... porque el puerco tiene gripe y la vaca marela no compite con la arrogancia de la vaca francesa, al mismo tiempo que en Santiago clonan la rueda en rechazo a la vana austeridad.
No hay crisis en Galicia. No hay gripe en Galicia. No hay pobres en Galicia. No hay desempleados en Galicia. Galicia tiene un enorme buraco negro en los presupuestos que se describen en dos lenguas. Galicia tiene su futuro de Xacobeo y un BNG fiel en sus creencias de la poca habilidad del padre Feijo en materia de resurrección de la moral gallega en actos de esperanza, fe y caridad. Galicia vive un momento para recuperar el atraso acumulado por falta de agilización en la administración de los recursos tributados al buen pueblo gallego. Y ya se fueron por cuesta abajo más de dos meses de vigencia de la alternancia gobernadora.
De momento sabemos lo poco que sabe M. Carmen Pardo, y el tiempo, que es todo lo que se puede perder, lo ocuparemos buscando guindas al pavo de la anterior administración. “El turismo contribuirá a paliar la crisis de otros sectores” pues nadie se ha dado cuenta en el mundo que del paro se extrae la esencia que da vida al pecho que late hondo bajo la saya de un diácono.
Por las calles corre el vigor de la juventud en demanda de una segunda lengua como instrumento de ocupación escolar e inversión para trifulcas de un futuro acelerado hacia el presente que se consume.
El merchandising gallego opera libre por boca de un internacional jugador para hacerme creer que la cerveza es buena para la salud y dos latitas bebidas al volante serán capaces de abolir la ley seca prevalente en el Brasil. Es pena que la destreza psicomotriz de un guardia rodo viario brasileño no se entere de las novedades amparadas por el nuevo ciclo de gestión gallega y aplique una colosal multa (con riego de prisión) al pacífico aldeano, turista gallego, que navega absorto por la belleza del país, imbuido de un bienestar reforzado por un insignificante pero poderoso contenido alcohólico.
El futuro no presagia nada bueno, es lo que parece decir don Alfredo Conde en su tradicional lengua, que también es la mía. Se refiere a un futuro nacido del pensamiento de un pequeño grupo de políticos que sin más voluntad que su propio capricho consiguieron inocular el germen de futuras e insolubles discordias, plasmadas en el tercer artículo del estatuto constitucional de 1978.
A unos desvanece la esperanza de ser gallego honrado. A otros ataca la mala leche por el fracaso del guante invisible, bandera blanca de la economía azul que ahora enrojece en llantos de lágrimas, porque el puerco tiene gripe y la vaca marela no compite con la arrogancia de la vaca francesa, al mismo tiempo que en Santiago clonan la rueda en rechazo a la vana austeridad.
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