viernes, 27 de febrero de 2009

LOCA CORRIDA

LOCA CORRIDA

El anticiclón, que nos aísla de los temporales de invierno e ilumina Galicia después que el famigerado huracán barrió toda la cornisa cantábrica, va perdiendo fuerza para recuperar el estado de vida normal después del uno de marzo. Es siempre así. Los cambios siguen el ritmo dictado por la naturaleza de las cosas. Al amanecer le sigue el atardecer y la noche viene para que todo se acalle y surja un nuevo día que es diferente al viejo de ayer.

El año tiene cuatro estaciones simbolizado la encrucijada de cuatro destinos: primavera, verano, otoño e invierno – por si alguien no lo sabía. Cada estación tiene su propia característica y virtud hegemónica en función de los caprichos estelares y el giro incesante del trompo terrestre. Era así cuando un constructor decidió burlar la naturaleza y creó la máquina humana. No es muy diferente ahora que las temperaturas varían con el roce de los humos partidarios y el clima expectante se acomoda en tres cabezas iluminadas con la furia del rayo tormentoso, como que queriendo orientar su propio camino.

Al pobre, industrializado por el rolo compresor de la vida moderna, no le sobran expectativas bisoñas. Ha de contentarse con lo poco que tiene y, para evitar que ese poco no se lo tiren, deberá pensar en como repartirlo con quien tiene menos o nada tiene.

Tenemos aquí la esencia filosófica de Feijoo cuando propone cambiar un blindado por un carro abierto, cuando insinúa por un cambio del sistema electoral, cuando juega con la idea del impuesto pequeño generando mayores saldos que lo impuesto a lo grande, como si un pequeño embarazo gravado fuese más sólido que una impuesta preñez.

Hoy es viernes, el tiempo está bonito, templado, azul, cariñoso, muy bueno para reflejar nuestros deseos sobre el espejo del alma y reflexionar las pocas opciones que nos ponen sobre la urna de cristal.

Votamos en partidos con identidad jurídica pero sin ninguna responsabilidad personal. La loca corrida que hemos presenciado por los diferentes pueblos de las diferentes provincias nos ha hecho creer que votamos para Presidente a la persona que más nos ha entusiasmado con su arenga publicitaria. Vana ilusión, como la mayoría de las propuestas de los candidatos cabeza.

Vimos programas electorales con 75 nombres de paisanos que harán la corte al Presidente y seguirán sus directrices para inventar leyes a su gusto. Si los había, nos han ocultado los programas de gobierno e ignoramos los nombres de quienes tendrán autoridad para ejecutar esos programas. Cuando un partido nos engaña dice que ha tenido un equivoco y repite el equívoco con un pedido de perdón. A eso llaman humildad deseada. Cuando el pueblo se engaña con una temeraria hipoteca no hay perdón que lo proteja, y si pierde el empleo para una máquina importada, el gobierno lo mandará a cribar piedra para que su músculo duerma al solpor de cada día.

Como no puedo votar en persona para Presidente, votaré en la mejor filosofía de la entidad que pueda elegirlo. El programa de gobierno para el año en curso próximo está definido en los presupuestos. Poco se podrá hacer para cambiarlo. Este programa fue aprobado por la Coalición y es la Coalición, con Touriño a la cabeza, quien podrá ejecutarlo, sin traumas mayores para la población.

No es momento oportuno para elegir un capitán neófito, con equipo absolutamente incapaz de coordinar un debate televisivo y con perspectivas futuras de partido en debandada nacional. El sentido normal exige prudencia para salir al mar y navegar con seguridad. Así que, sin orden ni desconcierto ¡todos a las URNAS!

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