miércoles, 17 de diciembre de 2014

TEMPERANDO EL SAPO

Por razones de Estado, el estado particular de mi salud, dejé ayer de copiar y colar mis contra-razones  a las razones del mestre Conde.  Pido, pues, sinceras disculpas por el atraso en la emisión de estas inflarías epístolas, y ruego que me las publiquen hoy, para entera satisfacción de la vanidad y pleno regocijo  de este artero plumero que, en baño maría, se pone  a disposición de ustedes para que  comprueben el estado febril de su insana figura.

Cuando a uno el otro le tira lo que tiene,  el huno subirá al tablado para zapatear todo cuanto pueda y, en el compás que le convenga, hará exposición de arengas y milongas. Montado en airoso caballo, cabeza bien puesta, crinas al vuelo y cola rabeando libremente por la izquierda o por la derecha, no habrá mala hierba que resista a su paso. El pizzicato estimula el paso y, sin tercios para vigilarlo, el pisar fluye armonioso, en paso medio, por contacto del jinete con la boca del caballo; otras veces estira el cuello y empina la cabeza para dar riendas sueltas al paso medio; en paso reunido, la doma es necesaria para que el caballo no pierda el ritmo. En galope entroncado, el caballo sabe que debe cambiar a la derecha cuando va en mano izquierda, y viceversa, debe aplastar el brote verde cuando lo crea conveniente. No extrañemos el hechizo que nos brinda el caballo: tiene cabeza grande, cuatro patas ligeras  y muestra cascos de acero.

Después de gran esfuerzo y mucho sudor de quien zapatea en el tablado, lavarse no es malo. Con aguamanil en una mano, vertimos algunas gotas del rancio sudor en la otra, de tal modo que las dos queden igualmente temperadas.  Previamente disponemos sobre el palanganero una bacía llena con agua caliente y a su lado una aljofaina vacía de agua caliente pero llena con agua fría. Ahora lo tenemos todo preparado para una prueba de suceso: el teste de la rana. Calma, señores! No deseo  crearos el menor embarazo al flujo de vuestro pensamiento. Este teste es otro, y no tiene  como objetivo inocular la rana como método de diagnóstico precoz. Aquí se trata del experimento de física elemental.  Me refiero al teste descrito por conde, el cual nos deja tontos y perplejos por no saber en qué lado está la razón. El sapo calentado en baño maría no se quema ni se tuesta, muere feliz, calentito y sin sentir los cambios a su alrededor, que habelos ailos.

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