The day after
Quiero votar en un representante que yo considere idóneo en la defensa de mis intereses, de los de mi familia, de los de mi pueblo, provincia y región.
Leo ávidamente las propuestas de los cabezas de lista, candidatos al Parlamento de Galicia. Busco ideas en sus mensajes, en sus consignas, en sus carteles. Busco ideas que tengan sentido y contribuyan con el bienestar de todos los gallegos. De todos los gallegos. De todos los gallegos. De aquella familia desahuciada por incapacidad de pagar un alquiler de cuatrocientos euros y se ve obligada a vivir con la pensión suiza de la anciana abuela. De la señora de la Coruña que no consigue pagar con el sueldo de su marido y el de su trabajo las hipotecas bochornosas y ve en un horizonte corto la amenaza a sus valores fundamentales. De aquella hermana que se murió de cancro por diagnóstico atemporal e incompetencia de la sanidad pública. De los miles de gallegos retornados, encasquillados en las palabras mentirosas de una constitución engañosa. De los gallegos que queriendo trabajar, sabiendo trabajar y pudiendo trabajar, los mandan al paro para amargar una situación humillante capaz de minar su salud y creencias por el resto de sus vidas. De los gallegos que observan como esfuma el recurso arrancado impositivamente en todos los bienes que produce y compra. De todos los gallegos que ven como crece el brazo armado de la injusticia y desploma pesadamente sobre el cuello de los más pobres y necesitados.
En el pináculo de mi observatorio veo una escuadra de arrojados marineros, abanderados por la Santa Inquisición, gritando a sus esbirros: - ¡A por ellos! – Desde el promontorio, el paisano gallego, fiel pagador de los diezmos, ve las puntas afiladas del cuerno invasor y huye a las cavernas de Altamira, creyente de que a la luz de la obscuridad estará un poco mas seguro. Vana seguridad, porque en el otro extremo un nuevo Moisés arenga el pueblo con litostatuto de nueva nación a caminar por el desierto de los próximos cuarenta años. Los catorce mandamientos y el estatuto de la ley de dios son las sabias propuestas para el day after de Quintana y Feijoo. En tan legítimas propuestas yo veo ideas para surgimiento de las nuevas naciones de Galicia, naciones fieles a catorce mandamientos litografados y un day after soñado sobre las colinas alaricanas, veo visión de un fuego celestial, dibujando en su mano un cetro y sobre su cabeza la corona de Galiza.
Quiero votar en las ideas que se oponen a tan macabra ilusión. No me dejan. Pero la fe de mi voto declarada está, para prueba de la valentía de este gallego de la emigración.
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