Mi amigo José corre a contramano de las necesidades que este colosal pequeño globo reclama. De niño oía mi madre decir “ Dios los cría y ellos se juntan". Y lo decía cuando todavía José no era nacido. Pero Vaclab Klaus sí.
Presentemente nuestra angustia es gestionada por el crujir de los fondos podres y una extraña solidificación monetaria del dólar, que yace guarnecido en extrañas cavernas de alguna isla imaginaria.
Planeta Azul (no Verde) es un título que habrá que digerirlo con mucho tino, descernimiento y exención de pasión política. Es un documento escrito para ser vendido en oposición al entendimiento de las buenas razones expuestas en el Informe Planeta Vivo 2008.
Si quiero enterarme de las razones que sustentan las creencias de José Aznar y Vaclab Klaus, deberé comprar el libro gota a gota divulgado por FAES, asociación Think Tank, de la cual Aznar es su presidente. No es un libro caro. Su precio al público es de 20 euros. Sinceramente me gustaría leerlo. Infelizmente representa una cuota de mis ingresos que la pensión no permite ampararla.
De momento me concentro en el núcleo de la idea que desean difundir gota a gota: “La teoría del calentamiento y la hipótesis sobre sus causas …es una teoría muy peligrosa” Tal afirmación, igual que a Conde, impacta mi parroquial conciencia y me deja temporalmente aturdido. Nunca me fuera difícil entender aquellos estudios socio-ecológicos cuando explicaban que la demanda de nuestras necesidades sobrepasa en mucho la capacidad de oferta aquí en esta tumultuada Tierra. Así pensaba yo en los idos de 1950: "no correríamos atrás de la grana si el grano estuviera en nuestro huerto”. Históricamente fuimos acostumbrados a invadir y saquear el huerto ajeno para después recurrir a la piedad del señor cura, quien nos la concedía con mucho gusto en trueca de módicos diezmos.
La Luna es estéril y el agua de Marte se esconde muy tímido en sus polos, luego, a la distancia del limite de nuestras vidas no será posible hacer uso de riquezas extraterrestres. Más tarde… ¿Qué importa el después para estos dos señores aliados del señor Bush? Entre el antiguo dilema económico de escoja entre pan y cañón, parece obvio que aquellos príncipes del poder pretérito declamarían eternamente su preferencia por el cañón, siempre prestes a ser accionado sobre los que reclaman pan.
No es de ahora que los científicos solicitan atención a la disyunción habida en la potencialidad de dos crecimientos, insostenibles en la harmonía que sería indispensable para vislumbrar futuro estable. La mano invisible se responsabiliza por el crecimiento asimétrico de la demanda hasta cierto punto. Después de esta línea, la mano aparece y el dedo se hace visible sobre el gatillo, para tronar indiscriminadamente sobre ricos y pobres, sobre viejos y niños, sobre santos y demonios.
Más de cuatro mil millones de seres humanos viven en países donde la necesidad de consumo ultrapasa la capacidad de reposición de los bienes consumidos. En otros modos explicados, esto significa que, para sostenerse, todo aquel dos tercios de innominado mundo deberá demandar, correr y luchar en tierras agricultables, en florestas desvirtuadas, en mares canibalizados y por sobre todo tipo de conveniencias que son propiedad de los restantes países, nominados tercermundistas.
De continuar consumiendo irresponsablemente los recursos que la tierra proporciona, es de esperar que en un futuro, tal vez a nuestro alcance, veremos colapsar no solo la esperanza de prosperidad extendida y si también la disponibilidad de energía, agua y comida. La demanda global sobre la biosfera se resiente en pérdidas declaradas por personas simples en todos los cantos del mundo. En mi juventud he conocido grandes ríos que ahora corren sucios y muertos. He viajado en trillas por el interior de selvas que ahora son grandes avenidas urbanizadas. Enormes extensiones de pastos se alternan con enormes extensiones dedicadas al cultivo de un único producto, caña o soja. Sobre el mar, los pescadores navegan más lejos para traer menos peces. Conocí una montaña de oro que ahora es un valle de lama. De la ventana de mi casa, mis ojos alcanzaban veinte kilómetros de verdes prados, ahora enormes rascacielos me hacen sombra. El agua es abundante pero viene de muy lejos y cuesta mucho para descontaminarla. Los productos agropecuarios tienen buena vista y un buen precio, pero la sanidad reclama de pesticidas y agro tóxicos. Se produce muchísimo más y el empleado pierde su trabajo y condición de vida. No hay tregua, al menor descuido nos asaltan y roban.
Vaclab Klaus, en la capa de su libro pregunta: ¿Qué está en peligro: el clima o la libertad?
Esperpéntica pregunta me hace pensar que algunas instituciones subvencionadas con dineros públicos no han sido muy felices en el labradío de culturas avanzadas. Parecen privilegiar nombres enmarcados en letras de oro sin ninguna sustancia capaz de darles suporte merecido. Es como si nuestra vida tuviera valor por el tamaño de la sepultura. O por el tamaño de la pata que José mete en el caldo de esta pateada bola.
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