sábado, 20 de noviembre de 2010

AMEBATTS

No se, no se. Yo nunca se nada de nada que se aproxime a cualquier cosa parecida con el saber. Y quien nada sabe, por definición, nada enseña. Y aunque hagamos la señal de la cruz, no constituirá mi cruzada suficiente motivo para clavar sobre un leño las palmas de un tronco envejecido.
Los pocos nos vigilan en su interés de fagocitar nuestro poder eólico. En breve seremos el imperio de la luz produciendo la gran megasombra. Al pie de los cadavalles surgirán líos rosados encabezados por fuertes armeros, procedentes de algún lugar, prestes a proteger el aura del rayo eólico producido por el látigo fustigo del viento norte.
 2.325 MW. Un poquitín más de esfuerzo investidor  y tendríamos un kwh para cada habitante gallego. Presumiendo, por mis propios padrones, un consumo medio hora de 0,3 kWh por gallego, es lícito concluir que la presente adjudicación del plan eólico gallego posibilitará un excedente capaz de iluminar y producir calor - o frio según el caso-  en los cuerpos y en las almas de otras tres comunidades del mismo porte galaico, pero exógenas. Vamos, que es demasiada centella para cegarnos a todos. De ahora en adelante no habrá más preocupaciones por el apagón eléctrico. Si a alguien le duele los ojos por la vista escalofriante de un monte de palitos pedaleando en el horizonte, con la sobra energizante haremos compuestos de valor añadido. Produciremos oculistas de los más variopintos colores. Sobrará todavía suficiente chispa para desfosilizar la cultura Neanderthal y atraer pintores de brocha verde, para que pinten la naturaleza de colores varios y, al mismo tiempo, reduzcan el estrés que las fileras de sombras y el soplo entrecortado del desalentado Neptuno, producirá necesariamente entre los naturales habitantes del monte autóctono. Sobre ellos caerá el flagelo de los filiformes ciliares, azotando todo y todos que en su paso se interpongan, desde la cumbre al valle, desde el regato de un naciente corego hasta las rías, que reposan sobre el mar al amparo de cabos legendarios pero incapaces de alcanzar el generalato del fiordo noruego.
Sin orden ni desconcierto por el alarme de la venida de un imperio que el viento nos trae, hagamos justicia al patrón batido de los flagelos y cilios. Son idénticos en la ultra estructura seudópoda, pero se diferencian según avancemos en su estudio morfológico. Ya han distinguido lobos de pies gruesos con extremidades cortas y redondeadas ; ya han visto filos finos y con pelos en punta; ya se han descubierto foraminíferos, mal adaptados a la existencia del aire, prefiriendo vivir en medios húmedos al amparo de otros órganos. En fin, parece un proyecto ameba, muy vigilado por pocos y extremamente deseado por unos.

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