domingo, 15 de febrero de 2009

A POR ELLOS

The day after

Quiero votar en un representante que yo considere idóneo en la defensa de mis intereses, de los de mi familia, de los de mi pueblo, provincia y región.

Leo ávidamente las propuestas de los cabezas de lista, candidatos al Parlamento de Galicia. Busco ideas en sus mensajes, en sus consignas, en sus carteles. Busco ideas que tengan sentido y contribuyan con el bienestar de todos los gallegos. De todos los gallegos. De todos los gallegos. De aquella familia desahuciada por incapacidad de pagar un alquiler de cuatrocientos euros y se ve obligada a vivir con la pensión suiza de la anciana abuela. De la señora de la Coruña que no consigue pagar con el sueldo de su marido y el de su trabajo las hipotecas bochornosas y ve en un horizonte corto la amenaza a sus valores fundamentales. De aquella hermana que se murió de cancro por diagnóstico atemporal e incompetencia de la sanidad pública. De los miles de gallegos retornados, encasquillados en las palabras mentirosas de una constitución engañosa. De los gallegos que queriendo trabajar, sabiendo trabajar y pudiendo trabajar, los mandan al paro para amargar una situación humillante capaz de minar su salud y creencias por el resto de sus vidas. De los gallegos que observan como esfuma el recurso arrancado impositivamente en todos los bienes que produce y compra. De todos los gallegos que ven como crece el brazo armado de la injusticia y desploma pesadamente sobre el cuello de los más pobres y necesitados.

En el pináculo de mi observatorio veo una escuadra de arrojados marineros, abanderados por la Santa Inquisición, gritando a sus esbirros: - ¡A por ellos! – Desde el promontorio, el paisano gallego, fiel pagador de los diezmos, ve las puntas afiladas del cuerno invasor y huye a las cavernas de Altamira, creyente de que a la luz de la obscuridad estará un poco mas seguro. Vana seguridad, porque en el otro extremo un nuevo Moisés arenga el pueblo con litostatuto de nueva nación a caminar por el desierto de los próximos cuarenta años. Los catorce mandamientos y el estatuto de la ley de dios son las sabias propuestas para el day after de Quintana y Feijoo. En tan legítimas propuestas yo veo ideas para surgimiento de las nuevas naciones de Galicia, naciones fieles a catorce mandamientos litografados y un day after soñado sobre las colinas alaricanas, veo visión de un fuego celestial, dibujando en su mano un cetro y sobre su cabeza la corona de Galiza.

Quiero votar en las ideas que se oponen a tan macabra ilusión. No me dejan. Pero la fe de mi voto declarada está, para prueba de la valentía de este gallego de la emigración.

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