viernes, 26 de noviembre de 2010

PESCADOR DEL TIEMPO

Yo le iba responder, en flemática respuesta, mi señor don Mixote y caballero marinero del autonómico condado del reino de Pindoschan, que, a esta altura en que orbita mi existencia, poco o nada nuevo de al(guna cosa) queda para ver a este viejo sacho. Lo vi todo con los ojos de un  huracán que dios puso en mis dedos, en mis oídos, en mis narices y en el paladar primoreado que tiene mi lengua. Bien se que la réplica vendría inmediatamente sobre los hombros del cuadrúpedo Rocinante, haciendo que su relincho me resucitase de entre los muertos y, bien vigilado por Dante y de manos dadas con la Dulcinea del Toboso, me obligaría a percorrer todo el camino de la moderna comedia jacobina, tan en moda entre los EUA (europeos unidos de América)
La parodia va de ciclogenesis, y sus actores, embreñados en las borrascas otoñales, tergiversan sobre quien ha nacido primero, el huracán o el tifón, el portugués de España o el español de Porto-Val.
En algún paisitos, el rebajamiento a una división se procesa por la media del aprovechamiento de puntos de los últimos tres juegos. Ya fuimos huracán entre los vientos que soplan del norte. Y lo fuimos con fuerza extraordinaria, girando en grandes círculos formados alrededor del ombligo. Expandimos nuestro diámetro hasta el principio, origen de la génesis. Del gran suceso obtenido en la reproducción de los peces, con buena distribución de ostias, nos acomodamos en el concepto de tizón para alardearnos de metafóricos tifones, extremamente impetuosos en el arte de escarallalo todo, ahora bajo el efecto sinérgico de la doble  ele. Cogno, si ele solo ya representaba un ciclo casi imposible de ser ultrapasado, dous eles trabajando en doble, harán del tizón un verdadero furacão, en el decir de nuestros vecinos galegos de Coimbra.  No soy yo quien lo dice. É ele, o amigo conde, quem o insinúa.
Al nivel del mar mi presión es normal, pero en la alta madrugada sufro de baja presión. Llá no me extraña la disposición de repatriar la  y griega y hacer que el doble ele (que allá por el fondo de mi vieja alma es un yo fenicio) tome su lugar en la babel de la lengua celta. La moderna tecnología del paladar, extraída  de los recursos aplicados en IDI permitirán ebullición de burbujas expelidas por la boca para mostrar inequivocadamente  que yes se pronuncia llés y no iés como equivocadamente podrían pensar algunos hilarantes pescadores del tiempo.

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