lunes, 21 de septiembre de 2009

LA ERA DEL HORMIGÓN


LA ERA DEL HORMIGÓN

Llaman ciudad a “un conjunto de edificios y calles, regidos por un ayuntamiento, cuya población densa y numerosa se dedica por lo común a actividades no agrícolas. (rae.es)

El legalísimo gobierno de la comunidad autónoma, en su crispación con el no menos legalísimo gobierno de un estado autónomo de la comunidad sin gobierno autónomo de una gran parte del continente euroasiático, ha resuelto hacer de las tierras del sol poniente, donde se origina un frescor general que invade y domina la meseta en los cálidos meses de verano, una gran ciudad.

Nuestros indígenas del apuñalado costado touriñano no tendrán de lo que quejarse, pues a ellos llegará el orden que transmite la poderosa fe del Señor, y finalmente serán integrados en la cultura del progreso, del que sus antepasados, por la fuerza del olvido, fueron ignorados. No más habrá motivo para que se escriba algo parecido con lo que escribió Bartolomé de las Casas:

Súbitamente se les revistió el diablo y vienen a desapropiarlos a fuego y fierro en mi presencia. Sin más motivo ni causa que tuvieran trescientas almas que estaban contemplando el ocaso del sol, hombres mujeres y niños se vieron obligados a resbalar en sus propias lágrimas para caer en el eterno pozo de la miseria.

Un peregrino con sandalias de cuero y vieira en el pecho, perfilado por la sombra que marca el sentido de su caminada, aparecerá de improviso, con su jaleado cuerpo, cubierto de polvo recuperado de sus andinas anteriores por el pasto de cabras, ahora trasmudado en colosal avenida de única dirección, sin singular sentido. El calmo rodaballo, agrupado en el regocijo de piscinas termales a espera del corte certero que pondrá sentido a su vida, mentará su pasado por el discurso de un altavoz posteado en la cumbre de un monte, esmerilado por acción de esas máquinas que todo lo pueden:

Para os dar a conocer el pecado de quien aquí os ha cuidado en absoluta libertad, me he subido al monte para deciros que yo soy la luz que alumbra el destino y hoy se confunde con el brillo desértico que encubierta esta famosa peníscola. Conviene que escuchéis mi palabra con toda la atención de vuestro corazón y la oigáis con la prudencia de vuestros sentidos. Será la más verdadera y nueva que nunca oísteis, la más desabrida y dura y más espantable y peligrosa que jamás habéis pensado oír… Esta voz os dirá que sois fruto del pecado mortal y por el original fruto de este pecado vos vivís y morís para dar satisfacción a la cruel tiranía del diente avariento de quien lejos vive de vosotros. Responderme planados seres mitológicos ¿con que derecho y justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre a cuestos indígenas? ¿Con que autoridad habéis estimulado guerra en el finisterre y arrancáis el pasto natural de gentes mansas y pacíficas, de cuya memoria el rastro han apagado? ¿Como permanecéis gordos y callados, oprimidos y fatigados, impasibles por el trabajo que generáis a tantos humildes que, después de consumidos, los mandáis a la inseguridad comercial de un estado que los mata al descuidar la enfermedad del trabajo forzado que le dais. ¿Y que seguridad ofrecéis a quien vos come si ellos son obligados a amaros como ellos a si mismos se aman? ¿No somos todos animales del mismo reino? Si esto no entendéis, esto no sentís. Permitid, pues, que la era del hormigón se abata sobre vosotros y que en la ciudad que quieren construir pise el caballo del Uno loco, y que en el ladrillo asentado jamás crezca el pecado de la desapropiación, porque nada habrá para desapropiar.

Musas del autor:
http://www.congreso.gob.pe/ntley/LeyIndiaP.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Bartolomé_de_las_Casas
http://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_de_Montesinos
http://novas.xunta.es/node/16259
http://es.wikipedia.org/wiki/Hormigón
http://grandesrutas.huescaenbtt.es/camino_santiago2001/index.html

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