martes, 24 de agosto de 2010

SITIADO

Ayúdame y yo te ayudaré … a hundirte cuando necesites mi mano. Bueno, no es exactamente esta la frase del proverbio aconsejado por la tía sorda del mi buen amigo Nero, no obstante es lo que yo he sentido en mi corta experiencia como repatriado  a la tierra noble del caudillo Breogán.
No, por el amor que tenés a Foderico, no enviéis vuestros tanques a São 
Caetano. Las plagas pegan y por aquí ya nos van inundando a golpe de ladrillazo del mar bello, y un banco con nombre de santo-alguna-cosa pública su deseo de ser el mejor santo banquero del país.
No me dejes caer en la tentación, amigo Lelo, que ya he subido mil peldaños en esa tu escala de valores y en lo alto me acosa el vértigo y, por tal síntoma, dice el doctor que no hay remedio, pues el laberinto es un estado normal de la demente cracia. Hombre, yo preferiría el estado de la estulticia descrito por el moro Thomas en la isla de su fantasía, antes de perder la cabeza por haber negado  que la cabeza de su dios era la de su rey. De cualquier modo, nos libre goya de pintar el retrato manicomiado por el sádico sistema madera.

El poder absoluto es un poder corrupto por lo que se deduce de Condemorr. El CondeMar (alusión al conde da Ria e veciño do Son) haría justa deducción, para escándalo y locura don Manuel, que si el poder absoluto abriga el supremo corrupto, subiendo las escaleras que conducen al cielo, estaremos delante de Él.
En las tardecitas de este cálido invierno, mi amigo el sol permite que yo mire su rostro iluminado, cinco minutos antes de tocar el suelo del horizonte. Acepto su permisión y lo miro directo, ojo en el ojo, y él amarilla intensamente para luego más caer en un escandaloso rojizo rubor, abrillantado por el fulgor metalizado de su faz, algo activo durante los tres minutos de su desplome sobre la tierra. Mirando al este, llega de África la diosa Luna, llena de orgullo como el sol de primavera. Temo que viene atrás del Sol de invierno a quien encontrará avanzado el horizonte a altas horas de la noche. Del roce surgirá el calor de todos los tiempos y su luz iluminará el pensamiento como lo hizo ayer, lo hace hoy y lo hará mañana. Y de este modo tan peculiar es como el mundo se phode, y todos, en la soberbia, parecemos orgullosos como el retrato de Dorian Gray, pero nos escondemos con miedo de que descubran como es horroroso cuando el retrato exhibe el estado real de nuestra vanidad y lujuria.  !Ah, la primavera, como es linda!

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