lunes, 10 de noviembre de 2014

GORGONEANDO

Si nuestro mayor valor son las personas muertas y en consecuencia las personas vivas están mentalmente cadavéricas, necesario será que alguien nos diga como cavar el sepulcro mental y, por el revulsivo poder, nos traiga de vuelta a la vida.
Negar la propiedad de un país que es el nuestro es tan asustador como el terror que puede despertar la cara fea de Gorgona o el estilo despojado de la medusa, despótica y arrogante diva mediática. Nuestro ilustre y  venerado conde incurre en técnicas asemejadas para elevarse al pórtico de la gloria y, de manos dadas con el matamoros, suelta por la cabeza cobras y lagartos, en insurgencia explicita contra  tocadores de narinas exóticas y ministras que niegan lo que nuestros ojos ven, nuestras orejas escuchan, nuestros narices huelen y, por el tacto de la corporación inerte, hacen que el cuerpo tiemble en presencia del apocalipsis.
El tema queda perjudicado por limitaciones impuestas, que impiden alongarse en la cueva de los mil caracteres.

Hoy el tema va de profesión desasistida. Habría que ponerse en el trasero de algunos para descubrir el peso de la intención de los otros, pues no necesitamos de lengua propia para bandonear ironías, ni unhas pintadas paras ocultar lO sucio que la uña transporta. Pues es sabido que transitando por el vernáculo seica se pode, seica se sabe e seica, mismo con la pierda de habilidades, todo puede ser de recibo.

Temo que el dolce far niente no sea privilegio exclusivo de los sometidos a la gracia o desgracia de la orquidectomia. Muchas otras clases poseen trasero en pleno gozo de lo que la vida le reserva; y lo merecen por haber currado decenas de años en actividades generadoras de toda clase de pasiones: melancolía, impotencia para salir de un estado frustrante, serenidad para continuar remando, ira para provocar reacción al bajo interés y, quien sabe, todo lo que el animal erectus sabe, quiere y le permiten hacer.

Todo que se diga del crítico también se puede decir del criticado, pues, ya decía Parmenides, “De la nada nada sale”. Todos pueden hacer su particular puzle, arrastrar ficha para el juego y dejar que viva la Pepa.


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