Sospecha
sagaz, amigo conde, bien fundamentada en la turbidez de la espuma que
desliza por los ríos de la vida en los momentos de manifiesta tempestad,
pues, contrario de lo que ocurre en
tales circunstancias, puede constituir propuesta en un vasto numero de
alternativas posibles.
E hábito hace el monje y, a los ojos del
pueblo, el embustero que vista hábitos institucionales sabrá cómo convencernos conmano
larga y palo duro. Sabido es que donde haya un dios se hará presente el diablo.
Sin duda, el país necesita algo
diferente. Y algo distinto serían individuoas que quieran y sepan dar respuesta
a sus necesidades; pero no podemos olvidar que los políticos, con el ojo puesto
en su particular momento, lo han hecho, lo hacen y lo harán con absoluta
maestría. Hay excepciones, es verdad (como en el caso de Mujica) pero son
excepciones folclóricas al gusto del pueblo, pero no habituales entre los que
visten el hábito institucional y empuñan el correspondiente báculo.
En la actual propuesta, cuales serian las
prebendas de la clase dirigente surgida de un cambio legislativo que se lleve a
cabo en profundidad y sin contemplaciones?
Ejemplos históricos sobran. Tenemos
ejemplo en la revolución francesa, en la
revolución rusa de 1917 y, más reciente, en la revoluciones del Este. Prudente
me parece la observación de los hechos en lo que se aventura batalla de Cataluña. Una ligera agitación y
la buena leche en el punto de hervir se derrama. Y la leche derramada deja de
ser buena para hacerse imprestable!
Cuenta usted, amigo conde con una pléyade
de colaboradores, algunos de lápiz feroz, otros de lápiz templado, todos
habidos en la buena intención de buscar respuesta a nuestros desajustados
problemas.
Como ministro cultural cabe a usted
liderar la busca de tan ambicionado objetivo, formulando propósitos compatibles
con la eterna misión del ser humano, que no es otro que aquel de conducir la
vida por este tumultuado mar de
lágrimas.
TRABAJO
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