sábado, 26 de septiembre de 2009

MOCIÓN DE CENSURA

MOCIÓN DE CENSURA

Señorías, me parece que en Silleda estamos delante de un caso típico de transfuguismo, a las claras y transparente, de autoría de la jefatura suprema. No parece cuestionable que todos los elementos que componen el paradigma transfuguista de Silleda están presentes en la amenaza de Rajoy, seguida por Feijoo, de que ambos no podrán continuar en el mismo partido en que militan algunos concejales de Silleda. Es la deserción por la cabeza, alías muy semejante a aquella ocurrida en los albores del siglo XIX, cuando, por pura ignorancia del sentimiento albergado en el alma española, don Fernando entrega la corona al ilustre hermano de Napoleón, provocando el transfuguismo masivo y atabaleada de toda la tropa ibérica, muy ilegal ante el poder napoleónico.

Vamos ver, señores: los partidos políticos no fueron concebidos para substituir la organización militar, ni religiosa, ni comercial, ni mucho menos como alternativa a intereses mafiosos. Los partidos políticos son composiciones sociales, de fundamento democrático, con origen en la voluntad individual, que tienen la misión genérica de promover indefinidamente el bienestar social y, como medio, objetivan metas para alcanzar la paz y sostenerla por el mayor tiempo posible. Cuando un partido, por acción de alguno de sus partidarios, resuelve ignorar un colega o aislarlo en las más elementales tomada de decisiones, ¿que alternativas restan a este ilustre colega? Respóndanme, por favor, ¿que harán ustedes si por acción ordinaria de un filibustero os arrancan la fe que tenés? ¿Que otra cosa pudo hacer Galileo sino sostener la universal mentira geocentrista cuando el infierno de la hoguera era la otra salida? Y no hablemos de Lutero, el insurgente de las indulgencias, o Calvino en su esfuerzo por la segunda reforma protestante, ambos bajo la censura atónita de Francisco y Carlos, entretanto se degradaban por el dominio total de Europa.

Si ambos xefes se arbolan en la virtud de autoproclamarse tránsfugos de si mismos, vivé le liberté y escribámosla con letras de oro en los asientos de Silleda. No ignoremos que fue a partir de la provocación de una serpiente, seguida de una fatal y singular eyaculación al pie de las catarata do Toxa, que hoy vivimos transfugándonos de un lugar para otro lugar, de Santiago a Madrid, de Ourense a Pontevedra, sin que al final, después de tantas metafóricas luchas, consigamos retornar al Paraíso perdido.

Mañana, en Silleda, el buen tiempo estará propicio a la profunda reflexión de los jefes populares. El problema puntual que allí deberán solucionar no se refiere a la indisciplina o capricho personal de un par de concejales de un pequeño poblado. El problema en aprecio radica en la facilidad que la estructura política de los concellos presenta para que se echen la zancadilla unos a los otros, sin otro motivo que el poder por oposición a la supuesta voluntad del pueblo, a quien nunca le fue permitida libertad para escoger absolutamente nada. Será tiempo para pensar como elegir directamente un ciudadano sin la interposición de mirabolantes fórmulas, cerradas en titulares encadenados a fuerzas, algunas veces afónicas, otras, roncas y casi siempre ocultas y amorfas. Moción de censura es un instrumento de la política rastrera capaz de golpear, arrasar y sumergir en el pozo del olvido figuras de buen porte político.

No hay comentarios:

Publicar un comentario