domingo, 6 de septiembre de 2009

PAGANOS O NO PAGANOS

Pagan or no pagan

Todo es cuestión de ser o no ser. Así lo definían en el pasado los que antecedieron la reunión de Londres, preparatoria de la cumbre de los 20 picos en Pittsburgh, que tendrá ocurrencia entre el 24 y 25 del corriente mes de sol menguante.

Esta reunión tratará de reforzar creencia en alguna cosa y evitar cisma en la religión que sustenta la vida moderna y garante suntuosidad en los palacios financieros, albergues del buen vivir muy por encima de las reales necesidades, aunque sea a cuenta por falta de aire, que se retira del pobre llamado a darles sustento.

En la ortodoxia del paganismo discurren dos frentes que se oponen con fuerza herética, como resultado del paganismo financiero, a los señores de la banca rota. De un lado están los ingleses que defienden el gasto a cualquier orden, del otro, los franceses de Sarkozy y alemanes de la señora Merkel que propugnan construir barreras y lanzar ofensiva contra los gastos, obligándolos a limitar la amplitud de su mordedura.

Lo que paso hace doce meses pasaría hoy si en aquella ocasión se hubiese encubierto el tamaño de la bolla, taponado nuestros oídos y eclipsado el sol. Ser, tal vez mejor sería si así tuviese sido e Iberia no vería el dolor de ver sus hijos llorar el progreso de la desalmada recesión, hoy en acelerada sucesión de índices de macabro desempleo.

El ave no tiene manos. El esfuerzo para hacerla volar es realizado por dos alas: la derecha y la izquierda. Pese a su gran envergadura, las asas necesitan del rabo para dar sostenibilidad al cuerpo. Habiendo cooperación y armonía en los tres elementos del vuelo, el ave es capaz de llegar al destino que había trazado cuando creía que creer era bueno.

Infelizmente, en la era tecnológica, en que las alas ya no son necesarias y la altura se consigue merecer por la potencia del gas emanado por el culo de un cohete, vemos insinuar el regreso a los orígenes de nuestra religión, cuando la religión era un dulce cuento socrático dedicado a Zeus, que nos hacia apostar por el concilio de Nicea, para exhortar la herejía de Arrio por su negación a la consubstancialidad gallega entre padre e hijo (asa derecha y asa izquierda, bien suportadas por el espíritu popular que hoy constituye la Trinidad)

La gran cuestión, amigo Conde, no es ser o no ser pagano. Si costamos cien y nos quieren cobrar doscientos, la cuestión es saber como pagar ese más-valía de cien y continuar viviendo para reproducir el Sísifo de la ingeniosa financiación. La cuestión es encaballar ideas y ver como nos entendemos para pagar los cien que no tenemos, nos llamen, o no, paganos.

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