La costa
está siria por la rivera catalana y parece que el chollo del podemos, en la onda del todo se puede, se agiganta
como una enorme ola de un fenomenal maremoto. Y ahora, José, ¿qué va pasar con
usted?
El
Parlamento de Cataluña ha presentado propuesta de resolución en claro desafío a
la autoridad de la unidad mayor. Contiene nueve puntos en los que se afirma que:
Pueden comenzar
un proceso de secesión y festejar la vitoria obtenida en las urnas, victoria esta
obtenida al amparo de la Constitución y leyes de España, país del que Cataluña es
parte.
Pretenden
construir una república desvinculada de la monarquía.
Proclaman
el inicio de un proceso constituyente y participativo, donde los ciudadanos conformarán la eventual
constitución catalana.
Instan al
gobierno a adoptar las “medidas necesarias” para cumplir los objetivos de la
propuesta.
Consideran
que las leyes derivadas de este proceso deberán tramitar en el plazo máximo de
treinta días.
Reiteran
que el Parlamento y el proceso de secesión no se someterán a las leyes de
España y que tampoco estará condicionado por el Tribunal Constitucional de
España, ya que lo consideran deslegitimado desde el Statut de 2010.
Adoptarán
las medidas que sean necesarias para abrir este proceso democrático de “desconexión
pacifica” con su nación España, de tal manera que permita la participación de
todos los ciudadanos en base a una participación abierta e integradora.
Instan al
gobierno catalán a acatar “normas” para que las decisiones del gobierno de España
e instituciones no puedan hacer retroceder el proceso de separación.
El Palament
se abre y se muestra favorable a iniciar negociaciones con España, Europa y el
conjunto de la comunidad internacional con tal de conseguir un estado
independiente.
A estos
mandamientos, labrados en piedra dura de los Pirineos, le falta uno, que debía ser
el primero. Amar a dios y, sobre todo, mucho más a Mas.
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