lunes, 16 de septiembre de 2013

CASO PENAL VI


reflexiones sobre un caso penal
Capitulo VI (de no se cuantos)

Sigue el exordio acusatorio

El querellado no mide esfuerzos para acusarlo de robo de dinero ajeno delante de otros comerciantes, vecinos, de otros clientes, de transeúntes (desconocidos) que son por el abordados gratuitamente en la calle.

Además que ahora se conoce el motivo del rescate del proceso archivado, el querellante retiró copia del proceso y anda con un tomo de hojas abordando las personas en la calle, gritando el nombre del querellante, llamándolo de ladrón porque robó su dinero y apunta con el dedo el consultorio y aun dice para las personas para que jamás se consulten con el querellante porque el mismo irá asaltarlos, robando el dinero que ellas tienen.

Mentir es fácil, pero cuando uno expone muchos detalles para dar fuerza a la mentira ella sale del capsulo para mostrar el tamaño de su grandeza. ¿Porque el mister Y había de acusar el mister X de robo ajeno?, ¿a los gritos?, cuando era más práctico y efectivo abrir silenciosamente la boca y mostrar a quien quisiese ver el excelente trabajo hecho por el cirujano religioso en el maxilar superior de una boca herida con implantes, brillantes como el oro negro pero puntadas como el hierro corroído.

Curiosamente, quien hizo uso extensivo de copias del proceso archivado fue el mister X, quien los retiró del archivo sin cualquier registro consignado en los autos, muy diferente de la extracción hecha por el mister Y, que lo hizo con el auxilio de la fiscalía pública y así quedó registrado en los autos.

A buenos entendedores pocas razones, pero no es demás pensar que hubo  un excesivo esfuerzo para convencer el árbitro de que el gol, hecho por el mister X contra su portería, debía ser adjudicado como gol a favor. De ser entendido un gol contra, como de hecho lo fue, es necesario cierto calentamiento cerebral para salir pensando que hay razones que la propia razón no consigue explicar, mismo con todos los detalles qué de la razón quieran exigir. ¿Fue equívoco del árbitro y de sus auxiliares? Demostrado el equívoco por el propio silencio del querellante durante el juicio oral, cabria, a quien tiene poder del derecho y capacidad para buscar y encontrar la verdad, formular ciertas preguntas al supuesto ofendido y, de la escucha atenta, sacar conclusiones para convencimiento y fundamento de la sentencia. Pero así no ha ocurrido, pues mantuvieron el supuesto ofendido, el mister X, en absoluto silencio, el silencio ofrecido, porque la ley así lo determina, al acusado de un crimen

Hasta este punto, si fuesen verdaderos los hechos imputados al mister Y en la enmienda, los elementos para encuadrarlo en los crímenes de injuria y difamación estarían presentes. Difamación por haber imputado un hecho ofensivo a aquel que tenía responsabilidad  de realizar un trabajo con calidad satisfactoria, en consonancia con lo establecido y el valor cobrado. Consonancia no correspondida por el resultado. Injuria porque al parecer basta a un religioso cirujano declarar que fue ofendido en su dignidad y honra por un servicio a toda luz mal hecho en un cliente, que declara y insiste en declarar el estado ruinoso en que ha quedado su salud. En tesis la ley así lo determina desde que los hechos ofensivos fuesen confirmados en juicio por la oralidad de los testimonios que, de creer en la acusación, serian muchos, fácilmente localizables e incuestionables en sus razones para exponer la verdad en todos sus detalles.

No obstante, pareciendo creer que de la cantidad y variedad de las mentiras surge una gran verdad, capaz de confundir los hombres de bien, el querellante asesorado por sus abogadas utiliza la página 145 para repetirse en los fatos imputados al querellado y aprovecha para acusarlo de haber utilizado palabras de bajo calón y de que el mister Y causó prejuicios al comercio local porque nadie tenía paciencia para oír el querellado. Hechos que, según el querellante, “se refleja en los demás comercios y en los consultorios locales, siendo que ni los vecinos aguantan más esta situación descomedida”.

“Monchooo! Que non protestes tanto! A modiño, oh!” -  Esta frase acabo escucharla de Fuxan os ventos.

 INJURIAS Y DIFAMACIÓN

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