sábado, 19 de diciembre de 2009

AUDITORIA

Auditus ese, auditum ire
Esto ya va rayando la frontera de lo insano. No puedo evitarlo, cuando ese chico dice alguna cosa, todo mi cuerpo estremece dándole vueltas al jugo para separar las patatas de las berzas y el agua de la grasa y descubrir por división sintáctica la síntesis del desvío morfológico. Es cosa para sentarme muchas horas en el diván de un sicolocologo, de esos bien habilitados en la extracción hipnótica de los secretos del subconsciente.
Como se puede ser “a favor de todos e contra ninguen” me gustaría saber para poder decir lo que yo quiera y que ningún crítico me censure por las asnadas que yo diga.
Bien sabemos que muchas veces las palabras se barajan al embrujo de la suerte y, cuando descubren sus caras en sucesión alternada, muestran todo el valor  de una combinación aleatoria. Tal combinación expresa siempre un resultado que, siendo a favor de un jugador, acaba señalado la disconformidad del azar con el otro jugador, que afirmará que la suerte ha obrado en su contra.
Si no se incrementan las competencias de la Comunidad Autónoma sobre la caja de ahorros y simplemente se mantiene la tutela financiera, es de suponer que el rio suena sin tener piedras en su lecho, y no hay motivo para tanta algarabía, no habiendo razón para tanto jaleo armado por desquicios malévolos, fisiones explosivas, venta o incorporación de baúles y otras aun más extrañas esquisitices.
Por fusión se entiende que las dos cajas se extinguirán para formar una nueva compañía (caja o banco) con los mismos derechos y obligaciones, cuyo control administrativo quedará bajo la responsabilidad e imperio de la mayor representatividad accionaria.
Este juego empresarial siempre va relleno de intenciones que favorecerán a unos y perjudicarán a otros; esto es, son intenciones avaladas por los que son a favor y criticadas por los que son en contra.  Pero también habrá los neutros quien, por ignorancia o saber, no se importarán por el nombre y virtud de quien los gobierne; creen que son imprescindibles, o siendo prescindibles poseen en la manga cartas de buen quilate para enfrentar la adversidad.
Por comunidad galega debemos entender su máximo representante, el Presidente de la Xunta. Y su máximo representante se llama Feijoo que asume el compromiso de buscar solvencia de una Gran Caja Gallega (GCG), objetivo por el que se encargaron las auditorias.
Ninguna auditoria medianamente competente se hace responsable por la solvencia de cualquier empresa. La finalidad de una auditoria es calificar todas las cuentas y procedimientos de una determinada empresa y ofrecer su sello de entidad independiente, dando fe pública para testimoniar que las cuentas y procedimientos están, o no están, todas, algunas o en gran parte, en conformidad con principios de contabilidad y auditoria generalmente aceptas.
Las consecuencias de solvencia o insolvencia no son de la responsabilidad de la Auditoría.  Habrá transparencia si se dan a conocer por la Comunidad Gallega todos los resultados, específicamente los malos ya que los buenos son de esperar por el trabajo de una administración inteligente y honesta.

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