domingo, 6 de febrero de 2011

CARCINOMA DIALECTAL

Valla con dios, mi vida. Andamos muy mal en lógica argumental. Entre dos productos igualmente calificados, la lógica del mercado nos hace suponer que el comprador hará preferencia por aquel que es más barato (entiéndase menos caro). Ese es un impulso derivado de la razón económica.

Por otro lado, esa diferencia de precios despierta interés en eventual valor agregado por ese diferencial de precio. En nuestra cabeza, el juicio es una moneda de dos caras con probabilidad idéntica de ocurrencia en cualquier jugada aleatoria. En algunas cabezas el argumento es procesado por un dado de cuatro caras, todas, si ninguna está viciada, poseen idéntica probabilidad de ocurrencia. Muy poquitas cabezas, de esas que solemos clasificar como locos o sabios, operan con mucha dificultad el tejemaneje de un dado con seis caras. En cualquier de las posibilidades en que se procesa la lógica argumental, tiene mas aciertos aquel que trabaja con las razones de una moneda (dos caras que se oponen), pues, en la peor de las circunstancias, en media, los eventos que dan suceso a su juicio se sitúan en un patamar de un cómodo aprobado de cincuenta por ciento. En el otro extremo, el de los sabios o locos, la probabilidad de acierto es del orden de 1/6, políticamente bastante inconveniente.
Pero hablando con la propiedad de la señora Farjas, Galicia financia todos los principios activos y establece cuales son las situaciones excepcionales en que puedan prescribirse otros principios no incluidos en el catálogo de su moneda. Os galegos teñen as mesmas coberturas de farmacia e decir o contrario é faltar a verdade, o lo contrario: faltar a la verdad es decir que los gallegos tenemos las misma coberturas de farmacia.

Otra razón procesada por la misma moneda: “España defiende los intereses particulares de la industria contra el interés de los españoles (¿?)”. “El único interés que defiende Galicia es el interés de la cuenta pública (¿?)” Por cualquier lado que veamos la moneda, sea la pajin que refleja mi cara española o la farjas que espeja mi alma gallega, la probabilidad de una certeza jodida es 100%. Y por esa certeza, mis caros amigos, yo sería difunto currando el gusano por más de seis años, tal fue la virulencia del cambio provocado por la receta de un médico griego, actuando en la comarca de la muerte, cuando hizo substitución de un remedio que me fue administrado por un medico brasileño para, en tesis,  prevenir acción radical sobre un potencial carcinoma prostático.

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