sábado, 19 de febrero de 2011

NACIONALIDAD PRIVADA

Ningun español de origen podrá ser privado de su nacionalidad. Ley aparentemente redundante que el legislador quiso escribir como clausula pétrea en nuestra Ley Mayor, constituido esposo  legítimo de la madre que habría de parir todas las leyes, hijas e hijos de la nación que sigue a la deriva por incumplimiento de las voluntades del testador.

Ninguna ley lo prevé todo. Y muchas leyes, escritas para prevenir enfermedades que por su maldad en el pasado nos hacen sentir el terrible mal que nos acometerá en el futuro, vienen rebozadas de una extraña moqueta de huevo que ni dios sabe si de sus gérmenes saldrá un dinosaurio volador, una enorme  anaconda o un minúscula bacteria capaz de arrasar millones de arrogantes humanos en pocos días.

“Afortunadamente - explica conde -  no hay hombres perfectos”, por lo que habría se  de concluir que también no existen legisladores perfectamente idiotas capaces de concluir que sus leyes serán eternas en el tiempo. Luego habrá que pensar que las leyes son alguna cosa parecida con la materialidad de la vida: nacen, crecen, envejecen y mueren.

La vida jamás muere, dirán algunos radicales de la esencia del alma. Y tienen razón, la vida supera la muerte cuando el cuerpo es recordado por las buenas o malas obras que espiritualmente sostenían su esencia. Pero aún así toda substancia ideológica que tuvo origen en un determinado cuerpo acaba envejeciendo y su destino, a lo que llamamos muerte, es el olvido.

El sistema democrático en un estado de derecho reza por la cartilla de que nada se puede exigir de un parroquiano que no sea en virtud o por vicio de la ley. Y la jurisprudencia muy imprudentemente nos aconseja a no ignorar ninguna ley. Y lo que es infinitamente mucho más mejor, debemos recordar las leyes en cualquier de las modalidades verbales en que hayan sido escritas. Así, el gallego de Ourense no puede ignorar la lengua y los signos retorcidos del parlamentario congresado en Madrid, ni mucho menos el ingles afrancesado en Bruselas, para no decir el portugués fronterizo al otro lado del monte. Con este enorme caudal de la memoria vamos avanzando por los caminos retorcidos del saber, siempre derecho al gran pozo del olvido. Ese olvido que hace ignorar a los políticos siempre, cuando y donde estos ignoren leyes que estos debían preservar.

Por tal juego dialéctico, por decreto propuesta de ley que retira el derecho constitucional de elegir y ser elegido todo español, así considerados por las leyes de España, deberá ser entendido: Todo español de origen verá su nacionalidad ondear al interés de la nacionalidad privada de unos pocos señores de España.

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