miércoles, 2 de septiembre de 2009

EL OTRO YO

El otro yo

"En el momento en que lo tienes delante, en el instante en el que se patentiza, ese ser que se esconde de cualquier palabra que pueda nombrarlo, señalándolo, adquiere sus verdaderos perfiles" (Alfredo Conde)

"Es duro reconocerlo, pero hay una Galicia que va a quedar herida de muerte con la crisis" (Carlos Luis Rodriguez)

Esa Galicia a quien se refiere Carlos es la Galicia nacida de la calmaría forjada a fierro y fuego después de la Gran Guerra Civil Española. Es la Galicia que el nuevo gallego, al verse potenciado por los tufos de Europa, desprecia y quiere ignorarla.

Poco se puede hacer en Urgencias para salvarla. El Gran monumento a la sagrada cultura quedará corto en la intención de albergar el ánima resurgente del calamitoso conflicto. Hay un vacio fiduciario que será necesario rellenarlo, es el vacio generado por las ayudas tan mal administradas en la Galicia de la opulencia, conseguida a cuenta de ahorros pasados y deudas futuras. Es la Galicia que, en acto de rebeldía a la moralidad, ha buscado un equivalente a su emigrante para discriminarlo y mostrar enojo al migrado, posicionándose en el centro de dos puntas, machacantes por ambas las opuestas partes. La Galicia de las cuatro diputaciones repartiéndose puertos y aeropuertos por todo el condado brigantino, la Galicia de los cancillos autónomos despalmando recursos del minifundista labriego para servir al maximista capitalino del palacio congresista, la Galicia del tribunal de cuentas que poca cuenta ha hecho de los desbaratados gastos locales. La Galicia que ahora se suma al esfuerzo del birrete para atravesar Extremadura en ave de veloz envergadura. La Galicia mendigante de fondos externos para financiación de la apoteosis jacobina en tiempos de crisis. En fin, la Galicia, esa extraña desconocida a quien se refiere Conde, que muestra el cajón que esconde la cara de su verdadero perfil.

En Galicia no faltan algores, ese otro yo que marca el camino de un buen vivir en relativa paz con la tierra, agua y riquezas naturales, conservables por la estabilidad de proyectos compatibles con nuestras particulares necesidades de vida, sin ignorar que la disociación entre el cuerpo y alma es lo más natural después de haber aprendido los artículos de la constitución que rige la vida.

En este momento crucial para el porvenir gallego, es necesario establecer prioridades capaces de mantener el buen vivir encauzado por el buen rego. Los casi doscientos mil desempleados gallegos ven sus piernas y futuro afondarse en el lamedal de una crisis que los afecta irremediablemente, que no es suya pero es consecuencia de inversiones en tecnologías externas que, por naturaleza de su condición externa, excluye el empleo interno.

Aquí abría retirar el antifaz del caballero Nero y preguntarle, con toda la sana envidia, ¿si los otros son capaces de crear empleo, creando tecnología para reducir trabajo, por que el otro yo no se organiza en beneficio de todos nosotros e inventamos juntos la tecnología del bienestar?

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