martes, 30 de junio de 2009

IDENTIDAD

Una de cal y otra de arena. Una de hipocresía y otra de arrogancia. Es el efecto gambá prevaricando en al administración pública por algunos didelfídeos típicos de la América marsupial. Diferente de aquellos de allá, los de acá no poseen predadores, así es que los vemos crecer y multiplicarse a diestro y siniestro. Para su defensa embolsillan en las axilas un perfume caracterizado con fuerza fétida, muy capaz de distraer los incautos y atraerlos en cópulas sodomistas.

En casi medio siglo de exilio (inducidamente voluntario) jamás he visto intervención gubernamental de quien quiera que sea para saber las condiciones en que yo vivía en el extranjero y conocer el espirito que suplía mi alma con el deseo de retornar al lar de origen y allí finalmente procesar los trámites para el descanso eterno.

Cuando en Madrid busqué ayuda para asegurar mi retorno a España, me sentí utilizado como una pelota de ping-pong, rebatida por raqueta en manos de súper-técnicos, que afirmaban que la solución al ‘problema’ de mi retorno estaba en Galicia, específicamente en mi pueblo, en el juzgado de paz, donde debería solicitar un documento específico, garante de la identidad, que el pasaporte, certificado de nacimiento, DNI con 45 años de uso, y demás documentos, que un día fueron necesarios para la emigración y permanecían bien conservados como testimonios de la esperanza que animaba mi regreso a España, carecían de valor en los valores de la España moderna y democráticamente perdularia. Sufría mi primer choque contra la hipocresía habitada en el seno del gobierno Aznar, un joven que yo aprendiera a admirar por el reflejo de lo que me parecía inteligencia de sus asesores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario