PRESENTE Y FUTURO DE LAS INSTITUCIONES ACADÉMICAS.
Las universidades están “empezando a pasarlo mal” porque no consiguen producir un “producto” con suficiente demanda en el mercado.
Caramba, como es difícil iniciar una crítica a la institución que en su generalidad ha norteado todos los pasos de mi vida. Pero en tiempo de crisis todo es posible: todos piden dinero; todos quieren dinero para dar de comer. Todos necesitan la extraña ayuda de una mano colgando un pez en la punta de un anzuelo. En definitiva, nadie quiere aprender a rastrear el pez que deseamos bien cocido y sabrosamente temperado sobre la mesa.
Nada existe a costo cero, señora Carmen Garcia Mateo. Toda financiación requiere existencia de un fondo rebosante de valores previamente ahorrados. Sin un hórreo a prueba de ratones, señora Tarria, cualquier iniciativa social se verá aislada por necesidades más urgentes. A las personas cercadas en tan críticas circunstancias no resuelve pedir clemencia a los cielos o pedir que los dioses interpongan un muro de protección contra las hordas que lo cercan. Cuanto más alto el muro, el efecto ábrego de los vientos reinantes caerá con mayor furia sobre la cabeza de los acorralados.
En cierta ocasión, ejerciendo el cargo de coordinador de sugestiones en una empresa multinacional, líder de mercado, mi función era elegir sugestiones para su efectuación y consecuente premiación. Un simplorio análisis de retorno del capital empleado en su implementación determinaba cual sugestión seguiría adelante y cual seria recusada por inviabilidad económica. En principio, cualquier sugestión con retorno financiero superior a seis meses provocaba una carta de efusivo agradecimiento y escusas a su autor. Pasaron por mis manos ingeniosas sugestiones, de alta calidad por su contenido innovador y, más que eso, por el reflejo de la capacidad de discernimiento de obreros ejerciendo singulares puestos de función repetitiva, exigente de extrema humildad.
Los seis meses para retorno del investimento no era un capricho de mi arbitrio profesional. Obedecía al ardor de la mano invisible que regula el flujo del capital en combate entre la oferta y la demanda. La oferta de sugestiones era comandada por un creciente número de personas con peligro previsible de perder sus empleos. La demanda era gerenciada dentro de los límites que dimensionaban el fondo disponible en la conselleria de sugestiones. Muchos autores de sugestiones con retorno igual o inferior a seis meses se sintieron perjudicados por mis labores y supuesta falta de reconocimiento a sus capacidades.
Por motivos y razones radicalmente diferentes, mi capacidad intuitiva fue posteriormente castigada y ultrajada por una funcionaria del servicio galego de colocación, diplomada en filología por alguna buena escuela de mala muerte gallega. Esto prueba que las universidades no preparan nadie para el ejercicio de una actividad laboral específica. El ejercicio de una actividad profesional, cuando implica en solución de problemas, exige capacidad conceptual sobre el origen del problema, interés y disposición personal para resolverlo, tentativas de solución por el método de erro y acierto, mucha experiencia sobre el asunto y … mucha SUERTE.
Del suceso de un gran número de personas, componentes de una determinada sociedad, depende el éxito y sustentabilidad de esa misma sociedad. Galicia ha perdido voluntariamente la utilidad de una experiencia con medio siglo en actividades prácticas, todas ellas exigentes de fuerte embasamiento teórico y firme propósito de alcanzar un resultado feliz. No ha ocurrido nada – responderán ustedes con mucha experiencia de la realidad que los cerca. Tal constatación, llevada al extremo de la teoría de los límites, nos haría creer que ustedes podrían no existir y nadie se enteraría de la posible necesidad de vuestro empeño en el seno de la sociedad universitaria gallega. Y así podríamos tergiversar sucesivamente hasta concluir que no existiendo gallego en la fase de la Tierra todos los problemas gallegos estarían resueltos.
Las universidades están “empezando a pasarlo mal” porque no consiguen producir un “producto” con suficiente demanda en el mercado. En una espiral de giro circular, el mercado no genera suficiente demanda porque ya está saturado de tanta oferta elitista. Ya no se trata de incertidumbre financiera. Sobra papel moneda en el mundo y abunda la capacidad de producirlo a un costo prácticamente cero. Faltan medios reales para mantener los gestores de esa aburrida moneda en la ociosidad eterna del paraíso capital.
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