Son
tiempos para recordar los días idos y vividos, y para recordarlos con la
intensidad que la morriña gallega consigue expresar. Recordemos, pues, las
lembranzas, y permitamos que fluyan con la libertad que desliza el agua por las
correderas encauzadas por cañones del
Sil. Sabemos cómo entre viñas y vinos transcurre alegre y feliz hacia su
destino final, que es el mar… que es el morir.
Percepciones
diferentes, sentimientos distintos. Me casé joven. Recibí los sacramentos por
manos del obispo de una importante diócesis de la Galicia Tropical. Mi contrato
con Dios rezaba que la unión sería indisoluble, misma en los momentos agitados
por tormentas temporales. Aceptamos compartir el bienestar de la prosperidad y
concordamos en ser solidarios delante de las agruras de la pobreza. Ella fue mi
bastón y pareja para bailar la jota
cuando fui atacado por el tormento de la gota. Ahora cabe a mí protegerla
cuando desde la altura de los años su cuerpo sufre el vértigo de la edad.
Con idiosincrasias distintas, abolimos de
común acuerdo la ley Sálica, que excluía la mujer en la gobernanza del patrio
fogar; adherimos a la ley Áulica como
símbolo de perfecta simetría entre nuestros poderes; aceptamos el slogan de los Trastámaras
“Tanto Monta, Monta Tanto” y, en movimiento pendular, ella me dio hijos, y los
hijos me dieron nietas. Los bordes sólidos del Sil impidieron el transborde del
rio. Construimos nuestra ecuación de vida y no la cambiamos en los momentos que
el resultado no se mostraba acorde con el resultado esperado.
El
tiempo es un convenio que el pensamiento transgrede voluptuosamente por la
tonificante rotación terrestre sobre sí misma. Ella trae cambios, y los cambios
son perceptibles siempre que completamos el viaje de ida y vuelta alrededor del
Sol. De regreso, constatamos las diferencias entre los iguales, la presencia de
los móviles y el abuso de comisiones impuestas en absoluto régimen de libertad
asimétrica. En una reflexión sugerente y necesaria, con píldora o sin píldora,
la vida continúa girando en torno de sí misma, y entre ellos y ellas todo sigue
igual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario