la relación capital-trabajo como elemento que se añade al trabajador para generar más trabajo y por esa razón la educación entra en la órbita del capital con el nombre de Capital Humano y se integra en el cuerpo del capital general en la forma de propiedad privada de algún señor. Siguiendo tal consideración, el crecimiento económico puede ser explicado a partir de la transformación del trabajador en capital humano, representado por el nivel de su educación y algunas variantes que dependen de alguna capacitación heredada. Las diferencias salariales entre los trabajadores pasa a ser explicada primordialmente por la inversión hecha en la educación, salud, adiestramiento y estimulo a los bolsones de pobreza para mayor beneficio marginal del capital humano.
Lo paradójico de esta teoría está en que todo que se invierte en el trabajador es efímero, pues se limita a la vida útil del trabajador con un alto grado de depreciación en términos capitalistas. Otro problema del capital humano es que no puede ser comprado ni vendido, y su reproducción, partiendo del principio de reciclaje, no ha sido considerada por el capital empresario, fundador de la empresa, que también se deprecia y su interés marginal decae en función de su esencia humana.
El capital humano está anclado a la educación y ésta, al gasto publico. Todo gasto público, sin excepción, sale del resultado del trabajador humano, quien utiliza los medios de producción para sacar rendimiento al capital acumulado. Luego, las cuentas públicas son el meollo de la cuestión que debe ser considerada con lente de buena lupa. Los que dependen de financiación lo ven negro y los que no dependen lo pintan blanco.
Finalmente tenemos una reforma laboral a la que todos los empresarios adhieren como forma de acabar con las injusticias blandas. Otras más duras vendrán. Todos los españoles lo sabemos y algunos las esperamos con mucha resignación, o las aceptamos porque otro remedio no tenemos. La reforma laboral es justa, buena y necesaria porque lo dice Rajoy y esto ha hecho que cambie mi actitud porque veo donde está la salida, pues como bien lo dice el mal Feito, mejor hecho será si negando un trabajo de cuevero en la Tierra me mandan hacer agujeros en la Luna. A lo que yo me niego es trabajar en Laponia, allí no voy ni que me vistan de papa Noel. Bueno, es un decir, porque con un palo caliente metido en aquel lugar, uno va a cualquier Laponia del mundo para maravillarse de los seis meses de luz y lo que le resta a la sombra.
Cuando se aproxima la recesión, la mejor forma de aumentar el paro es flexibilizar el despido, barateándolo. Evidentemente, quien determina reforma laboral retirando la poca seguridad que tenían los trabajadores es porque cree que esa reforma va tener algún efecto, mismo que no crea que va tener efecto alguno a corto plazo y a largo plazo el afecto que tenían al gestor de la reforma se transforma en defectuoso boomerang. Ya van queriendo tomar medidas para que, con largo palo y la mano extendida, el efecto afectuoso sea duraderamente perfecto.
Yo nací en una época que no existía el capital humano, luego debo creer que mi origen en el año 1940 fue consecuencia del cruzamiento de las cepas puras que vienen renovándose desde que mis antepasados, Adán y Eva, emigraron del Paraíso original y se asentaron en la costa que llaman de la muerte porque por aquí disfrutamos viendo la vida pasar de un punto inicial, en el Pindoschan, al otro final, donde todos los soles, lunas y estrellas que a él se aproximan desaparecen en el foso negro del plus ultra Fisterra.
Es especialmente importante establecer esta conexión con el pasado para evitar que nuestros herederos nos atribuyan conceptos que genéticamente no hemos recibido de nuestros padres. Si por algún cruce de los cuatro caminos ha surgido algún tipo diferente de ser humano, me gustaría decir a las generaciones futuras que ese nuevo tipo, al que llaman capital humano, es un caso raro de mutación animal al que se le ofrece algún valor en tanto lo consideremos realmente raro. Pero a partir del momento que se haga abundante, como va siendo el capital humano depositado en las cajas de paro español, ese capital perderá su calificativo humano para transformarse en una basura cualquiera, eso sí, con mucha dificultad para descartarla.
De momento sabemos que Capital Humano es el nombre que se da a un extraño ser capaz de concentrar (en su cabeza, músculos y otros sentidos) competencias, conocimientos y cierto comportamiento derivado de una actitud temprana que lo impulsa a realizar trabajos con algún valor económico. Como cualquier otro capital, el capital humano lo han pintado con colores muy vivos para darle importancia en las empresas de suceso. El capital humano, diferente de otro capital, consigue desarrollarse por si mismo, aplicando gran parte de su capital tiempo a su animal educación, por lo que cree ganar conocimiento que consumirá en labores prácticos con la esperanza de ganar experiencia y poder utilizarla en beneficio de su natural condición humana, cuando, por la situación del tiempo quemado, ya no le sobre salero para disfrutarlo.
Algunos teóricos del pasado ya se referían al capital humano como una fuerza más entre los tres factores de producción, bastante homogéneo, fungible y de fácil substitución.
La contribución del sector terciario, formado en su gran mayoría con capital humano, contribuye con dos tercios de la renta nacional. Esta participación, aunque parezca cómodo y bueno para la teoría de ocupación del tiempo por el ser humano, es peligrosa delante del avance del modismo que sostiene la teoría de la austeridad suportada por la economía del desempleo y desdeña del paro absoluto que destruye las personas sin la debida ocupación de sus respectivos tiempos de vida.
Vivimos en un escenario tan pesimista que ya se hace necesario encender luces de la Ribalta y focar las candelas en todo y cualquier nicho de mercado. Para eso será necesario hacer de nuestras embajadas un centro de promoción del producto español y hacer que los embajadores y todo el cuerpo diplomática hagan un esfuerzo extra, orientado al descubrimiento de necesidades consumistas compatibles con la posibilidad de oferta española.
No eran todos, los que manifestaban cierto repudio velado a los inmigrantes suramericanos, profundos conocedores del Brasil, su historia, su geografía y la grandiosidad con que SIEMPRE acogieron los emigrantes españoles, sin discriminarlos en razón de credo religioso, político o económico. Me atrevo a decir que la gran mayoría de los españoles residentes, incorporando la grandeza imperial del europeo pretenciosamente rico, vanidoso, soberbio y muy amigo del bárbaro Busch, pasó a considerar cursi cualquier conocimiento vinculado a la cultura brasileña. Me acuerdo de una vez, en el aeropuerto de Barajas, cuando informaban la partida de un avión para el Brasil, casi todos los comerciantes se apresuraban a cerrar sus puertas para reabrirlas al momento que anunciaban partida de avión hacia Europa o Estados Unidos. Lo mismo observé con los aviones que partían para Argentina o cualquier otro destino suramericano, decían que daba mucho trabajo y poco dinero venderles artilugios de Toledo.
Pasó a ser común por aquí la divulgación de noticias que hablaban de la deportación de personas presas en Madrid, acusadas de inmigración ilegal cuando habían ido a España atraídas por un profundo sentimiento de conocer el país de sus antepasados. Muchos estudiantes reportaban que en Madrid las autoridades se referían a ellos llamándolos cachorros, algo muy insultante en la cultura brasileña. He sentido como algunos amigos míos insinuaban comportamientos indecentes en personas inmigrantes. Cuando conseguí hablar íntimamente con algunas de esas personas, pude observar como era gente íntegra, culta y con moral elevada a pesar de las circunstancias que a algunos apenaba por la dificil situación de vivir en un país hostil.
En mi personal caso, aún siendo gallego de pura cepa, descendiente por línea directa de Adan y Eva, desde los tiempos que habitaban el campus tellae de la Via Láctea, sufrí en la piel la desidia de las autoridades españolas, que me mostraban sin piedad el poco aprecio que tenían al emigrante retornado y dificultaban hasta la raya de lo absolutamente irracional mi reinserción en las variantes de una cultura en estado de transmutación.
España es un país con mucha inversión de empresas privadas en el Brasil. He visto en la TVE cierta promoción del Brasil como opción al paro en España. Es verdad que actualmente en el Brasil hay mucho trabajo, pero la reserva de trabajadores brasileños es muy grande y, contra lo que se diga por aquí, es muy competente y está bien preparada para enfrentar cualquier DESAFIO.
A partir del día 2 de abril, los españoles que entren en el Brasil serán sometidos a una “inflexible” lista de exigencias, determinadas por el gobierno brasileño para obtener autorización de entrada en el país.
Dicen que lo hacen por un principio de reciprocidad. Algo que yo me cansé de reivindicar a las autoridades gallegas, específicamente al conselleiro Miras Portugal y, directamente por e-mail, al senador de España y presidente de Galicia, el saudoso señor Fraga.
Lo que ahora vemos en la relación bilateral de dos estados soberanos es ¿reciprocidad o retaliación?
Lo que sea, es justo y el Brasil lo aplicará en la medida adecuada, estoy seguro, sin los excesos cometidos en España incluso contra los propios españoles.
Exigencias para un español que ingrese en el Brasil:
Pasaporte válido por, mínimo, seis meses. Billete de ida y vuelta. Reserva de hotel o carta convite si se hospeda en casa de amigos o parientes. Demostrar condición financiera para soportar gastos mínimos de R$ 170,00 al día (cien dólares).
Aunque pueda parecer mucha cosa para el orgullo herido, no es nada comparado con los malos tratos que algunos brasileños han recibido en España.
Desde que el nuevo gobierno se ha instalado en el reino de la Moncloa nosotros vivimos corriendo atrás de alguna idea autóctona capaz de encontrar solución a nuestros problemas particulares. Todo es cuestión de dar el primer paso, y no parar cuando el segundo se obligue a dar el suyo, y evitar que el tercero se acobarde por la distancia que necesita cubrir, e impedir que el cuarto se acomode en el camino andado por los pasos que lo precedieran.
Delante de nosotros existen una infinidad de instrumentos metodológicos que pueden ayudarnos en la solución de problemas generales y contribuyen a encauzar los particulares para que se armonicen en el seno de la colectividad en que esos problemas surgen. Sin propuestas capaces de solventar eses problemas, el malestar crece y se hace insostenible.
Solución de problemas generales es un sistema metodológico, equivalente al sistema intuitivamente metodológico utilizado por estudiantes del bachiller elemental, muy útil en el auxilio de situaciones diversas en que una persona se confronta con problemas y necesita algún método especial de abordaje.
Naturalmente, antes que ese método pueda ser aplicado en cualquier particular clase de problemas, sus reglas de aplicación deben ser sólidamente aprendidas para que puedan ser introducidos en el dominio de un problema particular. Así pensaba Herbert A. Simon al desarrollar simulaciones del pensamiento humano dentro de máquinas que abordaban el pensamiento por intermedio de símbolos y los conmutaban en ideas de raciocinio muy semejantes a las respuestas que los niños ofrecen en su fase de aprendizaje y evolución cultural. Con el correr del tiempo y por tentativas de erro y suceso acabamos ingresando en nuestro sistema mental cuestiones cada vez más complejas, estas estructuran un abanico de conocimiento más amplio y consigue formular alternativas de solución bastante consistentes al problema en aprecio.
Los ordenadores en general son máquinas que poseen símbolos manejables para un determinado propósito y son programados para dar respuestas numéricas o respuestas simbólicas de cualquier naturaleza, imitando consulta a las diferentes metas exigidas al pensamiento humano. Pero, claro, antes que toda esa simbología pueda ser aprovechada por el gestor de problemas, se hace necesario el aprendizaje del método y correspondientes reglas aplicables en el dominio de un particular problema. Los recursos disponibles en la técnica general de problemas, además del repertorio metodológico, incluye naturalmente, toda y cualquier información pertinente al dominio del problema que deseamos despejar.
Rompecabezas.
Cierta vez, a la isla Grande del conjunto de las Lobeiras fueron parar seis náufragos que regresaban de las Antillas a camino de Santiago. Tres eran cregos y tres eran jóvenes pertenecientes a una tribu de caníbales. Los seis se respectaban en función de la fuerza de su igualdad numérica, pero los cregos no confiaban en los caníbales, ni estos confiaban en los cregos. En la isla había una piragua en la que apenas cabían dos personas. Todos los seis sabían remar. No veían señales de vida en el continente, pero los seis necesitaban trasladarse urgentemente al cabo Finisterre antes que la violencia de una tormenta los ahogase en la isla. El problema que consumía a los seis náufragos era saber como proceder al transporte, sin riesgo de que algún crego fuese comido y sin riesgo de que los caníbales fuesen arrojados a los tiburones por los cregos.
Supongamos que este es rompecabezas que afecta nuestra inteligencia por primera vez. Nosotros fuimos premiados por la naturaleza con ciertas habilidades y también fuimos educados para pensar y plantear problemas con alguna dificultad en su solución. Podemos resolver este específico problema o sentirnos incapaces de ofrecer solución, pero la verdad es que, existiendo un problema, todos los afectados acaban de alguna forma pensando en él. Y aquí surge una nueva cuestión, ¿como se estructura el pensamiento que envuelve la solución de un problema?
Evidentemente se nos hace necesario hilar alguna especie de abstracción del problema para que sirvan al concepto abstracto del método general con el que buscamos la solución.
Hay seis personas en una isla y un bote que solo puede transportar dos personas a la vez.
En su estado genérico observamos eventos que deben ser cumplidos por actividades diferentes en distintos tiempos. Conseguimos describir los eventos y también conseguimos destacar las diferencias que envuelven el poder cumplirlos, esto es, sabemos lo que podemos y lo que no podemos hacer. En un primer momento distinguimos la diferencia entre el estado de los seis náufragos y el deseo de todos salir de la isla, salvos y sanos. Existe una piragua que por experiencia todos saben que podrá llevarlos al continente. Luego, todos pasan a considerar las posibles secuencias de viajes que posibiliten el transporte de los seis náufragos al cabo Finisterre. No se supone que del otro lado existan personas para ayudarlos o que estén esperando para comerlos.
En esta formulación patética se hace claro lo que puede ser resuelto por técnicas de resolución de problemas y aquello que depende del conocimiento subordinado a la cultura y experiencia usable en el ámbito del problema en aprecio. La técnica de solución consiste en diferenciar dos estados, el uno presente y el otro deseado, así como el número de operaciones necesarias para realizar el deseo.
Un proceso amplio de solución de problemas, según Albert Simon, puede ser estructurado sobre metas de tres tipos:
1. Transformación de objetivos: cambiar un objetivo “a” para un objetivo “b”. El objetivo “a”, que consistía en que todos los seis náufragos se refugiasen sanos y salvos en el cabo Finisterre, fue transformado en el objetivo intermediario “b”, que consistía en transporte de dos personas en viajes sucesivos. En el primer viaje fueron dos caníbales; en la isla quedaron los tres cregos y un caníbal de garantía para que el bote regresase para rescatarlo.
2. Reducir diferencias entre las metas: para eliminar o reducir la diferencia “d” entre los objetivos “a” y “b”.
La diferencia “d” entre el objetivo intermediario “b” y el final “a” estaba en 4, cuando se hizo el primer viaje al continente; aumentaría para cinco, cuando regresase el bote con un caníbal. En el segundo viaje a Finisterre marcharían un cura y un caníbal y ambos se quedaban en el continente. Regresaba el primer caníbal dejado en el continente. En el tercer viaje marchaba el segundo cura con uno de los caníbales menos cansados. A seguir regresaba el bote con el otro caníbal, ligeramente repuesto del pesado fardo de remar contra la corriente. El proceso de salvamento continuaría hasta que igualasen los objetivos “a” y “b”. Lo descrito es una de las alternativas de salvación que se podían dibujar en acuerdo con lo que se conocía del problema y en cierta consonancia con la cultura o incultura del tomador de decisiones, en este caso, este vuestro humilde servidor.
3. Introducir Operador “q” aplicativo de metas: para valerse del operador "q" en el objetivo "a".
Cuando una persona fija un objetivo o meta y no sabe como alcanzar el objetivo y llegar a la meta para marcar gol, esa persona está delante de un problema. Pero para que el problema exista, primero la persona debe tomar consciencia del problema, reflexionar sobre él y promover algún tipo de solución consciente. Es muy importante que un problema sea representado correctamente y esto incluye representar los elementos más relevantes por medio de dibujos, símbolos, formulas matemáticas, etc. Naturalmente, la representación es algo que depende de conocimientos previos y alguna facilidad para poder disponer de ellos en el momento cierto. Por ejemplo:
Isla de Maranduba
En una playa muy concurrida en el norte del estado de São Paulo, cierta vez me vi atrapado por un fuerte remolino que me impedía llegar a la pequeña isla de Maranduba, a la cual yo siempre nadaba en un esfuerzo anual para conservar la musculatura sana y estéticamente varonil. El remolino no solo impedía avanzar como también frenaba mi regreso a la playa del continente, donde se divertía mi familia charlando con otras familias conocidas en el camping. En cualquier dirección, la distancia a tierra firme era pequeña, yo flotaba sobre un pequeño canal y, para hacer pie, necesitaba nadar unos diez metros hacia cualquier lado. En la playa las olas reventaban con mucha fuerza, pero cerca de la isla todo estaba muy calmo y la calmaría sobre el canal hacia girar el agua con más fuerza que el músculo de mis brazadas conseguían igualar. La primera percepción del peligro fue pensar que el remolino era superficial y yo podría escapar de él sumergiendo y nadar por el fondo (dos o tres metros). Quemé el pecho en este intento y no conseguí salir del lugar. En la playa nadie se había dado cuenta del problema que envolvía mi situación. No adelantaba gritar por socorro, pues el viento conducía mi grito hacia la isla sin cualquier alma en ella existente. En aquel momento pasaron por mi cabeza todas las técnicas de solución de problemas que yo había aprendido durante los treinta años de vida (mi edad en el tiempo de los hechos narrados). Abrí brazos y piernas y me dejé flotar mirando el sol como paseaba en el cielo. Era sol de enero, muy abrasador en los trópicos, suficientemente caliente como para freír mi sien y hacer una tortilla con los meollos. Yo necesitaba tener calma y conservarla por el tiempo que aquella situación problemática permitiese. Respiraba fondo y aseguraba en el pecho todo el aire que podía para mantenerme flotando. El tema de administración de una empresa no me era desconocido. En aquel momento mi vida era una empresa que yo debía administrar identificando sus problemas y promoviendo la solución más adecuada. Con Frederick Winslow Taylor yo había aprendido a como eliminar movimientos inútiles y a dimensionar tareas cronometrando el tiempo necesario para realizarlas. Mis objetivos reposaban lúcidos: debía alcanzar la playa de forma eficiente con el uso de un mínimo de recursos y eficacia demostrada por haber alcanzado la meta. El recuerdo de Henri Fayol me alcanzaba por los catorce principios básicos de su administración científica; en aquel momento destacaba la disciplina, mi autodisciplina, como algo necesario para mantener todos mis sentidos unidos en el objetivo-meta, e impedir, por el orden, el caos generado por el pánico en instantes extremamente peligrosos. La comparación del medio con los fines de mi proyecto existencial mostraba en aquel momento un intransponible abismo, mucho más propicio a una fatal caída que al éxito de un vuelo reposante. Como no podía dejar de ser, reflotó en mi consciencia la memoria de Descartes: ya me iba sintiendo el centro del mundo y veía como todo a mi alrededor giraba: el mar y cielo, las montañas, el sol, la playa, la isla. Empecé a dudar de mis sentidos y a creer que ellos me engañaban confundiendo algunas percepciones erradas con otras correctas. No podía imaginar que habiendo tanta gente corriendo y jugando en la playa no había nadie que me viera girar flotando en el mar. Pero yo pensaba al mismo tiempo que giraba y descubrí que pensando yo existía, y dejando de pensar yo sería un hombre ahogado. Debía continuar pensando en el gran problema de aquel atribulado momento y dividirlo en tantas partes me fuera posible para buscar en la razón del pensamiento cartesiano la tabla de mi salvación.
Próximo a la hora habitual del almuerzo escuche la llamada de mi esposa ¡Ramooon! Como ella no oía mi respuesta, a seguir le hicieron coro mis hijos, ¡Paaai, Paaai! Lo normal era que yo respondiese regresando con largas brazadas. Mi inmovilismo giratorio les hizo comprender la gravedad del momento y alrededor de ellos se agrupó todo el campin berrando slogans de calma y fe en la salvación. Ella llegó por la plancha de un surfista que enfrentaba ondas gigantes que reventaban en la playa a unos quinientos metros del camping.
El comportamiento de una empresa orbita en un sistema de decisiones. En tal sistema cada persona adopta decisiones de forma racional, consciente y las decisiones acaban provocando actitudes y comportamientos muchas veces irracionales e inconscientes. En la concepción sistémica administrativa, el hombre es visto como un ejecutor de decisiones racionales, elaboradas y puestas en práctica con la colaboración de todos los trabajadores. El mundo interno de una persona, su esperanza y deseos por medio de la manifestación de su voluntad acaba influenciando aquello que ve e interpreta de la misma forma que aquello que ve e interpreta acaba influenciado lo que desea y quiere. Esto es, las personas deciden en función de la percepción de la situación en que se encuentran.
Una empresa u organización empresarial es un complejo sistema compuesto por partes interdependientes que interactúan entre sí para formar una unidad mayor que trabaja en busca de un objetivo común. Para minimizar las incertezas, el gestor sigue las reglas establecidas para una tomada de decisión. Normalmente evita cambiar las reglas, pero debe redefinirlas en situaciones de elevada presión, cuando el ambiente cambia intempestivamente y surgen nuevos datos útiles al proceso de tomada de decisión. El hombre es un ser capaz de buscar racionalmente las informaciones necesarias a la solución de problemas, puede escoger entre las diversas alternativas que se presentan y decidir por aquella alternativa que cree ofrece mejor resultado. Por otro lado, el instinto orientado por alguna pasión reduce la racionalidad de algunas decisiones, que acaban impidiendo la escoja de la mejor alternativa en función de algunos criterios en que basa la escoja. En la realidad, lo que un administrador hace es buscar un número limitado de alternativas fundamentadas en la información que dispone y aplica aquella que considera mejor, de acuerdo con su experiencia o expectativa de consecuencias futuras.
Es imposible para cualquier gestor conocer todas consecuencias a las alternativas que un basto número de información le proporciona y ponen a disposición de su poder de decisión. Por tal razón, Simón consideraba que la teoría administrativa debe ser teoría de la racionalidad intencional, limitada a las características personales del gestor, quien acaba decidiendo por algo sin tener, en muchas circunstancias, los medios para maximizar el resultado. La decisión adoptada por un gestor puede ser buena, pero no la mejor, como podrá comprobarse al analizar el resultado. La optimización de una decisión pertenece al campo de las posibilidades ficticias, optimas en el cálculo pero con fallas, por consecuencias de fallas en las premisas adoptadas en su formulación teórica, por fallas consecuentes de las limitaciones naturales del ser humano o fallas decurrentes de costes, de tiempo, de creencias políticas, religiosas, o mismo de conflictos derivados de la voluntad de conseguir o conservar poder.
Yo he sido un investigador incansable en la busca de entendimiento que justificase, a mí, el esfuerzo de repetir operaciones monótonas en el ambiente de una organización empresarial. Giuseppe, un italiano jefe de un departamento experimental de construcción de prototipos de automóviles, me avisaba con cierta sorna calabresa, “Toma cuidado, Ramón, macaco que muito pula busca chumbo”. Mi opinión era que un cazador consigue derrumbar con más facilidad un mono acomodado en un gallo que a otro que se esquiva saltando de rama en rama. De cualquier modo, en nuestros respectivos momentos, los dos fuimos derrumbados sin cualquier piedad, cuando a la empresa le fue conveniente por alguna razón que a nosotros, instrumentos del capital, jamás nos convencería.
Explicaba un internauta, comentarista de los lugares comunes de mi amigo Alfredo Conde, que huir de los lugares comunes es el primer consejo que dan las editoriales a los escritores noveles. Podemos convergir o divergir en este pensamiento tanto cuanto la distancia y nuestras culturas lo permitan. Un macaco que, como yo, fue haciéndose viejo por sucesión de paradas y saltos en la jungla urbana ha visto y revisto como ideas comunes sobre un tema poco común, cuando salen de la pluma de un nobel premiado, adquieren dimensión universal. Tergiversar sus ideas puede ser tarea extremamente indigesta, socialmente penosa y políticamente peligrosa, aún considerando el principio constitucional que ofrece libertad al derecho de emitir opinión.
En el sistema de contradicciones económicas o filosofía de la miseria, Proudhon se preguntaba si seria culpa suya el hecho de que la hipocresía y la imbecilidad siempre se esconden bajo el manto de alguna etiqueta santa. Desde el punto de vista moral e intelectual, la sociedad o el hombre colectivo se distingue de la persona-individuo principalmente por actos espontáneos en la acción, esto es, por el instinto, que aflora de la inconsciencia, protegido por fuerzas que presume sacar de la colectividad. Al hombre aislado en su individualismo no le queda otra opción que aquella de vivir en el tedio y morir en su egoísmo. La ciencia que muchos teóricos predican todavía continúa brutal y enmarañada por actos de mala fe. Para vivir somos forzados a ingresar en un dualismo cuyos términos sabemos que son falsos o integran un raciocinio circular compuesto de falsos silogismos, esto es, de falacias.
Buscando ofrecer razones a la existencia de un quijote guerrero en la defensa de la organización pura y honesta, el sacho ancho con palo largo fue nadando por el interior de todo y cualquier libro de economía, administración y filosofías políticas, cualquier cosa que cupiera en el interior de su bolsillo intelectual y le propiciase conciliar los diferentes intereses de sus diversos sentidos. Tarea dificil para un don Miguel de Cervantes Saavedra. Tarea imposible para un vulgar don Ramón da Costa da Morte, pero la ilusión de enfrentar gigantes feroces le daba ánimo para caminar sobre los argumentos de extrañas obras.
Leí, con mucha tesón por tirarle provecho, la obra de Kepner and Tregoe “The Rational Manager”. Explicaba como un administrador resuelve los problemas. Decía que el gestor de problemas iniciaba la odisea resolutoria definiendo lo que realmente era problema; si saltase esta fase de definición, el gestor seria un gran problema para la organización. La definición del problema siempre surge de algún desvío entre aquello que debía ser y por cualquier razón ya no lo es. Los problemas identificados son calificados por grado de urgencia, por la seriedad o fiabilidad y por la tendencia del problema a su magnificación. El método consiste en preguntar y responder a las siguientes cuestiones:
¿Que es o no es? ¿Dónde es o donde no es? ¿Cuando empezó a ser o dejó de ser? ¿Cuál es la extensión del cambio?
Esas eran las distinciones del problema cuyas causas debían ser investigadas. Identificadas las causas por distinción de lo que es y de lo que no es, el siguiente paso es comprobar la veracidad de lo que se asume. Determinadas las causas del problema definido y clasificado en primer orden de Urgencia, Seriedad y Gravedad en la tendencia (USG), el paso a seguir clama por acción del gestor de decisiones, quien debe establecer objetivos y los límites en los que el resultado puede ser producido de acuerdo con los recursos disponibles. La estrategia para solventar el problema exige conocimiento de algunas alternativas de acción y su comparación con aquello que debe ser y con su relativo puede ser. El tema sigue por un esquema circular de análisis de problemas, tomada de decisión, análisis de problemas potenciales y acción exigida a la dirección y control de una empresa, viendo el estado de tu empleo en el centro.
Otra lectura que me ha impresionado bastante fue “Como llegar al SI en la negociación de acuerdos sin concesiones”, escrito por Roger Fisher y William Ury, traducción de Vera Ribeiro –Rio de Janeiro: Imago, 1985. Es una obra que yo recomendaría como libro de cabecera a todos los ministros de Rajoy, a todos los sindicalistas del ramo obrero y patronal, a abogados y jueces, a misionarios y a los buenos caníbales que habitamos en el exterior de la patria ribera.
Cuando se trata de aprender a aprender lo que creíamos que habíamos aprendido, todo el tiempo perdido en esta labor será útil para saber como gastamos el tiempo, que de otra forma nos consumiría en el desespero de querer agarrarlo, pararlo e impedir que siga el rumbo natural.
Herbert Simon fue ganador del premio nobel, año 1978, por su pionera investigación sobre la tomada de decisión en el interior de las organizaciones económicas. Creía que la tarea de decidir se limitaba a una simple división del tiempo en tres etapas.
No quito ni pongo Rey y no hay señor que pida mi ayuda.
Pienso haber conocido personalmente todos los alcaldes de Cee en estos casi 73 años de mi vida. Los conocí en sus respectivas residencias y también en el interior de las casas consistoriales de Cee. El alcalde más antiguo del que guardo memoria fue el alcalde Villaverde, un hijo suyo fue mi amigo en tiempos de escuela primaria. El último, hasta este momento, es el alcalde Ramón Vigo, hijo de mi amigo Ramón Vigo, de quien he sido vecino en la calle donde vivían sus padres, hermanos y hermanas y que, posiblemente, será de él por herencia natural.
Si prospera la moción de censura articulada desde el PP y BNG, el siguiente alcalde podrá ser mi amiga y ex colega de partido, Sra. Zaira. Pero si por cualquier otra circunstancia los concejales deciden nombrar Daniel Oca Alcalde de Cee, puedo afirmar que también lo conozco personalmente, a él, como también conocí a su perro negro que tenía la manía de depositar un monte de caca exactamente debajo de la cesta del campo de baloncesto, en el colegio Fernando Blanco, donde yo practicaba el arte de echar pelota en el aro (este hecho ocurrió hace casi diez años cuando Oca, a pesar de su formación académica, no imaginaba ser candidato a ningún puesto político).
En las actuales circunstancias me es muy dificil tomar partido. Influenciado por un emisario de Aznar, adopté el PP creyendo que era un partido democráticamente popular. Me equivoqué y pedí a Zaira que diese baja a mi condición de filiado, filiación que había sido honrada con carta firmada personalmente por Aznar, pero deshonrado por un maquiavélico comportamiento de un ex diputado provincial y ex alcalde de Cee, que se decía muy amigo mío. Me entusiasma el PSOE porque fue el partido escogido por mi padre y yo a él no me filié por un monte de circunstancias que el destino pone en nuestro camino. Con alguna sospecha, yo creía que Vigo sería, dentro del conjunto de los candidatos a concejal, el más indicado a llevar la gobernanza del concello de Cee. Sin cualquier duda de mi parte, Vigo sobresalía sobre la condición de Antonio y Amanda. No me equivoqué en la pretensión de mi pensamiento, pero los malos hechos, sin resolución hasta el presente momento, indican moral impropia para ejercer el cargo de máxima autoridad en la villa de Cee. Por un principio de ética, tanto en su condición de alcalde como en su profesión de médico, Vigo debía renunciar al cargo político y concentrarse en la defensa de su honra.
La moción de censura era previsible y late renovadamente a cada nacer del sol. Sin tener señor que me obligue a correr en su ayuda, sigo paciente el desenrollar de los hechos políticos en la Cee Villa del Mar de mis recuerdos.
En la pensión de enero recibí una inesperada sorpresa. Mi pensión llegaba ajustada por un factor que el Gobierno dice que corresponde a la inflación del año pasado. Por aquí la justicia es un poco más justa y el estado no comete las mismas barbaridades que el estado de las autonomías comete por ahí. Por ejemplo, el gobierno por aquí nos dice que la inflación del año pasado fue 6,08 %. Este año, a partir de febrero, con toda la justicia constitucional que prohíbe rebajamiento del poder real de las pensiones, mi poder de compra restauraba el poder de compra que mi pensión tenia en enero de 2011. Los 6,08 % perdidos en ese periodo perdidos se quedarán, pues no es culpa del gobierno ese imperdonable descuido mío, ni a él podemos atribuir la desidia que nos afecta, ni siquiera nuestra falta de actitud objetivando evitar nuevas pérdidas que por desgaste de la memoria se repite en dosis homeopáticamente mensuales, teniendo inicio antes de la corrección del valor pasado.
En enero, antes que mi pensión fuese restaurada, vi con mucha alegría como el impuesto sobre propiedad urbana crecía 22 % sobre el valor del año anterior. Justo, magníficamente justo; el ayuntamiento debe ser grandioso aún siendo territorialmente pequeño. Yo consigo comprender esas cosas y por el bien de la gobernabilidad nada me aborrece y soy feliz calculando los límites soportables por la naturaleza animal del ser humano para poder confrontarlos con los límites a que puede llegar la naturaleza bestial en el grado máximo de su naturaleza animal. El aumento para servidores del judiciario en este paraíso tropical fue de 66 %. Muy poco, injustamente poco.
Por las razones arriba expuestas yo no consigo entender ese movimiento del YO-NO-PAGO que va tocando el extremo norte procedente de Grecia y acaba motivando las ganas resentidas de los amigos que como yo amamos Beatles y Rollings Stones. Me sumo al movimiento del AQUÍ-TODO-DIOS-PAGA e ninguen escapa. El gran problema de un movimiento de este orden es que en la contabilidad existe la famosa contrapartida que exige que haya un receptor para todo y cualquier pagador. Y si desde la agencia Reuter del Reino Unido notician que al déficit presupuestario le han soplado un volumen considerable de aire y ya le van explotando bollas por todos los lados, muy dificil va ser contener el aire explosivo que se aloja en el pecho de todo cristo metido en la cruz. Es pagar para ver.
Oubo un tempo en que a miña vida era miña, parecía seguir ao longo da liña. Agora estou eiqui en horário diferente, lonxe, e non sinto como ti sintes. Busco o que hai para descubrir, procurando nos lugares escondidos con ritmo de un tempo perdido e moita pena de non estar presente.
Vivimos días de novedosas noticias que van colocando nuestra extremada península ibérica en el foco espacial del universo global.
El lunes pasado, tuvimos la novedosa noticia del lanzamiento del satélite vigués desde el Centro espacial de Kourou, en la Guyana francesa. El Vega se une a la flota formada por el pesado lanzador Ariane 5 y Soyuz, que laboran desde el Puerto Espacial Europeo enclavado en tierra americana con bandera francesa.
El lunes 13, ayer, fue un gran día para nosotros, los hijos de Pindoschan y los más de mil obreros que ha participado en toda y cualquier decisión que ha permitido el desarrollo del lanzador ligero más avanzado y competitivo del mundo. Entramos en una nueva fase para lanzamiento de nuevas y variadas misiones científicas y tecnológicas: VERTA, que, en una de las variantes versiones de la lengua hablada por Breogán, significa Vega Research, Technology and Accompaniment programme.
Vega, para conocimiento de los que estamos desempleados, tiene contrato comercial con Arianespace; otros contratos millonarios están en negociación. El torpedo Vega fue diseñado para un variado arreglo de misiones con metas específicas para dar respuesta flexible a las oportunidades de mercado (Vigo se ha cuajado en ese mercado millonario). Semejante a otros pequeños lanzadores, el Vega consigue poner en órbita circular (altitud 1.450 km, inclinada 69,5 grados de la línea del Ecuador) peso muerto que pueden variar en equivalencia de 3 y 35 personas, muy poco peso si lo comparamos con el peso vivo que nuestra galera Santa María, La Gallega, consiguió transportar, sin derecho a retorno, a una distancia más lejana, Puerto Príncipe. Vega va ser capaz de traernos la seguridad que en estos días tan inseguros necesitamos para enfrentar la competitividad como complemento a la productividad que esperamos de nuestros trabajadores parados.
En otro puesto de lanzamiento, cerquita de nosotros, en la meseta castellana, el viernes pasado el gobierno ha acordado lanzar al espacio una serie de picolinos paquetes dentro del programa Reforma Laboral. Habrá una espectacular subida salarial hacia abajo en función de la excepcional fuerza gravitacional que, para honor de la flexibilidad austera, no será reversible a menos que a vaca tusa e o boi poña leite polos cornos.
Pero ni todo que desde la meseta se lanza al suelo es mala noticia. Nos llegarán los picoloempleos en forma de minimetralla, muy capaces de rajar cualquier resistencia que le oponga el instinto mortal del hambre. Serán 400 plomitos puestos en la cartuchera para derrumbar muchos pájaros volando sin ingreso en el pico y con un único suspiro en el pecho. Eso sí, deberán acreditar esfuerzo para aprender nuevas tecnologías que los habiliten en la identificación del sexo de los ángeles. Con diploma que certifique el gran conocimiento que busca la humanidad desde que Dios dio aliento a Gabriel y Lucifer, un parado con DNI de la seguridad social podrá ingresar en el mundo laboral del infierno. No digo del cielo pues en el cielo no tiene cabida la austeridad que viste el pueblo; allí la pobreza fue abolida, como también fue abolida en las casas que en la tierra lo representan.
Habremos de convenir que 400 euros mal pagan un cajón de pino y, en estos días, lo único que nos valora es el oro, plata, diamantes, piedras preciosas, cohetes en el espacio y no más aquel rosario de cuentas que los viejos nunca pagamos y los niños quieren cobrar.
Era una vez en una pequeña villa del finisterre español...
Un chaval muy ilusionado, cursando el tercer año de Bachiller laboral, aprendió el tejemaneje de una complicada formula que permitía calcular, entre otras cosas: la altura de una chimenea para dispersión de los humos en atmosfera libre, la sección de paso de los humos por esa chimenea, el tiro natural, el tiro inducido y, como corolario de tanta dedicación, los efectos colaterales de un cañonazo colosal sobre su cabeza cuando recibió, firmada por perito industrial de Carburos Metálicos, hoy Ferroatlantico de Cee, la papeleta de no apto, valorado con nota 4,85. Para probar coherencia, esa nota sería repetida en septiembre y junio del año siguiente.
La fórmula para el buen comportamiento del humo por el interior de un ducto era la gallina de oro para la soberbiosa vanidad de un neófito profesor de cultura industrial. Eran tiempos difíciles para todos, lo reconozco, pero creo que no había motivo ni mucho menos necesidad para aplicación de un oportunista aprovechamiento de una supuesta ventaja competitiva por haber un diploma de perito industrial y hacer de ella arma de esgrima para no se que competición podría residir en la cabeza de aquel hombre; ciertamente tenía algo que lo impulsaba a sacanear la esperanza natural de un niño, mi esperanza, que yo honestamente creía posible realizar un día y salir de la pesadilla del estado de casi miseria que acosaba, sin excepción, a todos los chavales de nuestro entorno. Este hecho daría motivo para que, algunos años después, aquel gallego, emancipado de la tutela paterna, con ánimo indomable se marchara a un país tropical. Allí trabajó en empresas con más rango y mucha más tecnología industrial que aquella que había en la pestilente, humeante, contaminante y carburosamente metálica de Brens.
Muchos y muchos años después, en otro siglo, habiendo retornado a la aldea de origen, aquel niño, que había padecido el castigo de la suspensión en asignatura que dominaba con perfección, pudo percibir como su vida había sido comparativamente mejor que la vida del profesor que lo había acosado moral y psicológicamente tres veces con un acto premeditado de suspensión, acto infeliz que acabaría provocando deserción en el camino que lo llevaría a obtener un simple diploma de bachiller laboral.
Al buscar vivienda para quedarme en el pueblo y allí vivir los pocos días que un diagnóstico de cáncer me había pronosticado, tuve la triste infelicidad de ver como era sucio y mal cuidado el piso en que había vivido aquel perverso profesor, en aquella altura ya jubilado. Allí habían vivido algunos amigos míos; la casa pertenecía al medico del pueblo, hijo del médico que cuidó de mi al nacer, quien lo criticaba amargamente para justificar el deterioro y mal estado de la vivienda. Sin duda, mi casa en los trópicos era algunos años luz más confortable y aseada que aquella casa alquilada en que vivió aquel rudo rianxeiro profesor. Debo decir que no es odio lo que me induce a hablar de aquel perito maestro. Es un sentimiento que yo necesito exteriorizar para ver si alguien alumbra alguna respuesta que me ayude a olvidar aquel hecho que siempre estuvo presente, como señal de aviso, en los buenos y malos momentos de mi vida. Algunos testimonios yacen en las sombras del campo santo pero todavía existen algunos que como yo sufren del martirio de algún mal recuerdo.
En economía, la ley de ventajas comparativas se refiere a la habilidad que tiene una persona, un pueblo o un país, para producir alguna cosa material o servicial al menor costo marginal o de oportunidad. Aunque una persona sea más eficiente que otra en la producción de bienes y servicios (ventaja absoluta), ambas podrán ganar más haciendo intercambios entre sí durante todo el tiempo que duren sus relativas eficiencias. Era lo que podía haber ocurrido entre el profesor y yo. A mí me tocaría ganar una beca para la que ya había sido seleccionado por la profesora Carmiña Muruais, de matemáticas; Lucita, de historia y geografía; la simpática Pataquiña, de Física y química, además del profesor de gramática, Carlos Llorens y la inolvidable doña Celsa Ferrín; la selección había sido decidida en disputa acerrada con otro candidato, mi amigo Agustín Romero, hijo del teniente de la guardia civil. Al profesor cabría el mérito de haber construido estructura sólida en uno de sus mejores alumnos y que nunca, hoy lo afirma, tuvo el humo como objetivo para un medio de vida.
El concepto de ventaja comparativa fue explicado por David Ricardo en su obra de 1817 “Sobre Principios de Política Económica y Tributación”. Consideraba el trabajo como único factor de producción y no habiendo diferencias tecnológicas creía que no habría ventaja competitiva para producir ganancias. Argumentaba que en Portugal era posible obtener vino y ropa trabajando menos de lo que los ingleses trabajaban para producir la misma cantidad. En Inglaterra era muy laborioso la producción de vino y moderadamente trabajoso la producción de tejido. En Portugal la producción de esos dos productos se hacia más fácil. No obstante, en Portugal la producción de tejido era menos costosa que en Inglaterra, a los portugueses le salía más barato dedicarse a la producción de vino y cambiarlo por tejido fabricado por los ingleses. Por otro lado, aunque para los ingleses el costo de producir tejido no variase, dedicándose a esa producción para cambiarla por vino les resultaba tener las dos cosas con menos trabajo.
Para mejorar la explicación, supongamos la existencia del profesor perito y yo, su alumno, viviendo en una isla del Grove totalmente aislada. Para sobrevivir, los dos debemos acometer algunas actividades económicas fundamentales, del tipo como buscar agua en la fuente, pescar, cocinar, providenciar abrigo y cuidar del aseo. Yo soy joven, fuerte, educado, más ligero y más productivo en cualquier emprendimiento. El profesor es viejo, cansado y atormentado por alguna desgracia del pasado; cualquier actividad que emprendía lo hacia con absoluta desventaja. A pesar de la desventaja absoluta, había actividades que se realizaban con muchísima diferencia entre los dos y había otras actividades donde la diferencia era más reducida. Si nos ponemos de acuerdo y dividimos el trabajo conforme nuestras respectivas ventajas comparativas, es plausible esperar que yo me especialize en las tareas que soy más productivo, al mismo tiempo que el perito se especializará en aquella tareas que son ligeramente menos productivas que las mías. El acuerdo por un conveniente arreglo acabaría mejorando el bienestar de los dos al costo del mismo trabajo que haríamos en separado.
Hemos visto el martes pasado un fenómeno aparentemente novedoso en nuestra bahía. El Ideal Bulker descargaba, en la proximidad de lo que ya fue el arenal más limpio, brillante y mejor frecuentado de lo que ahora hemos convenido llamar Costa da Morte, seis mil toneladas de manganeso, al precio (presumo) de medio millón de euros retirados de las arcas de la impagable deuda que tenemos. Para el éxito de este atraco, hubo que gastar quince millones en servicio de cama y mesa para dejar el muelle y los fondos bien arreglados al interés del mercado internacional. Fue un gran suceso en una región que pocos sucesos ocurren durante los años de buenas cosechas. O esto es lo que me parece hoy, tiernamente recostado en la cumbre de Pindoschan, o mismo en mis nadadas, cuando llevo pan y agua a las lobeiras, meigas vigilantes de todo que entra por el mar y sale por la ría.
El Bulker nos permite ver lo ideal que desde hace dos siglos ya debíamos saber: somos una economía dependiente del mercado internacional. Poseíamos ventajas naturales de las que el mundo deseaba adueñarse. Habiendo sido escogida nuestra tierra como morada nocturna del poderoso Sol y de la tierna Luna, el décimo Junio Bruto aquí envió sus legiones romanas para vigilar lo que los dos hacían en las noches de tormenta por el más allá del cabo finisterre. Encolerizados por las constantes invasiones a la privacidad de los inmortales dioses, Neptuno, creyendo que la Invencible armada venía para expulsarlos del monte Pindo, donde por el día se alojaban para contemplar la belleza de la tierra finita, arrojó sobre ella toda potencia de su pulmón, lo cual hizo revolver todo el lodo del suelo para arruinar toda y cualquier ventaja de la bélica escuadra. Más tarde, en represalia a la famosa escuadra de la marina castellana, otra más poderosa escuadra de la isla en tierras del norte, vecina de la iris de Breogán, fue enviada con la intención de cabalgar sobre nuestras costas y, por tal disimulo, aprovecharían el intento para arrancarnos nuestra ventaja natural. Gracias a la orden celestial del rey Sol y a la honestidad de la reina Luna, el intento bélico no tuvo suceso. Como también no tuvo suceso la horda de invasiones napoleónicas cuando aquí llegaron para poner fuego en los juncos secos de la ría y hacer luz para ver lo que el eterno sol hacia en las noches frías de obscuro lunar.
Debemos inferir las cosas como realmente ellas son. Que es lo que sostiene nuestras relaciones comerciales, ¿la lengua?, ¿religión?, ¿costumbres?, ¿la política?. En el caso de cuba fue el capital de un emigrante pobre, quien resolvió emigrarlo, después de hacerse rico, a su pueblo natal con intención de aquí transformarlo en riqueza cultural. Algo de lo que yo me he aprovechado para generar una gran dependencia a los amarres del pasado. Sin embargo, esa dependencia exigía una relación económica con todos los factores naturales que daba valor a nuestra cesta de ventajas. En mis tiempos infantes habían varios campos de actuación en los que era posible compartir ventajas: la pesca, agricultura, comercio comarcal y la industria de escorias fondeada en la playa de Brens, ahora muy fértil en los montes desvirgados de Dumbría. Lo correcto, siguiendo el impulso ideológico del economista Ricardo, seria aprovechar el capital cubano para adquirir experiencia y conocimiento en economías del mar y de la tierra y devolverlo en forma de capital humano a la isla de Fidel. Mi abuelo hubiese ganado méritos para poder regresar al convivio con mi abuela hijos y nietos abandonados a su suerte en el lejano oeste europeo. Todos saldríamos ganando. No fue así, se dio preferencia al abuso de nuestra capacidad natural por una industria que nos forzó en el estudio de una ventaja artificial, artificialidad que ella misma, industria de carburos metálicos, acabaría despreciando en el transcurso de los años.
Me acuerdo de un hecho que yo presencié una mañana fría en una plazuela donde tenía comercio Alfredo, el carnicero. En un piso obscuro de aquella plaza habitaba una niña amiga mía. Su padre era abogado; defendía la causa de trabajadores que habían contraído silicosis a servicio de la fábrica de Brens y a quien los médicos del pueblo pronosticaban muerta horrenda, a la que yo tuve la triste oportunidad de presenciar en una familia de los castiñeiros, si no me engaño era un joven de la familia de los pochos. En aquella mañana vi mi amiga llorando. Yo ni diez años tenia y ella era un año más joven que yo. Fuerzas del estado a mando de la fábrica promovían un débase en la oficina del abogado, dentro de su vivienda, para encontrar algo que les diese certeza que el abogado era comunista. Siendo comunista, le acusarían de bandido; siendo bandido le darían el castigo que por el orden legal cabía a un comunista. De esta situación la fábrica extraería gran ventaja, traducida en exploración de las ventajas laborales que tenían los trabajadores del lugar y ofrecerlas, con los beneficios añadidos, a gentes de lejanos lugares. En la busca no encontraron nada que justificase prisión del abogado y lo dejaron en libertad bajo condición de que dejase por cuenta de las novenas y procesiones matinales la causa de los enfermos silicosos.
Es sabido que un aventajado de cualquier naturaleza siempre se asocia a otro aventajado para producir ventaja superior. Fue así que surgió la SICAR. Por lo dicho en lengua que se hablaba en aquellos momentos el capital de esta empresa fue consecuencia de ahorros conquistados en el exterior. Nada natural, pero como dios los crea y ellos se juntan, esa empresa fue dominando el destino de algunos jóvenes que los sacaba de la escuela del colegio Fernando Blanco para darles trabajo en la industria naviera. Así yo vi crecer un hermano al amparo de un miserable sueldo que mal daba para sostener su gasto personal.
Ventaja absoluta la tiene un pueblo que emplea menos recursos en la producción de un bien (Adam Smith 1723 - 1790). Ventaja comparativa la tiene el pueblo que produzca al menor costo de oportunidad y sacrifique menos en la producción de otro producto (David Ricardo 1772-1823). Por costo de oportunidad entendemos aquello que podríamos hacer y no hacemos porque nuestro tiempo lo dedicamos a otra cosa. En el caso de Brens, el coste de oportunidad fue la pérdida de una naturaleza exultante para dedicarse a la producción de una legión de enfermos; el bien producido no sabemos donde se encuentra, mientras que el mal salta a los ojos en días que el humo contamina toda la ría.
Es de suponer que el Ideal Bulker representa una relación de intercambio entre China, Australia, España y Cee. Esa relación puede ser expresada por el cociente entre los precios de bienes exportados y el precio de los bienes importados. Ese medio millón de euros importados en la forma de un mineral bruto van ser transformados en algo de valor mayor y en esa diferencia va puesto mucho sudor, esperanza y algo más de aquello que mi amigo Pousa denomina, y yo abomino, capital humano.
Ya decía mi amigo Villa Mir que no existen buenas o malas empresas, ni siquiera malas o buenas compañías. Apenas existen compañeros que son mal dirigidos y compañeros que son bien gestionados. (“There is no such a thing as a good sector or a bad sector; neither a good company or a bad company. You just have companies well managed or companies poorly managed”).A lo que uno también puede acrecentar, “no hay suerte que en mal no acabe por la fatalidad del destino final”. Es por ahí que la escuela sueca, con Myrdal a la cabeza, tentó, sin cualquier éxito, introducir en la ciencia económica algún factor capaz de prevenir las in certezas en el mismo nivel de los recursos disponibles y las condiciones técnicas para obtenerlos. De alguna manera, cada individuo condensa en su personalidad un plano propio de comportamiento económico que va hacer que todas sus acciones sean direccionadas al cumplimiento de ese plano, que por su vez fue formulado con base en expectativas futuras y, en la medida que avanza en el tiempo, esas expectativas se van remodelando con base en alguna forma de retroinformación.
Por el teorema de Heckscher y Ohlin, las naciones disponen tecnologías equivalentes para la producción de bienes económicos pero son diferentes en la disponibilidad de factores de producción, como personal, tierra, recursos naturales, capital, etc. Por ejemplo, Galicia, con abundancia de gente para trabajar, podría realizar tareas que exigen abundancia de trabajo humano a un coste relativamente bajo y, así, generar una ventaja competitiva disminuyendo la producción de un bien exigente de aplicación de capital masivo (naves inter espaciales, para poner un ejemplo o palas de helicóptero, como deseaba Bush).
La disponibilidad de trabajo humano en China es una ventaja competitiva que ellos han aprendido a manejar y consiguen exportarla en la forma de Ideal Bulker a regiones de ellos tan alejadas como pueda ser la Ferroatlantica del finisterre gallego. Australia posee abundancia en el mineral manganeso, pero tiene población relativamente escasa para el tamaño del país; como tiene abundancia de capital, ofrece mineral a Dumbria para que lo transforme en alguna cosa que le rinda más capital, que es su principal interés derivado de su ventaja competitiva, y lo presta a Villar Mir; que lo tirará de España para llevarlo a Hispanoamérica donde existe trabajadores capacitados a producir capital a un bajo precio y elevada rentabilidad; que irá para Francia y nunca más regresará a Cee, fuente de toda esa ventaja miserablemente competitiva.
La teoría de la ventaja competitiva ya fue dominante en la formulación de políticas gubernamentales por creer que se puede intervenir en las ventajas modificando el coste con flexibilidad laboral, despido barato, desvalorización, financiación de la exportación y otras acciones para ampliar oferta de mano de obra barata y eternizar la angustia del capital humano. Como por la ciencia política nada se crea y todo se destruye para transformarlo en lo que antes era, vemos como el pretérito se incorpora al presente para recuperar la ventaja que Inglaterra, Francia y Alemania tuvieron sobre nosotros y ahora, en el presente continuo, mucho se esfuerzan para que en el futuro todo continúe igual.
Bertil Ohlin y James E. Meade compartieron, como buenos amigos en el arte de la dialéctica económica, el premio nobel de Economía, año 1977. Sus grandes diferencias en el contenido filosófico fueron aprovechadas para reducir por la mitad la ventaja que cada uno, considerado aisladamente, podría ingresar en sus bolsillos. Lo que prueba que ni siempre la unión de dos ventajas competitivas trae más ventaja para las partes que componen tal unión.
Para todo siempre existe un modelo alternativo o eso es lo que creía Meade, algo influenciado por el utopismo de Thomas More, quien a su vez ya había sito tocado por la mosca de Aristóteles.
Agathotopia se refiere a la convergencia de la ética y la lógica sobre un mismo fin, el Bien como modelo alternativo que combina lo que hay de mejor en el sistema socialista y capitalista. En la agathotopista isla del grove, donde la vida nace, crece y muere en perfecta harmonía, todo y cualquier isleño tiene asegurado el derecho inalienable, independientemente de su edad, sexo, color, credo, condición de fortuna o estado de pobreza, a una renta mínima para que atienda a las necesidades básicas de sobrevivencia, algo parecido con el tipo de la Renta Mínima de Inserción introducida en la España de 1988 pero sin los maleficios que excluyen a los que de ella no tienen conocimiento y favorecen la ocasión para que intermediarios se hagan ricos en función del secretismo de que hace gala esa renta.
La prosperidad condicionada al comercio global envuelve escenarios en los que se puede observar las condiciones que son buenas y aquellas que no los son en el ámbito de la sociedad directamente afectada por ese comercio. No podemos caer en la tentación de discernir lo que apenas es bueno para una persona o grupo partidario y no lo es para el conjunto de la colectividad que va padecer los maleficios de un particular beneficio. Touriñan puede ser un ejemplo de una antiutopia que surge para desgracia de los locales y beneficio del indefinido global o, como concluye Meade en su Agathotopia, contrariamente a muchas creencias, si Feijoo protege la competencia internacional de Pescanova, en otros lugares surgirán ayudas para aniquilar la ventaja que solo se hace competitiva produciendo muchos más pobres en la comunidad percebera.