lunes, 30 de enero de 2012

CARA A CARA

Sin cataratas

Bajo el frio cruel de esta mañana y con la cara hundida entre los cobertores, preguntaba mi amigo Alfredo  sobre los intereses… ¿de la moneda?

No.

¿Del cambio?

 También no.

¡Uff!, el frio congela mis neuronas y la atención no consigue fijar en la memoria la  pregunta que acaba de hacer mi amigo Conde.  

Me resisto a seguir los consejos del sistema que recomienda pedir auxilio a mis ojos para que vuelva a leer lo que escribe el conde. ¡Que no, que no y que no! Puede caer un chaparrón encima de las calles de Corcubión que yo no me muevo de este sillón. Si la memoria no me es fiel, ¿porque yo debería recorrer a los ojos que tanto interés tienen en mostrar la cara? Será por alguna razón, ¿verdad? Ah, sí, ahora me acuerdo, a esa razón usted llama interés de la corona.

Revirando los documentos de mis ancestrales veo uno que dice, do rego pro crego.

No, el documento es algo viejo y la visión de las letras que componen tan noble motto no me ofrece seguridad suficiente a la interpretación que merece. Mi esposa, esa cadena que amarra mi cuerpo a un cepo clavado en suelo tropical, sugiere que cambie las lentes, pero yo sé que no hay problema  con el cristalino. Yo vivo en el interior de una catarata siniestra y la nube que entre ella se interpone acaba dominando el ojo diestro. No por eso dejo de oír el corujo que llega en mi auxilio para explicar que existe un pro rege et lege en el blasón de la ciudad de Leeds desde su concepción en el año 1662.

Me ha parecido bastante curioso y por esa curiosidad que el olvido despierta lo asomo a mi ventana para exhibirlo en la red. Observen el equilibrio estable de dos corujas, cada una con un pie, ora derecho, ora izquierdo, apoyado sobre el lema, y el otro, ora izquierdo, ora derecho sujetando el símbolo que encarcela un cordero, anillado, colgado y coronado por el sobrero de copa alta de una vulgar chistera.

El interés de los generales es la corona. Puede ser napoleón o caudillo, pelayo, o fanfarrón imitando el séptimo de un Fernando caballero, pero su interés será siempre la corona. Mírela por donde quiera, por la cara  o por atrás, lanzada al aire siempre se acuesta por una de sus dos maneras, ambas con probabilidad matemática de 50%. Si por un azar de la naturaleza estadística la mona cae de pie, la generalidad la hará rodar hasta que demuestre  su verdadera cara, que es la de vivir laureado con una metálica corona, sin cataratas.
  

domingo, 29 de enero de 2012

MATRIZ ECONOMÉTRICA


Calculando la ilusión
En toda y cualquier decisión  siempre se hace presente el abanico del empirismo estructurado en algún tipo de experiencia, abalada o no por el conocimiento teórico, por normas implícitas o explicitas vigentes en el núcleo social del decisor, por leyes o por la ausencia de ellas, o por el simple capricho surgido por la enervación de quien se ve obligado a tomar una determinada decisión.

Los fenómenos económicos se muestran extremamente complejos y la economía matemática es demasiado joven para ofrecer seguridad a las propuestas del economista científico, quien en la mayoría de los casos, para no decir todos, se ve obligado a usar el bisturí de la abstracción en su arrojado intento de realizar operación litúrgica en el ámbito de la realidad económica. Con pies de plomo, el economista transita en el terreno de las hipótesis muy atento a la furia que pueda despertar el hecho de que el pie izquierdo pise sobre un dogma opuesto al que ha pisado el pie derecho; sabe que el arco de las piernas se abre peligrosamente sin cualquier defensa contra las investidas a sus baules delanteros y pierde el resguardo ante los cuernos que desean penetrar por el foso del núcleo trasero.

Tjalling Koopman, premio nobel en el año 1975, fue un tallador de paradigmas económicos (científicos) que dieron buena exposición a la escuela económica holandesa. A él atribuyen el honor sobre la paternidad de tres grandes disciplinas científicas: Teoría de la Programación Lineal, Análisis de Actividad y Fundamentos de la econometría basada en la lente probabilística.

Fue adepto a la crítica empírica, a la epistemología y aplicación de métodos matemáticos a los fenómenos económicos. En un mundo como el de hoy, asentado y acomodado en conceptos chispeados por el iluminismo, la vida exige extrema audacia, sutileza y, simultáneamente, mucho equilibrio intelectual en los estudiosos que se aventuran por el camino de nuevos descubrimientos.  Estos aparecerán como producto de una soberbia capacidad metodológica hacia la crítica profunda de aquello que recibimos en bandeja y deseamos cambiar, no obstante debemos permanecer en alerta para que el cambio resulte siempre en etapas mejores que las anteriores y no en cochinadas peores como muchas veces suele ocurrir. En su preocupación por los caminos que conducen al progreso y al bienestar, Koopman concentra su genio en el desarrollo y empleo de conceptos  e instrumentos matemáticos y estadísticos que puedan ayudar el economista en los propósitos que establece para maximización de la función objetivo, observando que nunca debe alejarse de la misión madre, que es el de formular caminos seguros para el bienestar presente y futuro de la humanidad. También sitúa el modelo de análisis de actividad por delante del modelo de equilibrio competitivo, no sin antes suponer en sus hipótesis que los consumidores no estamos saturados de algún bien que hayan clasificado como deseables para el consumo.

 Órbita dependiente
En este sentido me alcanza la aversión que yo tuve de niño por el pescado, producto de consumo muy caro, pero por su gran abundancia en la costa de los años 1940,  mi sentido del olor y sabor se me había atragantado por más de una puñalada  de muchas espina. “Cuando conseguimos reconocer e incorporar a nuestros modelos un aspecto del mundo real se hace evidente que hemos dejado de incorporar otros” - ha dicho Koopman y a seguir se pregunta - ¿Debemos concluir, a partir de esta observación, que el rigor es enemigo del realismo y que el análisis económico debía buscar alguna forma de compromiso entre ambos?

En economía las variables son hechos numéricos capaces de transformarse en variables funcionales de hipótesis construidas bajo el dominio de la abstracción de otras variables que alterarían el resultado si fuesen consideradas. De esta forma se hace dificil descubrir los fundamentos en que se basa nuestro conocimiento económico, de que forma deriva de la observación empírica o el cuanto ese conocimiento depende del razonamiento del estudio teórico. Y aún aquí cabe preguntar ¿de que supuestos adviene la argumentación teórica?

Todo postulado contiene términos que son retirados del mundo de la experiencia por el análisis de personas, organizaciones, cosas, hechos y etc. La interpretación confiere al postulado especial relevancia, pero desde el punto de la lógica del razonamiento se cree que se puede prescindir de interpretaciones. No obstante, el conocimiento es un círculo profundamente vicioso que orbita en el área de intersección entre el círculo de la mentira y el círculo de la verdad y ya forma parte de nuestro conocimiento saber que en ninguna circunstancia de nuestro pasado empírico el conocimiento formal ha ultrapasado los limites de esa intersección.

Programación lineal
Conociendo la existencia de una función objetivo se cree que ella puede ser optimizada con el auxilio de un algoritmo matemático que resuelva la indeterminación por medio de ecuaciones lineales.

Como todos sabemos, una ecuación lineal es una ecuación de primer grado, igualita a aquella que yo aprendí en el tercer año del bachiller laboral bajo la orientación pedagógica de la inolvidable Carmiña Muruais. En el sistema cartesiano, explicaba ella, esas ecuaciones representan rectas y la forma más vulgar de una ecuación puede ser representada por

y = ax + b

No necesito romper la cabeza para haceros recordar que “a” representa la pendiente que somos obligados a subir y bajar en los diferentes momentos de la vida; “b” determina el origen (punto donde la recta corta el eje del dependiente “y” que en mi caso está situado en la intersección del meridiano con el paralelo que determina el origen de mi existencia en la calle de la flor; “y” es (no confundan con yes) la variable dependiente que queremos conocer en función de los caprichos del independiente  X.

La simplicidad siempre acaba perdiendo su mérito, y algo tan simple como puede ser la marcación exacta de mi origen y los baches que he tenido que suportar en función de mi particular pendiente, después de aprender como se comporta un hombre recto, ahora nos estimulan a aprender el comportamiento de muchos hombres y mujeres cuando resuelven actuar juntos. El problema consiste en descubrir el valor de cada independiente X que actúa en el sistema de ecuaciones lineales y satisface  el orgullo de sus correspondientes ecuaciones. No me extenderé en este contenido, por demás sabido de todos, no sin antes declarar que el problema multilineal se resuelve por medio de cálculo matricial en el que los números son convenientemente arreglados dentro de un cuadro rectangular que los disponen bien ordenados en líneas y columnas, a la manera de soldados bien disciplinados en el conocimiento de cada uno sabe como duele una certera picada. 

Teoria del equilibrio general
Tjalling Koopmans fue pionero en el desarrollo de la matemática económica y econométrica. Descubrió y desarrolló el método de programación linear y análisis de actividad,  a las que les dio aplicación práctica y teórica en los modelos de equilibrio.

Todos creemos que los números no mienten. Cuando son bien tratados les ofrecemos absoluto respecto. Habiendo un problema de orden personal o colectivo, la energía corporal parece concentrarse en buscar solución a la crisis que el problema desencadena. Una ecuación es una afirmación de una posible verdad que se encuentra dentro de esa supuesta verdad (Debemos aceptar este axioma para seguir adelante). Haciendo algunas transposiciones de la incógnita que estamos investigando, mandando algunos elementos para la derecha y dislocando otros de la izquierda, algunos agrupados en el optimismo positivo y otros vinculados a cuentas que restan esperanza, el resultado, aunque tarde en llegar, siempre llega como verdad absoluta de una igualdad formulada con suposiciones.

En el seno del mercado que da vida a la economía moderna, los precios y la producción de todos los bienes y males, incluyendo, dinero, interés, honradez y moral, están relacionados. Un cambio en el coste de un mal, por ejemplo la corrupción, puede afectar el preció de un bien, por ejemplo el pan. Fatalmente, el aumento del precio de un bien acaba provocando el surgimiento de un mal mayor y así sucesivamente, para alegría de la espiral inflacionaria durante todo el tiempo que nos cueste alcanzar el tan deseado modelo de equilibrio general.

En tesis, se hace posible calcular el precio de un solo bien o mal en su estado de equilibrio; en la práctica este sencillo problema se resuelve disponiendo dentro de una matriz los casi infinitos bienes disponibles en el mundo y que de alguna manera despierten algún interés en la mente humana; por ejemplo, la profundidad del famoso agujero negro o un iteres de pasado reciente, el fuego pasional de Bush por la filosofía de la masividad explosiva.

Conforme el interés que pueda despertar a la oferta de bienes, un intermediario de la producción  hará lo posible e imposible para aumentar o reducir la cantidad de eses bienes. Por otro lado, si los precios bajan, el interés del consumidor sube y pasa a consumirlos alocadamente. Todo esto, bien colocado en los ejes del idealista Descartes, producen una linda figara, muy buena para ser exhibida en la sala  de un administrador, un buen político o un fugaz economista. El cruce de la curva de oferta con la curva de demanda determina el punto de equilibrio. El nuevo problema que surge de la solución de una crisis entre demandantes y ofertantes es resolver la incógnita que represente alguna manera segura de apuntalar el punto de equilibrio y evitar que se desmorone por la tradicional inestabilidad o manía de inclinarse, una hora, hacia la derecha, otra, a la izquierda.

A mí se me ocurre que ese clima de perfecta estabilidad lo vamos conseguir después de muertos. En el paraíso no existe frio, no existe calor, no existe dinero, no existe el dolor, ni amor existe. Todo yace en perfecto equilibrio y ni siquiera se escucha una voz que te diga - ¡Alto, el impuesto o la vida!  Para no alterar tanta perfección, uno ni siquiera respira.

No se como se las entendería un tal Pigou para explicar en ese estado celestial su economía del bienestar. En régimen de turbulencia, el bienestar era explicado por un estado de ánimo subjetivo en el que el Estado podía medirse por el peso de la unidad que el Estado inventaba. La imagen venerada de esta unidad es la Renta Nacional repartida ecuánimemente entre los adoradores. Paradojalmente, Pigou creía, aquí en la Tierra, que aumentando la estabilidad también aumentaba la renta nacional, lo que de algún modo, ahora lo sabemos, ese aumento es fuente de desequilibrio, o bien entre los hombres de buena voluntad o bien de la mala voluntad de los hombres que administran los recursos naturales.

De gota en gota
Para salvar la inestabilidad de este cuento retorna en mi auxilio ese noble del premio nobel, viene cargado con una maleta repleta de cálculos econométricos. No se como lo voy recibir, pues mis cálculos biliares absorben todo el interés de mi inteligencia y las limitaciones del saco escrotal ya no comportan más dudas, por buena cara que el científico pueda ofrecer a la ilusión de este mi buen estado de paciencia algo atormentada por la gota.

Me explica que para que yo pueda entender la relación entre variables económicas, por ejemplo mi vida y la vida de, digamos, los 31 mil millones de Amancio Ortega, yo deberé adquirir un conjunto de herramientas estadísticas y comprender la siembra de su modelo matemático. La econometría es ocho años más vieja que yo pero creo que ambos andamos bien de la cabeza; bien, la mía no es tan buena como la de la señora Econometria pero con la ayuda de sus herramientas, juntos podemos constituir una buena pareja y disfrutar placer, pagándolo con el tiempo, claro, habiendo saldo.

Me acuerdo que en los años de infancia econométrica la señora Econometría era muy presumida y solo atendía cuestiones macroeconómicas. Los gobiernos requerían su auxilio para resolver cuestiones de largo plazo. Hoy, mayor, bastante cansada, algo fea y razonablemente modesta, se ofrece para modelar la realidad, o así ella lo dice, de casi todas los negociantes enamorados de las técnicas económicas.

Con algunos conocimientos de teoría económica y una buena base de datos, el econometra no necesita viento en popa para seguir mar adelante; navega por los mares sin miedo a un grave tropiezo contra un escollo, como tuvo la Gallega, en Haití, bajo el comando de colón, o, más reciente, el Costa Concordia en mares de Italia. La econometría tiene mucha utilidad en asuntos que todos deseamos conocer. Por ejemplo, propensión marginal a consumir cuando uno tiene hambre, elasticidad del precio de un bien cuando no tenemos dinero para pagarlo, curva de Philips (entre la inflación y el paro), relación entre el rendimiento y riesgo de un activo financiero cuando nos dicen que no hay dinero, relación entre el salario y el nivel de educación de una persona para saber si se acuerda de la madre que parió a todos cuando estamos parados y no tenemos sueldo, etc.

La econometría también sirve para hacer predicciones; por ejemplo, el paro para el año que viene, el PIB y la inflación de este año, el déficit de las cuentas de España, Irlanda y Portugal. Bajo el instituto de técnicas de simulación, la econometría sirve para comparar distintos supuestos en diferentes escenarios de evolución de algún insignificante parámetros. Si una autoridad consigue controlar alguna variable, como la cantidad de dinero, esa autoridad, o eventual prepuesto en el cohecho, si camina por las derechas o va a deriva de la orilla izquierda, simula un pie adelante y el otro lo deja bien atrás para ensanchar la abertura por donde sale el gasto.

Cúmulos
La econometría es ciencia del ramo económico absolutamente transparente, es suficiente perder un bocado de tiempo en su estudio para perderse en su aplicación. Y la explicación de esta paradoja está en el hecho de que para formular un modelo paramétrico se hace necesario estimar los parámetros y hacerlos estables sacándolos de una nube de datos. El gran problema por el cual la cosa muchas veces no funciona en la costa está en la propia nube.

Las nubes sufren los efectos contaminantes del medio en que se desarrollan. Por ejemplo, habiendo sido yo coordinador de proyectos en una gran empresa del ramo de ese popular cacharro llamado carro, era mi deber recoger todos los costes necesarios al trabajo de transformación de un viejo modelo para darle aspecto de coche nuevo. El cálculo era extremamente preciso y se fundamentaba en recogida de tiempos y materiales necesarios a la transformación. Había una base de datos por la que me quisieron hacer responsable. Esa base contenía informaciones muy precisas; variaciones entre lo presupuestado y la realidad igual o superior a 5% eran penalizadas con transferencia a otro sector o, cuando repetido, con la dimisión del técnico calculista. Para evitar el contratiempo de un mal sabor, el técnico calculista con experiencia recurría a la información del jefe del operario productor, el cual le daba los parámetros del tiempo ocupado por su equipo en el trabajo, así como la cantidad de material requisado  en el depósito de materiales. La orden de servicio era emitida y el servicio hecho contemplaba la orden con la máxima precisión. Comparando servicios equivalentes en el tiempo, pude observar como los costes aumentaban para reformas semejantes. Atribuían los técnicos ese aumento  a los efectos de la inflación. Ocurre que la unidad de valor presupuestado era la hora de trabajo humano y el costo de todos los insumos era transformados en esa unidad, lo que en mi opinión debía dar a los datos un valor invariablemente constante en el tiempo. Además, había inversión en nuevas máquina que reemplazaban las antiguas con mayor precisión y más rapidez en el trabajo y a mi entender le parecía que esta variable exógena tenía que llevarse en cuenta en los cálculos del coste necesarios a la reforma (face lift). Todos los datos eran enviados para análisis de coste y formación de precio de venta al consumidor.

Todas las especificaciones econométricas debían ser atendidas en sus principios básicos. Por la censura, el modelo no debía comportar hipótesis que pudiesen ser eliminadas por contradecir los datos pasados. Por la complitud, no se admitía ninguna hipótesis derivada de las hipótesis ya incluidas en el modelo. Por la plausibilidad, las hipótesis y datos debían merecer todo el respecto de quien con ellos trabajaban. Por la suficiencia, la información era suficiente para la conclusión cuantitativa del resultado encontrado.

Establecido el modelo de cálculo, por la adición de todos los elementos que lo integraban, por las elevaciones del cubo potenciador del lucro o las rebajas de sueldos, del que derivaba idéntico resultado, el  corolario matemático era siempre exacto e indiscutiblemente monótono en la propaganda del mercado. Sinceramente, daba trabajo suficiente para mantener mucha gente ocupada y todos vivíamos felices por la esperanza de que en el futuro se pudiese vivir más y mejor.

Granizo
La razón tiene otras fracciones que la propia razón en su entereza desconoce. El último paso de la razón es reconocer otras razones que llegan con más fuerza y poder. Mis pasos siguen el aire que respiro. Para Tjallin Kuoopmans, el aire que hizo vibrar las cuerdas de su voz en 1910 dejó de tocarlas en 1986. Para igualarlo en el consumo del tiempo todavía me faltan 4 años. Por la ecuación que modela mi vida y con el interludio de parámetros médicos é ultrapasado la esperanza matemática en tres años. Es incentivo suficiente para continuar haciendo cálculos. Pretendo hacerlos con el alma de las figuras que aparecen en mis sueños, que si no son verdad muy bien la imitan, haciéndome creer que esas figuras soy yo mismo cuando yo era ayer, y si hoy vivo estoy es porque eterno mañana seré. Somos como una gota de agua sembrada en las nubes; por el roce con partículas heladas, desplomamos congelados y vamos al encuentro del polvo que descansa en el suelo, donde todos nuestros deseos siempre se encuentran para gozar un eterno y merecido descanso.

sábado, 28 de enero de 2012

DIEZ O TRESCIENTOS

E lá vou eu polo rego de novo. Desta vez co angazo nos fuciños soprando-o como gaita para ajudar nas cantigas de ajuda a este meu dicionário de trezentas palavras. Desta vez o ragazzo da RAG, che come me amava beatos e rolingstolos, non nega seu auxilio para me explicar que angazo é superlativo do ancinho português, que eles chaman tamen de gadanho (nh= ñ) , rastelo ou ciscador.

Por la RAE me hacen recordar aquel lindo bolero, quizás, quizás quizás, y así me entero que angazo puede tener su origen etimológico en anga y este quizás haya sido importado de Anga, una de las dieciséis ciudades de los Mahanapadas que por aquí estuvieron antes de los celtas, fenicios y griegos.

El tema que hoy desliza por este mi rego trata de saber si 300 palabras son suficientes para expresar todo lo que uno piensa o deja de pensar. La primera palabra que impulsa el instinto se llama collatio, algo extremamente natural para establecer prudente crítica a lo que adviene del recensio.  Espero que todos me entiendan y no procedan antecipadamente a la eliminatum codicum descriptorum y respeten el principio de que nada puede ser condenado sin que haya sentencia transitada en juzgado.

Me toco las narices, sin duda. Lo hago por varias razones, una, porque me pica, la otra, porque usted me lo pide. Y ya que usted no sabe lo que decirme, yo le doy cuerda para que me responda. ¿Cuantas fueron las palabras usadas por Bush para llevar la guerra a Irak? Y las de Colón para decir que cuba la repartían entre él y los reyes católicos. Estoy seguro que en un programa que permitió a un partido la conquista de España había muchas más palabras que las trescientas de la cultura popular, pero puedo asegurarle, por todo que leído y releído, todo aquel colectivo  podía ser substituido por la eficacia absolutamente inteligible de una única palabra; CERO, o NADA, mejor que cero, porque cero puede representar mucho y no hay nada mejor que NADA para decir lo que a uno le da la gana en el paragonar de dos cantidades.

Lo siento, mi intención era narrar en trescientas palabras todo lo que no he dicho. Bien yo se que con diez palabras,  representando cada una su respectiva clase, podíamos constituir un congreso nacional para decir todo lo que se quiera en diez mandamientos, tallados en piedra del Pindo llevaría 40 días.

viernes, 27 de enero de 2012

DOSIS MORTAL


Una ligerísima contracción del músculo pib parece ser suficiente para una grave tensión en la masa gris del tejido laboral. Como licencia poética, la contracción  es reacción de la propia acción. Lo paradoxal es verificar como una específica acción aplicada en dosis homeopáticas provoca respuestas tan diferentes en organismos tan semejantes e interdependientes. Dada una contracción cualquiera no sería prudente subir al campanario para badalar las campanas y cundir alarme de infarto, el cual puede ocurrir no por la contracción en sí, pero sí por el pánico de la onda que se alastra por el músculo menos protegido.

Sabemos que la contracción muscular proviene de enlaces ricos de energía que se desintegran en otros tipos energéticos todavía más ricos. De esta forma, para hablar de la contracción, necesario se hace saber de que tipo de contracción estamos hablando. Por ejemplo, cuando el centro emite señal capaz de provocar tensión para vencer cualquier resistencia, el resistor se encoje   en pequeños círculos, concentrando toda su energía para dar eficaz respuesta al tensor. Concentrado en su pequeñez, la masa se hace solidaria y su moral vuelve a crecer en nuevo estado de resistencia, muy capaz de ultrapasar la naturaleza excéntrica del esfuerzo tensor, y no parará en su expansión hasta que la fuerza de la gravedad en que orbita le haga saber que es mejor volver al estado natural de los movimientos rítmicos del corazón.

Crecer en ritmo de reducción es un crecimiento que ocurre en intervalo de tiempo mayor que el intervalo de referencia. Una reducción de dos por cien en el presente año, puesto sobre un modelo lineal matemático capaz de predecir el futuro, nos haría pensar que de aquí a diez años estaremos comiendo 2 % menos que hoy. -  ¡Formidable! - exclamarán los estrategas de la obesidad. - ¡Maldición! – es la primera palabra que adviene al cerebro de la acumulación capitalista.

Quien puede más, habla menos y actúa mejor. Aparece más tensión en el sistema. Aplicado en pequeñas dosis en los momentos en el que el cuerpo va perdiendo elasticidad, el sistema enrojece porfiado   en un propósito, que juzga pertinaz en la intención pero es muy flaco en los resultados, hasta que finalmente, ultrapasada la resistencia a la fatiga, adviene la ruptura.

En España no se puede hablar de austeridad, cuando en su demografía observamos el caótico despilfarro de más de 22% en su capacidad productiva. Mejor sería hablar de la tensión provocada por la desfachatez acumulativa del capital, con su veneno financiero de resultado conocido por su aplicado interés en pequeñas dosis homeopáticas.

miércoles, 25 de enero de 2012

SOGA CIEGA


Non sei non, home, non sei non. Pero penso  que con un adboghado coma ti o inferno andaria mais listo. Ou non? Se cadra, si. Mais se cadra, tamen non. !Vai tí saber!

Lo cierto es que en la panorámica vista del continente español esas son las dos únicas cuestiones. Son las dos eternas cuestiones del si o no, como Cristo nos enseñaba en tiempos de un liderazgo franco, firme, y con credibilidad indiscutible. En los tribunales no se admitían otra respuesta que no fuesen los monosilábicos sí o no.

-¿Fue usted el causador de toda la tragedia que se ha abatido sobre la cabeza del trabajador?

-Bien…Yo solo se trabajar en mi oficio.

-¡Responda sí o no!

-No.

-Vean señorías como miente este hombre. Primero dice que trabaja en su oficio, después dice que no. ¿En que quedamos, trabaja o no trabaja?

-Sí.

Comprueben, Señorias, la respuesta miserable de este hombre. Admite que él es el causador de la tragedia que acosa la nación de los cinco millones parados.  Dada las circunstancias que satisfacen las dos cuestiones, exijo, data venia, que se aplique progresión de dos penas, una pecuniaria, destinada a cubrir mis gastos de hombre pulcro y honrado defensor de los derechas, y la otra, de absoluta indigencia por el resto de su pobre vida.

Por la metáfora de la cuerda tirada, creía yo  que ese dulce gallego al otro lado del charco explicaba el comportamiento de las dos fuerzas políticas que tenemos en la aldea, antaño llamada Hesperia. En el parágrafo siguiente, la metáfora toma el rumbo de la soga, coloquialmente socarrón, artero y retorcido en tiras de cuero crudo y con mucho ánimo para enlazar, amarrar  y mantener cativas las mariposas a vueltas de una vela encendida.

Pero, no, el tema permite parafraseado  y hábilmente me conduce a ese colosal tirar-cuerda entre Rajoy, el Banco Central Europeo y el FMI. Los tres juegan a lo inmediato tirando de la soga todo que puedan tirar, para que lo veran los paisanos de cualquier bando. Por la confusión del encuentro de dos verdades, los humildes nos quedamos ciegos. Un bando, el de Pancho, jura que el déficit del año en curso será 4,4 % del PIB;  el bando de los señores del dinero (BCE Y FMI)  prefieren asegurarnos que el déficit no bajará de 6,8%; Rajoy dice a Pedro Pasos de Portugal que él, Rajoy, hará lo que conviene a España. Pedro responde a Mariano que Portugal toma pasos concretos y compra deuda ofreciendo un interés de 4,9 % . Por detrás de ellos andamos todos los espoliados, muy bien ahorcados por la soga de la sinrazón.


domingo, 22 de enero de 2012

DILEMA DE LA POBREZA


Disyuntiva propuesta
En los países ricos cuentan que en los países del tercer mundo uno está en situación de pobreza cuando su sueldo, para el que lo tiene, no consigue pagar sus necesidades más elementares, incluyendo la cesta de alimentos indispensables a la exigencia del cuerpo en cuanto ser vivo. Eso es lo que se dice y se cuenta en los países del primer mundo. Y todos vivimos contentos y felices porque en los países ricos no existen personas pobres; bueno, alguna sí la hay y en ella lo que mas destaca es la pobreza de espíritu en medio a una lujuria desbordante, pero el espíritu no se cotiza en bolsa y, por tal concepto, el espíritu no se utiliza como medio de referencia en la clasificación interna que hace que el primer mundo sea el mejor de los mundos.

Y aquí se asienta lo que hasta el 2008 era problema nacional de Perceebes, (luego Perceebes, país de catolicidad universal): a estas alturas, la zafra del pos guerra batimos las puertas del cielo pidiendo permisión para ingreso en el mundo celestial. Solicitamos dar registro, en las cuentas del señor, a los baúles llenos de euros, pero el guardia Pedro se interpone en el camino con señal clara de que no nos va dejar pasar. Y de hecho no pasamos, nos amontonamos en el umbral como ganado de un enorme corral que observa como le pasa el tiempo absorto por el peso de los baúles y, al ultrapasar los cánones de la seguridad, nos transformamos  en peso incómodo para la zafra que viene a seguir.

Mateos se soma al portal y cuchichea a Pedro – Esto es conmigo, yo resuelvo el problema de esos ricos migrantes – y, dirigiéndose a la chusma de ricos que se acumulaba en los portones del cielo, exclama (5,3):

 -Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Un señor, de pelo plateado, pescuezo y dedos anillados con cuerdas de oro, voz firme y bien empastada, el más rico entre todos los ricos, reclama,

-Mi buen amigo y portero celestial, ¿no habéis reparado que ninguno de nosotros aquí es pobre?
Lo de portero celestial lo decía con aquel aire de superioridad, típica de la vanidad de quien es rico y está acostumbrado al manso servicio de los pobres. No obstante, Mateos (5,4), con aquel su aire de discípulo humilde, fiel a su señor, mirando a todos sin ver a nadie, continuó exclamando,

-Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra.

Perplejos, todos los ricos se miran. No conocían en sus relaciones de ricos la palabra manso. Algunos la habían oído de la boca de algún antepasado,  propietario de masías en el antiguo reino de Aragón, pero no la relacionaban con sus necesidades inmediatas de ingresar en el reino de los divinos para la comunidad de Perceebes. Tenían prisa y, por aquello de que el tiempo es oro, querían entrar antes que el cuerpo empezase a delatar, con el humor de su mal olor, el origen mundano.

Un rico muy encolerizado y perdiendo el estribillo gritó,

-¡Tirad ese cerbero de los portones! ¡Avancemos la roja señal! Las leyes son nuestras y en nuestra propiedad ordenamos la legalidad y con ella tenemos el poder de vulnerar las razones que por meritosa justicia impiden al pobre entrar en los salones de la eternidad.

Delante de esta amenaza, Pedro se puso blanco de terror e hizo señales a Mateos para levantar las trabas de los gigantes portones.  Mateos había cerrado sus ojos y taponado los oídos. Con su lengua bien afilada prosiguió (5,5),

-Bienaventurados  los que lloran, porque ellos serán consolados…(5,6) Bienaveturados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados…(5,7) Bienaventurado los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia…

Una voz barítona con potencia de tenor retumba entre todos los señores del sinedrio. Interrumpía el rosario de la bienaventuranza extraña de aquel monótono santo apóstata, renegado del mundo corrupto, muy atrevido, según algunos, en alabanzas a los pobres en el paraíso de los ricos.

La tensión parecía extravasar los límites de la razón cuando otro santo intervino en la disputa, esclareciendo:

-Bienaventurados son los pobres, pero vuestro es el reino de los cielos. Entrad y tomad asiento en los sillones a la diestra. Los banquillos de la siniestra están reservados a los pobres de la santa humanidad, los reservamos para que ustedes los juzguen en conformidad con los pecados que ellos cometieron y han servido para desviarlos de la hermandad de los ricos.

La reyerta entre los antiguos residentes del cielo y los nuevos inmigrantes, que en su pretendida condición de hombres ricos del primer mundo amenazaban ocupar los mejores puestos en el desconocido mundo de las tinieblas, entraba en clima de tregua temporaria.


Lo absoluto y relativo
Pretendo aprovechar esa pausa forzada para hablar de mi amigo y nobel premio de 1974, Gunnar Myrdal, quien, como todos sabemos, repartió laureles y ortigas del noble galardón con el sabio economista Friedrick Hayek , ambos galardonados por el enfoque metodológico concentrado en la interdependencia de los fenómenos sociales e institucionales.

La pobreza es una bienaventuranza muy compleja y, por consiguiente, no existe definición capaz de unir intereses que se opongan a las raíces que la sostienen y dan sustento. Por mucho tiempo la pobreza fue considerada un premio a la presencia de desequilibrios y a una mala gestión del pobre en el uso de los recursos económicos. Antes era pobre aquel que no quería mojar los pies bajando al lodo de la ría y extraer con sus uñas el rico bivalvo de la ribera. Era pobre aquel que tenía alergia al sacho y negaba cualquier esfuerzo para retirar del campo la cosecha de berzas. Eran tiempos en los que no había pobres de espíritu, pues todos íbamos a misa, donde, por una humilde confesión, el cura muy amigo te regalaba una ostia que mandaba engullir sin pasar por el diente. Sin duda fueron tiempos muy felices en el que reinaba la máxima igualdad entre el cura, el capitán de la guardia civil y el alcalde del pueblo. Fueron tiempos en que el tiempo gastaba todo el tiempo que le daba la gana para verlo pasar.

Pero como en esta vida nada es eterno, el tiempo se fue vistiendo de viejo, le atacó la gota y el cura que también no era nuevo, pero vestía ropa de santo viejo, quiso castigarlo por no ponerse de rodillas a su mando en el altar.

Al paso del viento, el tiempo finalmente cambió, y con el cambio floreció la primavera mostrando la diversidad de los colores y olores que ahora podíamos sentirlos por el tato del dinero. Pasamos a vislumbrar una nueva línea en el horizonte. Era una línea de fuego que separaba el estado del bienestar del malestar de la pobreza.  En la sociedad del primer mundo todo era clasificable y la pobreza la partieron en dos clases, la absoluta y la relativa.


Precio de la pobreza
A precios de 1985, se determinó que pobre absoluto era aquel que para vivir necesitaba la levedad de dos dólares persona/día. En el mes que tiene 28 días el pobre podía ahorrar dos días y comerlos después en los meses de 31 días. Era un reparto medio muy ecuánime; derivaba de la igualdad democrática entre los doce meses del año, 30 días y una pequeña comisión 0,416… a título de buena administración por el esfuerzo  de los comisionados. 

Por el concepto relativo, pobre es aquel que ingresa algo por debajo de los cincuenta por ciento del PIB; esto es, en el caso de España, algo ligeramente debajo de los 35 euros por persona/día.
El concepto relativo presenta muchos inconvenientes por el hecho de que para salir de la pobreza los trabajadores de la región pobre reivindican su posición no a medio camino de la media y sí en la media entera, y si posible, superando en grandeza la media entera, lo que irremediablemente rebaja el poder de los ricos.


Paridad entre los medios
Los economistas no tardaron en idealizar un ppp salvador de la moral del pobre en los países del mundo rico. La paridad entre dos monedas diferentes depende de la disponibilidad de bienes, de la respectiva demanda y de una infinidad de otros factores muy difíciles de determinar. Con nombre en ingles la técnica económica adquiere mucho más respecto y pasamos a conocerla como Purchasing Power Parity (PPP). Para aumentar la confianza en esta técnica recurrimos al auxilio de las ciencias matemáticas y la explicamos de esta forma:
Tc=P1 /P3
Donde Tc representa la tasa de cambio entre dos monedas, P1 y P3 son los precios de un determinado bien en la moneda de su respectivo mercado. Así, por el embrujo de la figuración matemática, si en el mundo primero el sueldo mínimo de un obrero viene expreso en, digamos, 600 euros y en el mundo tercero legalizan el mínimo con, digamos, 700 reales, la tasa de cambio entre esas dos monedas (euro y real) sería la unidad perfecta. Paridad perfecta por demás y justamente bien abalada en los principios de política económica descrito por David Ricardo, ‘el valor de una mercancía (en este caso capital humano) depende de la cantidad relativa de trabajo necesario para su producción, y no de la mayor o menor remuneración que se paga por ese trabajo’.

 En el mundo globalizado ya no existe nada que justifique grandes diferencias en las labores que requieren trabajo humano. Es verdad que el músculo de una máquina consigue retirar de la tierra infinitamente más riqueza que el músculo de una unidad de capital humano. Pero necesario se hace entender que esa máquina concentra en sus venas el sudor y la sangre de una enorme legión de trabajadores de todas las clases, en su gran mayoría ya desaparecidos. Luego, el fruto de tanto esfuerzo cabría a ellos o, en su defecto, a todos que son su herederos, hoy llamados pobres por la usurpación de los que se consideran diferenciadamente ricos.


Fuerza causal
Es deber de la ciencia económica observar y describir, analizar y explicar la relación causal entre hechos económicos. El principal objetivo es alcanzar suficiente conocimiento de lo que ocurre en determinado momento y ordenarlo, con auxilio del método, en algo útil, de modo a alcanzar capacidad de prevenir, en la medida de lo posible, acontecimientos futuros y hacer que ellos se ajusten racionalmente a nuestros deseos.
La política, enmarcada por la posibilidad empírica de lo que pueda hacerse real, recurre con frecuencia al arte de la ciencia económica para mostrar su deseo.  Diferente de la política, la economía juega siempre en campo neutro. A semejanza de la economía, la política se apoya en supuestos hipotéticos y abstractos para dar razón a su base de necesidades. La ciencia económica observa la vida social y analiza lo que de ella pueda ocurrir; el arte político concluye con juicios de valor para mostrar su interés por aquello que cree que deberá ser. El ideal de los modelos existe, la realidad de eses modelos jamás se concretiza en la vida social, aún bajo el imperio de actos normativos, que, en su representación, acaban provocando un raciocinio circular para preservación causal de la pobreza.

 
Satisfacción sin sacrificio
Myrdal, por su esfuerzo en busca de las causas que dan origen al malestar de la pobreza, acabó descubriendo luces en la espiral circular que la motiva.

El utilitarismo no considera la conducta humana como algo consecuencia de mala o buena fe, pero sí como algo dependiente de buenos o malos resultados, todos ellos siempre considerados desde el punto de vista de algún interés particular.

Cualquier debate sobre el derecho natural es un mero despropósito y así lo recoge Myrdal al caminar por el fondo del escenario ideológico. Escribe que Benthan había atacado las declaraciones de independencia de 1976 y la declaración de los derechos del hombre de 1789 porque las consideraba especulaciones metafísicas encuadradas en alguna de sus tres probables categorías: ininteligibles, falsas y una mezcla de ambas. La ficción se alimenta de la abstracción pública por medio de normas, obligaciones y deberes de derecho para vestir hábitos de legalidad. Estos hábitos, metáforas simples al arbitrio de la jurisprudencia, cuando observado su incumplimiento caen bajo el imperio del dolor que les imponen desde la cumbre del poder. El estado de la naturaleza, dice Benthan, pone la humanidad bajo el dominio de dos señores, uno se llama Placer y el otro lo conocemos por el nombre de Dolor.  Idea que resta fuerza al pensamiento liberal de Cuesnay, por la cual el comportamiento humano se guía por el sentido que le asegure la máxima satisfacción con el menor sacrificio.


Auto de la compadecida
Fuimos pródigos en la corrida hacia el estado del bienestar y nos olvidamos, dentro del concepto utilitarista del máximo placer, de la llegada del momento del relevo. La generación que no había nacido un día acaba brotando en escenario con mucha disposición para teatralizar su particular comedia cuando, infelizmente, se ve obligada a representar el difícil auto de la compadecida

La población, cuando ultrapasa la línea que demanda la oferta de su trabajo, sufre en su estado marginal los efectos del malestar sin que al principio provoque contrariedad en la pena de sus vecinos. Impera la felicidad de la mayoría, que no se importa con la pequeña cantidad excluida de los placeres del bienestar, no obstante haga consideraciones que valoran la compasión, la generosidad, la justicia, la abnegación, todas virtudes compatibles con los intereses de la clase en estado bienestar. 


Valor
Hasta alcanzar las puertas del iluminismo la humanidad tuvo que recorrer un largo camino. Camino que todos transitaran pero pocos sabían hablar del significado del valor. Confundían valor con ánimo de enfrentar el peligro o se atribuía valor a quien moría por una causa que se oponía a otra sin que ninguna de las dos fuese causa suya. Llegaron a medir el valor con pipetas que recogían sudor de un trabajador; sindicalizaciones masivas perfeccionaban el valor con uso de probetas de elevada precisión. El valor se transformaba en juicio capaz de expresar un gran sacrificio, hasta que llegó el Adam de la ciencia económica para hacer distinción entre un supuesto valor de uso y otro de cambio. El valor de uso es el que se muestra en la parte visible de un iceberg. Entre aguas se depositaba el valor de cambio que a deriva del tiempo fue siendo explicado con teorías de coste. La idea del coste real de un producto se retiraba del trabajo humano necesario para producirlo. La unidad básica del coste real era la del esfuerzo humano dedicado a labores de transformación, esas labores transformaban algo considerado sin valor o con poco valor para algo que representaba utilidad para algún interesado.

Myrdal hace crítica al valor formulado por la economía clásica que defendía el precio natural como consecuencia de la suma trabajo, renta y lucro, habido en un bien puesto a venta. El valor considerado por alguna unidad invariable de valor absoluto no existe, afirmaba. Buscar esa unidad invariable es lo mismo que correr atrás del perpetuum mobile o determinar la cuadratura del círculo sin ningún residuo. (Ver pag. 66) Consideraba el premio nobel que el hombre vulgar se convence fácilmente de toda especie de cosas que son absolutamente falsas (123), argumentaba que, en cierto sentido, las ciencias, sobretodo la filosofía, se agotan en lucha para derrotar falsos conceptos escogidos cariñosamente por el buen sentido.


Ahorro
Contra los medios limitados para satisfacer nuestras necesidades la economía insiste en hacernos pensar que somos insaciables en el consumo de esos medios. El ahorro nació con intención de moderar tan voraz apetito. Aprendí la razón del ahorro cuando vi como se guardaba la cosecha de maíz en un  hórreo en la plaza de los castiñeiros, a unos 50 metros de mi hogar. Aquel cabazo, con pies cilíndricos ensimismados con ruedas por sombrero, guardaba cierta cantidad de espigas de maíz y algunos ratones, que se escondieron de mi cuando a muy tierna edad conseguí penetrar en su interior y satisfacer la natural curiosidad por ver lo que allí había. Pienso que no es nada científico hacer ilaciones o establecer conclusión por un detalle real registrado en la memoria infantil, pero en aquel momento sentí que el valor real de las cosas estaba en el poder de conseguirlas justamente en el acto que su consumo se hacia necesario. En esto, los ratones mostraban inteligencia que superaba el ardid de una gran rueda que los hacían andar de patas para arriba en su natural deseo de alimentarse. Eran tiempos difíciles en el que los ahorros eran embargados para sostener los cuerpos de seguridad nacional, representados por tropas del ejército, guardia civil y carabineros, en la defensa de la costa. Evidentemente, sin motivación los hórreos perdieron función de ahorro y nunca volví ver nadie que allí hiciese cualquier depósito. Por aquellos días en que en toda Europa las personas se jugaban la vida corriendo de las bombas que eran arrojadas desde el cielo, el valor de un bien en nuestra empobrecida región se media por la economía del escambo. Uno tenía patatas, otro maíz y un tercero llegaba del mar cargado de sardinas. El cambio se procedía con cada persona cogiendo lo que a ella faltaba y a la otra  sobraba, difícilmente había residuos y la población de ratones cayó a un nivel previsto en la teoría de Malthus.


Causación circular
El proceso de causa circular para justificar la pobreza, idealizado por Myrdal, explica mucha historia de lo que ha pasado en la costa del extremo finisterre. Por ejemplo, el abandono de la cultura de los hórreos, la fábrica de salazón, ascensión y quiebra de la SICAR, casa cultural en ritmo de lesma, polígono industrial sin cualquier industria, intoxicación de la ría con residuos metálicos de la industria contaminadora, corrupción por activa y pasiva y un largo rosario de lo que ya no se confiesa en el confesionario de la iglesia parroquial.

 Los efectos inmediatos en la quiebra de un ritmo mal planeado es el desempleo, con la consecuente reducción de ingresos  y demanda en el mercado local. El paro, por su vez, activa la caída de ingresos y baja la demanda de viernes producidos en la vecindad regional, para, a partir de este momento, configurarse un proceso de causa circular del fatídico ciclo vicioso de la pobreza. Sin auxilio externo, la región pierde atractivo y provoca la emigración de jóvenes, que salen en busca de mejores oportunidades, provocando reducción en el potencial de trabajo y acelerado desinterés por el futuro local. Y todo esto generalmente ocurre en paralelo  con los aumentos de impuestos, que se editan con la pretensión de frenar la caída cuando en la realidad acaban aumentado la velocidad del desgarre.

Subir en la vida es siempre acto dificil, requiere concentración de los motores para alcanzar la máxima potencia que permita el despliegue. Una vez en el aire, el piloto debe preocuparse con las posibles turbulencias. En las alturas todo parece monótono y en el silencio de un vuelo perfecto todos quieren dormir. En la bajada dicen que todo santo ayuda, pero eso no debe ser verdad porque las azafatas nos piden para apretar los cintos. Y no basta apretar los cintos para saber que estamos adelgazando;  en el mundo de los ricos hay muchos indicadores que nos cuentan lo que está pasando. Nos hablan de los rasgos significativos que, según las buenas lenguas, vienen ocurriendo desde el año 2008, pero que a mí, por afinidad del capricho transcendental, ya contaran en mis andanzas por las nubes de España durante los años 2002 y 2003. El cambio demográfico se hacia visible, la globalización y los avances tecnológicos estaban presentes en todas las unidades de la Desunión. Alquileres de las viviendas, en la cumbre; precios de los inmuebles, en las nubes; muchos pisos vacios y casas abandonadas alimentaban la polilla. Había lupandas a diestro y siniestro, bebíamos mucho, comíamos bastante y fumaban más. Eran puros habanos para recordarnos como eran pobres los cubanos y dictador el venezolano Chaves. Afganistán, con su libertad duradera, daba trabajo a un numeroso contingente de fuerzas militares con misiones civiles y humanitarias  (2001) Tuvimos la suerte de ganar la guerra del perejil (2002) sin gastar una bala. El prestige (2002) fue realidad que llegó para avisarnos, pero no entendíamos su voz negra burbujeando en el océano.  Nuestra opulencia fue mala consejera y en las Azores (2003) convocamos Blair y Busch para promover la destrucción masiva de Irak; había la pretensión oculta de reconstruirla bajo el dominio de la tecnología del ladrillo. La población de España, en los diez años que siguieron el año de 1998, aumentó en 6,3 millones, con la también oculta misión de verla parada en el 2014 cuando se acaba el subsidio europeo por el cuento de la convergencia.

No faltan avisos de nuestras meigas contándonos lo que está por venir. Más desempleo a tortas e direitas; sueldos congelados aumentarán los indicies de gripe; las pensiones estan en riesgo; la sanidad pública se ve truncada para beneficio de la privada; el abandono escolar ya se hace preocupante; el desarrollo urbano de la costa no se sostiene. Contaminantes y residuos campean a su libre arbitrio; la morosidad de los hogares está en crecimiento; hay mucho gasto en farmacia y muy poco en prevención.

Se acaba la bonanza económica con el cese de la Europa Social en el año 2014. Parece que no nos enteramos y seguimos promoviendo fiestas a destajo en nombre de la austeridad que nos contempla. Estamos en el ojo del huracán que avanza con toda la fuerza que suele tener para arrojarnos en el hoyo de la pobreza. Y nos arruinará si nos conformamos con la memoria de haberla experimentado de la mano de la señora Deuda, que vino, nos vio y ahora quiere salir tirandonos la paz.

Uno no puede dejar de impresionarse por lo que ha escrito el sueco Gunnar Mirdal. Los argumentos expuestos en la edición brasileña de 1972, Aspectos Políticos da Teoria Económica, me impresionaron en aquel año en el que yo era aprendiz de economía. Cuarenta años después, pobre y jubilado, me impresionan mucho más. A esta altura de la vida ya no puedo atenerme a ningún principio de compensación, porque, aun viendo como crece la riqueza de esta nación, el gobierno muy apegado al principio de causación circular de la pobreza del tercer mundo insiste en rebajar con subterfugios inflacionarios el poder de mi pensión.





sábado, 21 de enero de 2012

CARCOHERMANO



Nada más natural para un gallo castizo chacarear las mañanitas en busca de tiernos gusanos, no obstante y a pesar de la contrariedad del gusano en el papo del gallo, aquel no discrepa de los estrambóticos postulados tachandolas de convulsiones hepáticas.

Es curioso ver como cada ser lleva en el alma el veneno de su propia razón. Por las malas o por las buenas todos picamos; al hacerlo, el sujeto picado queda temporariamente anestesiado para después caer en la cuenta de quien lo ha segado. Ambdous, gusano y gallo, viven carentes de cualquier convicción democrática. En ellos prevalece el instinto de la sobrevivencia y cada uno vive a su manera, el gusano escavando la tierra y el gallo pateándola entre uno u otro cocorococó.

Temológicamente es conocido el efecto disperso que el temor produce en cada uno de sus filos. Para unos, el temor del señor produce confianza y obediencia, el temor no es un pavor irracional cuando el temido es el señor; el miedo, respecto y reverencia son dadivas para quien sabe apreciar las cualidades de su señor. Es por la misericordia y por la verdad intransigente del señor que todos expiamos la culpa de adulación.

No es necesario saber patavina del capitalismo demodé y vetusto de una sociedad de alibabás, con sus hunos ladrones interesados en las cuarenta monedas albergados en los cajones de los humildes paisanos, para ver como bien respectan los derechos formulados en la declaración de los deberes universales del manso humano. Los Derechos Universales constituyen, naturalmente, ficción de la derecha para inglés ver. Desde el promontorio por el cual vigilan el mundo, las derechas no consiguen ver nada que no esté a su izquierda; el delantero o el trasero, como el antes o después, no existe. Para ellos solo existe la derecha mirando y criticando la izquierda. Luego no habrá que lamentar que el señor Viceversa exista a modo y semejanza de su homólogo del lado opuesto.

Buscando por la palbra carca en la RAE, ella me responde que no tiene registro. El diccionario gallego dice que non atopa o termo.  Leyendo su artículo, de izquierda para la derecha, de arriba para abajo y también por los flancos que a todos contraían, se me hace dificultoso  establecer correspondencia entre el vocablo y lo hablado por el honor de los carcas. In dubio pro reo, parece usted darle el sentido de Na duda doulle rello y sigue fustigando griegos y troyanos llamándolos de subvencionados y trasnochados titiriteros. Berra a los cuatro vientos el derrumbe del muro de Berlín y no el muro del Rio Grande, como si usted estuviera bien anclado en viejas ideas que nada contribuye a la paz y concordia de todos los lados.

Finalmente, enveredo en la jungla de un palabreado estéril y veo un macaco mas antiguo que el rey don Garcia fijando correspondencia sinonímica entre progresista, carcas, retrógados, reaccionarios, ultramontanos, lo que, eso sí no hace falta que lo diga Ralf Dahrendorf,   constituye un serio riesgo al uso doado de la palabra libre en boca de los carcohermanos.

Para moderar los ajitos del nervio, le recomiendo esta simpática lectura: http://granadadebolso.wordpress.com/2007/05/20/112-galegos-capadocios-e-baianos/  para que lo reflexione al sonido gaitero del himno del reino de Galicia.

miércoles, 18 de enero de 2012

TODO SIGUE IGUAL


Señor conde, soy uno de los que leen a diario crónicas suyas desde ya hace dos lustros. Aunque usted nunca me haya citado en sus tertulias matinales, creo piamente que vostede lleva conciencia de mi existencia, o así se me figura por la voluntad que emerge en las catacumbas inconscientes de este inconsecuente vasallo y eterno su servidor.

Habla hoy, como casi siempre, de un pasado perfecto, que puede ser transformado en pretérito imperfecto al impulso de una decena de dígitos tamborileando el teclado de un ordenador imparcial.

La vida es la ruleta en que apostamos todos que de algún modo albergan la esperanza de ganar. A mi tocó vivir un periodo malo, pero fue mejor que el vivido por mis padres y abuelos.

Aunque haya sentido por narrativas cruzadas la tragedia que es una guerra y el terror que ella representa para los bandos que se querellan, no guardo memoria   del drama que pueda significar ver un ser querido muerto por la sinrazón de alguna bala perdida en el espacio y encontrada en su sien. No obstante, yo leía con mucha aprehensión las cartas que mi hermano escribía desde el frente de Sidi Ifni y también las que a mi escribía una inolvidable amiga mía, desde las Navas del Marques, contando como le apretaba el corazón al tener que consolar colegas, más de una, que habían recibido noticia de hermano muerto en batalla por las arenas de África.

Mi única batalla fue la emigración en doble partida. Sabía yo, a los 20 años, que el servicio militar sería una jugada cierta para la angustia de perder. Pero era lo que había que hacer, no por un deber moral y si por obligación de escoger entre lo malo y lo peor. Por alguna razón que me cuesta entender, mi deseo de hacer carrera había sido irremediablemente podado en tres ocasiones por un perito industrial exento del mínimo currículo pedagógico. No ocurrió la cuarta podada porque yo pasaba a comprender que a un buen entendedor una mala acción es suficiente, dos son muchas y tres eran demás.

Con el permiso de mi padre y la angustia contenida de mi madre, cogí el rumbo de la emigración por la estación de Cuatro Caminos. Mi destino fue el mundo industrial de un gigantesco país que vivía sobre las órdenes políticas de un genioso cuadro, por el que yo vi ofrecer en plaza pública el cromaterapéutico embrujo que representa un cambio de colores. Y el cambio yo lo vi aparecer una mañana en la puerta de una gran fábrica que estaba asediada por un grupo de sindicalistas. La disuasión de este grupo fue inmediata cuando al oído del comandante alguien avisó que llegaba la caballería. Y los caballeros montados en fogosos caballos entraron en el juego policromático de la confusión, sin orden ni desconcierto, provocando gritos y desorden de la turba amotinada en las puertas de una empresa industrial.

A este hecho siguió un duro periodo de dictámenes militares y manifestaciones eclesiásticas en pro de colecta de oro para el bien del país.  Para mí, la incógnita del futuro  fue siendo descifrada por las situaciones del momento. Y la suma de muchos momentos ha permitido que yo pueda contarlos ahora que llego al fin de un largo viaje. Pero, como a usted, me da miedo pensar lo que pueda ocurrir a mis nietos. 

Buscando respuesta en la sociedad global que nos contempla, el espejo responde: Todo sigue igual.

lunes, 16 de enero de 2012

SILENCIO


Cuando tomé conocimiento del número de habitantes que tenia España, éramos 33 millones de españoles. De aquellos, más de 26 millones ya emigraron al desconocido mundo de una vida mejor, donde el cambio de los años ocurre sin ningún sobresalto, sin odio, sin dolor, sin muerte. 

Ayer, un indomable gallego con mezcla de sangre vasco tuvo la osadía de abandonar el palco de esta traidora existencia. Marchó con su bastón y paraguas en el tren de las 10:30 pm. Su camino fue el de la emigración al infinito. Entró en el tren que él bien conocía por haberlo andado repetidas veces, pero, ayer, un ligero viento del nordeste, húmedo y frio, inundó su pecho y lo hizo subir. Y fue subiendo sin rechistar, cosa extraña para un gallego que tanto supo amar a Galicia.

Dicen que murió Manuel Fraga Iribarne, pero yo bien se que no. Vive en una colosal nube donde me espera para guiar mis pasos cuando la luz del sol deje de iluminar mis sentidos.

Hasta luego don Manuel, lo digo con el más sincero respecto de un gallego que vive en la emigración.

domingo, 15 de enero de 2012

LAS TABLAS


Insumo-producto
Put o no put, como diría Shakespeare, es cuestión de lo que entra (input) para que más tarde tenga que salir (output) a camino de un eterno proceso de amor, por el que nada se pierde, nada se gana, todo se transforma en el sistema de cambios amorosos.

 En el campo político, ese modelo, descrito por Wassily Leontief, es perfectamente aplicable por tabulaciones que se pueden exponer en una matriz de entradas y salidas. Sabemos que aquello que entra en algún momento y por algún sitio debe salir. Cuando sale en la forma de output pasa a integrar como input otro ciclo, y por ahí va la cosa a camino de una eterna jornada.

Por tan sencillo método de lo natural, todo se queda en casa de la economía global, por lo menos hasta que, por una quiebra del hoyo profundo, ingresemos todos los economistas en la esfera del agujero negro.

Con un buen sistema de cuentas en la mano una persona está mejor preparada para tomar decisiones sobre el curso de su vida. Para tener cuenta que cuente la historia de nuestro pasado económico necesario se hace promover su estructura, agrupándola en sectores capaces de ofrecer síntesis a las informaciones que vamos sacando de todas las transacciones y de los agentes que en ellas intervienen.

En su forma más simple, la cuenta de una economía con gobierno propio puede ser representada por una lista que recoja todo que se ingresa, se gasta con consumo, lo que se ahorra y lo que se invierte. El estado económico de un país lo miden con vara de PIB. En el caso de España, los registros le atribuyen valor representado por la fe de un euro invariable. En el tercer trimestre de 2011 registraba el valor de 269.141.000 euros. Ese mismo valor distribuido entre la población española (46.152925) da un reparto  de 5.831 euros por cabeza de cualquier edad y necesidad. Fue el producto bruto de un pésimo trimestre. Aun considerando todas la exigencias del cuerpo comprendido entre los pelos de la cabeza y la planta de los pies,  ese producto, distribuido ecuánimemente , daría para dejar la familia española  plenamente satisfecha por lo menos hasta el próximo ciclo productivo. Considerando que el año solar da aliento a cuatro trimestres, nos sobrarían los ingresos ecuánimes de lo que se cosecha en ¾ del año. Invertidos en fondos de seguridad, estructuras urbanas, I + D + I y otros cuentos, sería necesario algo más que un Surinam y terremotos de alta intensidad para tirarnos de la calma económica.

No obstante, cuando nuestro producto abruptamente lo comparamos con el PIB de otros países, nuestra moral se ablanda cuando la vemos posicionada en el  ranking económico de las naciones.  Algunos,  con este conocimiento, salen a campo para decir que somos mejores que los peores, otros salen a la calle para contarnos tal, etcétera, y poca cosa más, o viceversa, pues todo input que entra, después de pasar por el estado que lo estraga (output) pasa a llamarse nuevamente input de otro sector de aquel mismo estado que lo ampara.

Primera sectorización
Para animar un poco más el caldo de la discusión se hace indispensable saber algo más del PIB, sacar a relucir sus principales elementos, aquellos que son clave para los pronósticos económicos o para la conclusión de cómo se comporta el padrón de gastos en el conjunto de la economía.

Los fisiócratas segmentaran la economía de un país en tres sectores: Producción, así denominado en función de que en la actividad agrícola el trabajo crea un excedente conocido como renta.

El sector Fiscal, formado por los propietarios de la tierra y sus dependientes, la nobleza, el clero y todos los funcionarios a servicio del Estado.

Sector estéril, formado por la clase artesanal e industrial. Los fisiócratas consideraban este sector estéril debido a que elaboraba materias primas que le suministraba la clase productora y no añadían ningún otro valor que no fuera aquel que ellos mismos consumían en la forma de alimentos y algunos medios de vida ofrecidos por la clase productora.

Quesnay, con su famoso Tableau Economique, buscó dar representación al flujo económico entre las tres clases, o sectores, con intención de mostrar como se llega al producto total anual bruto de un país.  Con base en estimativas deducida de registros estadísticos, Francia paso a conocer lo que podría llamarse PIB en su forma sintéticamente ruda.
 
Al establecer relación entre la interdependencia de los tres sectores, Quesnay fertilizaba ideas que darían origen a la moneda fiduciaria y un sistema bancario de reservas fraccionarias, con su inconsecuente multiplicador del dinero. No obstante, Quesnay se fijaba en la idea de que solo la clase productora estaba capacitada a producir excedente económico. La clase Fiscal aprovechaba el excedente en forma de préstamos para aumentar el flujo de bienes y sacar en la modalidad de intereses e impuestos lo que necesitaba para financiar sus gastos.

El hombre está dotado de inteligencia para observar y conocer, pero la multiplicidad de cosas exige grandes combinaciones para  dar forma y fondo de extensión científica a la teoría que se deduce de la práctica. Como al sector fiscal fue concedida la propiedad de exigir,por la fuerza de su poder, el pagamento de lo que cree que es suyo, las consecuencias de esta exigencia serían dramáticas y la cultura acabaría desplomando a un nivel de progresiva incerteza, por inacción y evasión subterránea.

La inseguridad que reina en la naturaleza es motivo serio para montar los fondos de reserva, para hacer frente a las inundaciones, a los excesos de frio o calor, a las pestes, a la mortalidad indeseada de personas, a los cuidados de la viejez, etc. Sin los fondos de reserva el sector productivo pierde capacidad de pagar a los señores las rentas pactadas, los décimos  y  también los impuestos que el estado otorga a la clase productiva.
Quesnay atribuía a la producción francesa un valor de cinco mil millones, a precios constantes deducidos de las relaciones internacionales. Consideraba que esos millones salían exclusivamente de los trabajadores agrícolas que la habían producido. Estimaba en dos mil millones el gasto en consumo de la clase productora. De los tres mil millones  que se engolfaban en el bolso del sector fiscal mandatario, mil millones eran aplicados en el sector estéril, en el que, con mucho esfuerzo, lágrima y sudor, se transformaba la madera, trigo, oro etc., en objetos útiles y durables para alegría del sector fiscal. Claramente Quesnay practicaba abuso ideológico en la cuenta de los artesanos y futuros empresarios de la industria moderna.

Valor de las tablas
En economía, para cada razón de un economista surgen mil razones de otros tantos economistas en pro y en contra de las bases que le ofrezcan ostentación sostenida. La gran contribución del nobel 1973 a la economía de las naciones fue su famosa tabla de doble entrada, matriz de insumo-producto.

Las tablas de insumo producto ofrecen un retrato muy detallado de la economía de los países. Proveen condición para análisis del proceso de producción de bienes y servicios y de los ingresos generados por esa producción.

Naturalmente, el uso de las tablas ofrece mayor dificultad que el uso de una simple estadística, pero su conocimiento muestra, a pesar del esfuerzo requerido, un campo muy variado de beneficios para  la administración macroeconómica de empresas, para la transparencia  de comunidades modernas y también para la moral de políticos de cualquier rango.

Las tablas reflejan mandamientos para la ordenación de productos que ingresan en la economía en forma de productos intermediariamente primarios (trabajo, capital, tierra) y también en la variante de subproductos derivados de esta intermediación. Muestran la gran cadena de consumo hasta que toda materia prima se consuma en su forma final, transformándose en la forma de residuo sin cualquier valor económico antes de su reingreso a la naturaleza que lo produjo.  Muestran donde se producen los bienes y servicios y también donde son utilizados como productos intermediarios del consumo. Dan forma a los agregados macroeconómicos, como el PIB, el valor añadido a la economía, consumo, inversión, exportación e importación. Los datos recogidos en las tablas son expresados tanto en precios corrientes como en precios constantes para facilitar análisis  de periodos con diferentes monedas.

En tesis, las tablas ofrecen una estructura ideal para verificar la consistencia de los datos estadísticos colectados por las más diversas fuentes colectoras. La moderna tecnología de colecta y transmisión de la información vía satélite consigue dar imagen casi real de lo que pasa con el empleo. Para establecer correlación con otros factores se puede vincular el empleo con cualquier otro dato de la economía, como turismo, transporte, educación, salud, etc.

Presupuestos
Los presupuestos son tablas de entrada doble, con partida en el Deber y contrapartida en el Haber. Se entiende que todo que ingresa en la columna izquierda por la virtud del deber pasa a integrar lo que exija la columna derecha (Gastos). Los valores de este tipo de cuenta se cierran con base en valores reales pasados, claro está, siempre que se aborden con criterios de técnicas estadísticas para darles relativa confianza en el cumplimiento de las metas administrativas propuestas por el gestor (alcaldes, presidentes autonómicos, presidente de la nación)

Con base en la exposición de tablas cotejadas entre datos presupuestados al principio de un periodo  y datos reales al final de ese mismo periodo, hemos visto recientemente como se puede destorcer propuestas de gobierno al amparo de esas tablas. Si las técnicas  aplicadas al registro de datos son confiables, porque fueron registrados con lealtad y obediencia a la honestidad de las fuentes y a las normas que las rigen, uno, a la distancia del olvido, puede presumir que podía haber espacio para un equivoco entre los portavoces presidenciales, pero ese equívoco, al momento de ser detectado ningún mal produciría fuera de las personas envueltas en el ministerio.

Infelizmente no es así. Y si la máxima autoridad puede mentir sobre lo que debería constituir biblia sagrada de la administración pública, todo lo demás es posible. Es posible pensar que se castiga a todos los españoles con base en proposiciones mentirosas, es posible que los datos de antes vienen falseados desde un principio y adquirieron consistencia simplemente por que la secuencia histórica era compatible con el agrado  sentido por la jefatura. Es posible pensar que vamos mal aún estando bien. Pero también es posible pensar que andamos bien cuando el paso siguiente, dando o no dando la cara, nos va arrojar al precipicio.

Manejo del déficit
Este año vamos rebajar en 16 .500 millones  de euros el déficit en función de un desequilibrio de dos puntos en la información del desequilibrio presupuestario. Fue una actitud extremamente dolorosa para quienes nada le va doler,  pues todo ese dinero será arrancado de los españoles que no tienen poder y de los que ya sufren el dolor de estar desempleados. Una pala de cal han puesto en las pensiones para dejarlas 1 % más blancas cuando la inflación más que dobla esa unidad, y muchas palas de tierra se vierten sobre el resto de la población para dejarlos más negros. Empezamos a subir una dificil  cuesta con el pesado fardo de los aumentos en bienes que retiran renta y estimulan la inflación.

Pero no todo se hará mal, para minorar el frio de los sueldos congelados se elevará con más tiempo la temperatura de los funcionarios públicos dedicados al trabajo. Esta semana el mercado de deuda ha reaccionado a la inyección de 489 mil millones de euros aplicados por el BCE  en la corriente de 523 bancos europeos. Fue un sobresalto que rindió al Tesoro de España casi diez mil millones de euros de deuda (pan para hoy y más palo para mañana en ese misterioso mundo financiero). Los 523 bancos compraron deuda del Banco Central Europeo prometiendo devolverla beneficiada con 1%. Corrieron al mercado español invirtiendo diez mil millones de esa deuda en el Tesoro Español, quien promete devolverla maquillada con un beneficio de +/- 4 % al año.

Podría ser más,  pero, considerando la nueva cara del equipo económico, el estrago fue de buen tamaño. No faltará ocasión para repetirlo. Desde luego, el subastador, observando la intención del pujador, podría haber sacado mejor tajo al martilleo para rebajar el prejuicio a la familia que representa el interés por la deuda.

Conflicto
Sentimos por los ojos y oídos como los conflictos en cuestión de política económica se personifican en la figura de quien nos dirige. Son conflictos que no dependen del color de la bandera que hemos escogido en un conveniente y, a su vez, extraño proceso de escoja democrática. Pero, como afirmaba Leontief y así el señor Rajoy parece pensar, nada puede ser más fútil y condenado al fracaso que la pretensión de resolver los problemas económicos  con fundamento en proyecciones empíricas, deducidas de registros en piedra labrada e insinuadas con presencia de la cara y que ofrezca su pescuezo al sacrificio del abandono moral y ético, cuando decisiones políticas con graves implicaciones sociales son adoptadas al arbitrio de una única voluntad imperial.

Cierto en lo cierto y para reducir conflictos ocasionados por el imperio de la duda, no habrá mal alguno en recurrir a la esclarescencia divina del conocimiento técnico. Lo malo es que, en la conciencia de nuestros políticos, los muertos de la emigración consiguen alterar los registros de los vivos y, por tal hecho no confirmado, ya no confían en tabla alguna. Esto nos lleva a concluir, en el purgatorio de nuestra existencia, que existen otras campanas, que no la de Bastabales, sonando información paralela en lo oídos de los registradores oficiales. Y esas son las que se articulan, o no, por la conveniencia del momento.

Justificando lo injustificable
Y por aquí voy llegando al final de este grandullón  rollo dominical, escrito por el interés poco noble de entretenerme a mi ismo. ¿Que le puedo hacer? Cada uno con los locos intereses que la voluntad nos manda. Espero haberlos entretenido con una buena irritación, aquella que despeja los ánimos después de una gesta indigesta, pero que no hace mal a nadie, a lo menos no tanto mal como los bancos malos vienen haciendo a quien tanto bien les han hecho.

Para escuchar en el diván de la intimidad: