sábado, 29 de noviembre de 2008

YA SOMOS DOS

YA SOMOS DOS Contracanto a bordo

Antes de nada, no puedo dejar de confesar mi preferencia de lectura matinal por los tres articulistas del correo, por esta orden: Alfredo Conde, Luis Pousa y Carlos Luis Rodriguez.

Leo otros, también, pero estos ya se han incorporado en la estructura de mi DNA y luego después de un sabroso café, puro, hecho por mí, para mí y para la esposa que amarra mis manos, siento en el sillón, enfrente a la oficina con menos de tres metros cuadrados, aprieto un botón, espero algunos segundos y sobre la pantalla del ordenador, con códigos fenicios, aparece altanera la opinión de mis tres amigos mosqueteros.

Os leo con la avidez de quien desea extraer el máximo de juego. Os peinero para separar impurezas. En la llama azul de gas boliviano os quemo para formar una pasta sin fungos, sin baterías de fuerzas capaces de trastornar el caldo de mi conciencia. Sin alterar la salsa que hace adobar el poder reflexivo del pensamiento, os digiero en sorbos de palabras, depositándolas en diferentes camadas para construir y reorganizar nuevas ideas.

Hoy, por orden inversa de mis preferencias, fui activado por las flipadas de mi amigo Carlos. Trata él de un supuesto botín que bajo la lanza (sub hasta) se conseguía en batallas carniceras y se anunciaba en plazas blandiendo el chuzo con escudo noble. Modernamente, el botín se concede a individuos  como premio de conquista en localidades enemigas, como beneficio que se obtiene de un robo, atraco o estafa. Para tales misterios no será necesario recurrir a la londinense vendedora de pañuelos, el monopolio del voto se encarga de producir sus malvados efectos. Como la famosa daga en la mano invisible de Ada Smith, Carlos y Ángel, uno a bordo del arca gallega y otro queriendo abocar el arca, traman injurias sobre el voto de quien creen que no son gallegos porque, habiendo sido destinados a Ceuta y Melilla, Afganistán o Kosovo, no pagan impuestos en Galicia.  

Pura ignorancia de esos señores. Y lo digo con sentimiento profundo por la admiración que ambos en mí despiertan. Saben ellos que cualquier intención, noble o bastarda, está sujeta a las leyes de la naturaleza humana y pueden descombrar, por rutas de fraude, en impúdicas acciones para justificar un resultado.

A diferencia de los mercenarios conquistadores, los safaristas del moderno testamento nos traen promesas de futuro al buscar en el extranjero baratijas y subastarlas entre los capitanes de las tres carabelas. Ignoran que todo que prometen (y no cumplen) en forma de ayudas, subvenciones y programas asistenciales saldrán de la inmensa América, tradicionalmente envuelta en crisis. Es un ciclo que se repite como el vicio que engendra enfermedad, y solo hay una manera de evitarlo: dejar el hermano gallego a su propia deriva para que se lo coman sus propios vecinos. Por otro lado, sabemos que habrán otros que propondrán otras maneras, por ejemplo: resucitar el caudillo gallego para ordenar en el gallinero sentencias de galleguidad por gracia de su divina omnipotencia. También habrá los que estarán dispuestos a ayudar sus hermanos abandonados en la clandestinidad del mundo ignorado por Quintana; habrá los que por necesidad quieran recibir ayudas de los emigrantes (en un pasado reciente fueron muchos) y habrá, por supuesto,  los que por solidaridad estén aptos a ayudar y ser ayudados: yo soy uno, y contigo ya somos dos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario