lunes, 19 de abril de 2010

VOTO GALLEGO

Mar, mi reina, con semejante pensamiento, no consigo imaginar como tu admites que te gobierne desde Santiago un individuo que ha nacido en Ourense y fue seleccionado por Pontevedra.
Si malo es el reino que reniega sus nietos, peor es la comunidad que maldice sus abuelos por permitir que sus hijos marcharan a la emigración. Esto se deduce de algunos que quieren ocultar como fue mejor heredar el patrimonio asentado a la sombra del abuelo que sufrir los riesgos de desaparecer en la emigración.
Zaurac de Vilagarcia: si tú eres de los que se acomodan pagando tributos, en breve, cuando tengas una hija o nieta hermosa, alguien vendrá y la llevará como concubina de su harén. ¿Será que esto es lo que te falta para sentirte un español feliz?
Silvina Aguirre: ¿verdad que te consideras tan sabia que gracias a tu voto no hay cenizas cubriendo los montes de Europa y que eso de terremoto y desastre financiero es cosa de los nietos que viven en el extranjero? Como primo tuyo, te admiro.
De los justos poco se espera, a no ser la babel de sus sueños, preferentemente arrancada de la otra parte que parieron sus abuelos.
A José Temprano nunca le será tarde para soñar su ilusionado regreso a España (quise decir Galicia)
El cuerdo Pepe bien claro lo tiene: el paro y la inseguridad social os espera. No regreséis juntos como habéis marchado; hacedlo gradual y a modo. Mucho mal repartido entre pocos no hará tanto daño.
No, hombre, no. Amigo Pedro Roel: el acero que cubre el cuerpo del gallego en el destierro ha sido templado con sangre y lágrimas de nuestros padres y abuelos, saben resistir a los afagos de los futuribles demagogos y de aquellos que no han probado el sabor amargo de la emigración.

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